Agenda cultural
Una travesía literaria en cinco cuentos donde lo misionero surge a cada paso de la lectura… en lo especial de su paisaje, en la variedad exóticos  animales que por supuesto hablan, cuidan de sus familias, de sus  espacios porque son sus hogares, de la flora a la que  sienten sagrada. Los relatos se basan en nuestras costumbres, en diálogos con modismos típicamente misioneros, que el autor maneja con gran fluidez y que a menudo nos hacen sonreír porque también    forman  parte de nuestro  decir cotidiano,. Las metáforas que son un instrumento maravilloso en manos de los escritores, especialmente cuando describen las bellezas de Misiones. Es que el autor, nacido  en Gobernador Roca, reside  nada menos que en Puerto Iguazú, el lugar de una de las  maravillas del mundo, y quien puede mirar sin admirar las bellezas que le rodean y sentir las emociones que surgen como el agua que cae, abundantes y torrentosas de esa maravilla. De todo esto habla nuestro autor de hoy Orlando Javier Chamorro a quien admiramos a través del libro que nos presentó  “El Clan Del Fuego” ,que lleva el nombre de uno de sus cuentos.. Todos ellos relatan situaciones donde hay humildes personajes con gran calor humano, donde si bien –en algún caso-  rozan el delito (los acopiadores), o las tragedias, como en El Clan Del Fuego con un incendio inusual en un lugar como Cataratas, La aventura la  sufren justamente los animalitos que todos conocemos cuando  vamos al Norte,, los coatíes. Atacados por el fuego,  y también por los demás animales a quienes acecha una muerte violenta, desde los grandes gatos a la temible arpía, que ataca sin lástima. . Los relatos tienen muchas situaciones y las tramas se van acumulando una tras otra, lo que hace que sea un buen libro para distraernos con tiempo. En todos  aparece el factor humano con sus problemas y la búsqueda de tomarse un tiempo y un lugar, (el menos pensado: esperando el autobús, que no tomarán), para así dar lugar a la costumbre tan necesaria de la reunión, en este caso de ancianos, que soy amigos de tiempo atrás. Cada cuento está dedicado a alguien y comienza con un acápite. Otro de los relatos se refiere a El Rabdomante, o sea  “el buscador de agua”. Me interesó en especial porque mi papá, tenía el don de encontrar agua, siempre  que tuviera una rama en forma de  Y griega de un árbol especial. En este cuento el rabdomante tiene una rama de durazno que lleva a todos lados, porque es su oficio, buscar y encontrar agua. El autor habla de él a través de una tal Mercedes y entre otras cosas cuenta que este señor causaba miedo, justamente porque era algo misterioso su don. “…Caminaba como un sonámbulo, con los brazos extendidos hacia adelante y sujetando una rama de durazno; en cierto punto esta se inclinaba hacia abajo, marcando el lugar exacto donde habría de cavar. Nunca se equivocaba”.

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Categorías: Columnas de Opinión
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