Agenda cultural
En esta oportunidad de  los 20 años de la partida de Hugo Wenceslao Amable, se agolparon recuerdos que, aunque personales,  pueden  interesar a quien esto lee, pero sí estoy segura que mis ex compañeros de Taller Literario me acompañarán en el recuerdo. En marzo de 1995 y hasta 1999 inclusive, el Prof. Hugo Amable coordinó un Taller Literario por el que pasamos varios aspirantes a la escritura, como  Ada Sartori, Edith Carlsson, Evelyn Vega, Chesy Hobus (de Aristóbulo del Valle)  Walter Tressols y yo, Quitita Moreira. También  Patricia Farrancha (de San Javier),  Florencia Tanzariello, Fabricio Morchio, y   don Adolfo Bosch a pesar de su brevísimo paso por el Taller.  Otros aspirantes, como el africano de Nueva Guinea Beltrán Equá Pasialo, que hacía una pasantía de dos años en la Facultad de Artes  y que luego de publicar dos libros, partió para su país de origen. Otras breves incursiones fueron las de Marirró Amengual y Paula Bertoldi, que participaron en nuestro II libro de Taller.
La experiencia del Taller Literario  dejó marcas en todos nosotros, una amistad férrea, una sensación de estar en el lugar indicado, un deseo de no fallarle a nuestro amable coordinador que ponía empeño y sabiduría en una labor que  era nueva para él. Lo impulsó desde su experiencia, la escritora Olga Zamboni que hacía dos años había creado su “Cocina de Taller” con un grupo de amantes de las letras y aspirantes a algo más… a escribir.  Ese éxito de Olga alentó a Amable y nos dio una oportunidad a nosotros, inexpertos pero entusiastas, con miedos pero con aliento. Fue una época de proliferación de Talleres Literarios principalmente en Buenos Aires, donde escritores famosos abrían  especie de ateneos,  que se transformaban en talleres literarios  donde poder expresarse literariamente, con un maestro que lo escuche  mejor que en cualquier  terapia de grupo. Amable nos recordaba siempre que nadie enseña a escribir, sino que el taller es un espacio donde uno aprende a organizar un texto digno,  a trabajar de manera teórico-práctica, donde se hacen trabajos con consignas dadas que estimulan a la rezón y a la imaginación. 90 % de transpiración 10% de inspiración, esa era la medida. Para adquirir “oficio” era necesaria la lectura, el análisis de los textos y escribir todos los días. Publicamos dos libros que se titularon como nuestro Taller: Todos Los Jueves I.  y  II. Tuvimos un logo hermoso muy logrado por la diseñadora gráfica  Karina Haas.  Nuestros recuerdos de una etapa feliz  nos acompañan  hasta ahora. Evelyn Vega en una charla risueña, le había prometido a Amable una rosa blanca… cuando él se fuera. Nada menos deseado ,  pero se fue y Evelyn escribió: Al amigo. Le llevé una rosa blanca / lo encontré muy pálido y frío / fascinada contemplé su rostro / plácidamente dormido. / Donde quiera que se encuentre / donde haya ido a refugiar su vuelo / con la pluma de todos los ángeles / escribirá su poema más bello…. (sigue).

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Categorías: Columnas de Opinión
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