El hoy Colegio “Amadeo Bonpland”, ayer “Colegio Nacional de Oberá” y al que el recordado rector, Dr. Pedro Eugenio Vidal, le impuso –solicitud aprobada por el Ministerio de Educación, mediante- “Colegio Nacional “Amadeo Bonpland” y que ha debido dejar por el camino lo de “nacional” como consecuencia de su incorporación a la educación provincial, algo que sus “pioneros”, entre los que nos contamos (tocando madera), todavía nos cuesta digerirlo, tal vez empapados por esas alcurnias enquistadas basadas en el orgullo nación que nos colocaba en aquellos jóvenes años, como piezas activas de la educación del país, pero,  para nuestro regodeo, no alcanzaron “resoluciones, decretos ni leyes” que hagan olvidar ese nostálgico recuerdo que ha seguido pegado hasta el presente y que hace que algunos alumnos del colegio de hoy, informalmente, se refieran a él como “el nació”.
   Pero más allá de la nostalgia y como un aporte a todos esos cientos de alumnos de hoy y ex alumnos del Colegio, que poco se han podido informar sobre su nacimiento y proyección, nos queremos referir, no específicamente a la obra educativa del instituto de la calle La Pampa y Sarmiento –que se ha dado el gusto de vivir actos de colación de grado con la presencia de ex alumnos egresados 25 y hasta 50 años atrás- sino a las circunstancias que vivía Oberá en la década del 40, teniendo en cuenta que el Colegio se fundó el 10 de mayo de 1948.
    Con esta idea comenzamos recordando que lograr su fundación fue un parto muy difícil dadas las carencias que en todo sentido le enrostraron al pueblo de entonces los estudios nacionales de factibilidad para su creación y, solamente la férrea voluntad de ese pueblo, representado por ese grupo de maestros de pensamiento católico-nacional, encabezados por el que fuera primer rector del Colegio, director de la escuela primaria N° 192 de Guaraní, don Víctor Aurelio Pardo, que conducía la comisión promotora y el decisivo  guiño cómplice del inspector organizador destacado por el Ministerio de Educación, don Ubaldo O. Ferrer,  lo hicieron posible.
   Cuando en 1948 abre sus puertas el Colegio Nacional el pueblo de Oberá al que se agregaba “y Colonia Yabebiry” según la “Guía General de Misiones” editada ese año, contaba con poco más de veinte mil habitantes (censo 1941)
   En lo que hace a cultura y educación (en ese tiempo todavía “instrucción pública”) del entonces Territorio Nacional de Misiones el anuario que utilizamos como referente indica en esos rubros que el fuerte lo constituía la educación primaria “La instrucción pública –refería el Anuario- .se ha desarrollado en forma asombrosa  en este Territorio. En 1883 funcionaban en Misiones 5 escuelas primarias con un total de 200 alumnos, actualmente (1948) el número de escuelas sobrepasa las 300”, calculamos la población escolar provincial de ese año, dato que allí no figura, en algo más de 30.000 alumnos.
   Cabe mencionar que en el orden de la educación secundaria -existente solamente en la capital del territorio (Posadas)- se contaba  con una  Escuela Normal, un Colegio Nacional y, además con una Escuela de Artes y Oficios y otra Regional Agrícola, a lo que se agregaba las instituciones educativas privadas que eran: Universidad Comercial Sarmiento, Academia Bartolomé Mitre, Universidad Popular, la Escuela Santa María y la escuela Roque González.
   Por entonces, “ Oberá, pueblo y colonias” desde el punto de vista de su ubicación territorial, pertenecía al departamento Candelaria y las reparticiones públicas con que contaba en 1948, eran: Policía, Comisión de Fomento, Juzgado de Paz, sucursal del Banco de la Nación, Impuesto a los Réditos, Dispensario Polivalente, Consorcios Camineros y 31 escuelas primarias (Oberá y colonias); coexistían dos periódicos, “Oberá” de don Irineo Moreira y El Vocero Regional de don Lloyd Wickström y figuran registrados algo más de cien establecimientos industriales, con las más variadas actividades, comerciales, profesionales.
   De lo dicho, se advierte que a veinte años de su fundación dado el número de habitantes con que ya contaba el joven pueblo, y por su gran crecimiento comercial, profesional e industrial, ya significa un problema la prosecución de estudios secundarios por parte de los alumnos que terminaban la escuela primaria ya que solamente podían cursarlos en la ciudad de Posadas, vale reconocer, por haberlo vivido, que entonces hacer el camino ¿ruta? a la ciudad capital resultaba penoso a lo que se sumaba que no eran tiempos familiares de desprendimientos escolares a larga distancia, de tal suerte que la creación del Colegio Nacional se hizo imprescindible.
   De eso da cuenta el hecho de que a la hora de la inscripción de alumnos para el primer año creado, no era de extrañar postulantes con quince y más años.
   Solucionado que fue ese problema aparece como saludable referirnos a la incidencia que tuvo la creación del Nacional en el medio es que su labor educativa debe ser considerada como un hito civilizador para la región.
    Fue así como a partir de 1948 se produce  una aceleración en el movimiento zonal que es de importancia y que se evidencia en un profundo trastoque en el ámbito familiar. El ingreso a las aulas secundarias de los alumnos elevó en muchos aspectos el nivel cultural agro-colonial de entonces .Con su lado positivo- que fue mayor que algún factor negativo que pudo acarrear- esta incursión juvenil al nivel medio educativo influyó y mucho en la estructura social de la región.
   Su proyección en el tiempo no solamente abarcó lo educativo, sino que el viejo Nacional se constituyó en un hito referencial al investigar los orígenes de la evolución de ciudad y región, por haber dotado a sus hombres y mujeres de posibilidades de éxito futuro y lo muy destacable está dado en el hecho de que aquella sociedad embrionaria todavía, pudo obtener, mediante ese aporte, el material humano habilitado para ir pergeñando el paso colonial a ciudadano, abriendo progreso..
   Volviendo a  la nostalgia, una de las expresiones más puras en el hombre, recordemos que el Colegio Nacional fue creado el 31 de marzo de 1948 por decreto 9098 del Poder Ejecutivo Nacional y habilitado oficialmente el 10 de mayo de ese año, lo que hace que en éste, su cumpleaños número setenta, la comunidad educativa que hoy puebla sus aulas y todos aquellos que también vivieron en distintas décadas en ellas, celebren alborozados y en íntima retrospección lo que significa o significó  haberlo vivido.
  El primer Rector fue Víctor Aurelio Pardo, secretario José Raúl Maidana y jefe de preceptores Miguel Orlando Moreira, preceptores Dora Amarilla, Esther Ponce, Haydée Benítez y Aldo Rubén Gil Navarro. Los primeros profesores fueron: Clara M. de Debat, Felia E. M. de Torres, Amelia M. de Maidana, Irene Marín, Regina Mroginski, Celina Arrechea, Solange Barros, Ada N. Philippón, Juana P. Konopka, Inés Toledo y Noemí R. de Oliveira, Rvdo P. Carlos Pahl, Faustino Bertoldi, Héctor A Moreira, Agustín C. Restelli, Constantino Vassiliades y Florencio F. Aldao. El primer ordenanza fue Angel Quilino Enríquez.
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Categorías: Columnas de Opinión
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