¿Impuesto a la riqueza o compensación?
Las bases de muchas fortunas tienen algún tipo de origen no muy claro, ni santo, ni del todo legal, todo esto, sin entrar a tallar en las cuestiones éticas. De las crisis económicas, corridas cambiarias, bicicleta financiera, blanqueo, fuga de capitales, evasión fiscal, estafas, contrabando, entre otras maniobras, se conforman y se construyeron muchas de las grandes fortunas, a las que hoy algunos defienden que fueron producto del esfuerzo, sacrificio y del trabajo, sí, pero de otros, en muchos casos.
Al poder económico no le preocupa hacer un desembolso de emergencia con tal de no perder el poder, están dispuestos a realizar una contribución, que saben que rápidamente lo podrán recuperar e incluso lo pueden descargar como un costo que alguien lo pagará a la corta o a la larga, claro está que será el trabajador, los trabajadores y de menores recursos que facilitaron y contribuyeron a la acumulación de riquezas en pocas manos.
La concentración de la riqueza en pocas personas es uno de los indicadores más exponenciales del crecimiento de la pobreza, se trata del reparto de la torta. Quienes se comen las porciones más grandes, quienes las más pequeñas y quienes solo miran la torta. Alguien tiene que repartir la torta, y son los gobernantes, es el Estado. Algo así es el aporte solidario y de emergencia para las grandes fortunas, llamada con determinada intencionalidad: Impuesto a las riquezas, que es para respaldar la retórica y prédica de que la Argentina va camino al comunismo, tal cual los intelectuales de la derecha, exclamaron que regular el porcentaje de palo y de polvo en la yerba mate era una intervención más del Estado.
En una agenda fijada por los grupos mediáticos, la oposición cumple el papel y el rol protagónico que cada sector y dirigente le asigna, de manera tal de que nadie se salga del libreto diario de la serie diseñada a ser desarrollada en diferentes capítulos incorporando actores, según las necesidades.
El proyecto de ley de Aporte Solidario y Extraordinario para grandes fortunas, luego de ser aprobado en Diputados, comenzará a ser debatido en la Comisión de Presupuesto del Senado el próximo martes y se prevé un tratamiento rápido, puesto que el oficialismo nacional cuenta con una holgada mayoría que le permitirá emitir el dictamen favorable de la comisión y aprobar la ley con mayor celeridad que la que le imprimió Diputados, donde el oficialismo necesitó sumar aliados, como el caso de los diputados misioneros del Frente Renovador de la Concordia Social.
El proyecto de ley establece un aporte extraordinario para aquellos patrimonios que sean superiores a los 200 millones de pesos. El también llamado “impuesto a la riqueza” busca recaudar alrededor de 300 mil millones de pesos para ser destinados a la atención de problemas sociales y sanitarios vinculados con la pandemia de Covid-19, que se espera llegue también a las provincias y sean estas las que establezcan los criterios de distribución.
La idea es convencer a un sector de la clase trabajadora de que es algo que le están “sacando”, cuando en realidad es un tributo extraordinario a las personas y empresas que se hicieron inmensamente millonarias trabajando, como el asalariado que compró su casa o su auto con mucho esfuerzo, cuando en realidad muchos hicieron el dinero especulando u obteniendo ganancias exageradas a costa del sacrificio de millones de trabajadores. Cuando algunos sectores se convierten rápidamente en multimillonarios es lógico que existe algún tipo de desequilibrio en la economía, y existen sectores que se están llevando casi toda la torta. Es decir que se cobraron o en forma muy redituable registraron como ingresos durante muchos años, y hoy tienen que tributar en forma extraordinaria y de emergencia.