Como el tiempo electoral se nos viene encima, pareciera que las pasiones políticas olvidan la pasión por la democracia mientras los egos cobran mayor vigencia y los exabruptos pretenden vestirse de coloquio restaurador imprescindible para ganar “cinchadas” y hasta aspirantes de aprendices pretenden lucir la toga mediante ardides de todo porte, conclusiones que sacamos de nuestra reiterada costumbre de recorrer columnas y sentarnos frente a la pantalla mediática y aunque Misiones es, como lo venimos repitiendo, un verdadero paraíso socio-político, mérito de nuestro gobierno provincial, ante lo que apuntamos primeramente, bien vale prevenir que curar, por ello nada mejor que los renglones que siguen para que aquella histórica “avanzada de los suecos” muestren, en primer lugar lo que es tener que emigrar y tras la hora de la  verdad levantar bandera en asta y fabricar progreso enancado en dos premisas: Trabajo sin tajo y cooperación. ¡Vibrante y emotiva entrada del 13! que ya está con ustedes.
   “…en 1913 se consolida la avanzada de los suecos que, provenientes de Brasil, vía Bonpland, se establecen en el poblado que levantarán y al que llamarán Villa Svea, todo un intento autónomo de organización social, utilizando la  selva, la tierra roja y el material humano que componía el grupo para sacarle a la selva, a la tierra y a la fuerza de sus brazos, lo necesario como para subsistir e ir creando heredad, sin descuidar la atención social y cultural de su gente, recurriendo al gobierno territorial para la creación de una escuela argentina, que tanto necesitaban los niños, el destacamento policial para su seguridad y la estafeta de correos, vínculo que le permitía participar del mundo…” (“Un lugar llamado Yerbal Viejo” -Aldo R. Gil Navarro -Cap.16-Pág.223)
   Alguna vez la llamamos la epopeya colonizadora y esa denominación ganó el favor público. Siempre nos hemos preocupado, a través de estas páginas, con preferencia de la historia regional y en el marco de ella el admirable temple de que hicieron gala los colonos suecos, quienes, tras el fracaso de la aventura brasileña, cruzaron el río Uruguay en busca de buenas tierras que, por mentas, ubicaban en Misiones, días más, días menos, esos colonos radicados en la orilla brasileña, cruzarían el río de los pájaros y se internarían en la búsqueda del oro verde que, también por mentas, suponían, no sin razón, que encontrarían en Misiones, tal como lo anticipara el legendario agrimensor don Juan Queirel en su libro “Misiones”-1897: “Frente a San Javier, hay una colonia de suecos, que de un día para el otro pasarán a establecerse en suelo argentino”.
   Las profecías se cumplieron, se instalaron en Bonpland en 1903, lugar donde permanecieron unos diez años, y en los que, aprovechando la experiencia brasileña, sacando fuerzas de flaqueza fueron logrando afincarse y producir lo necesario para su subsistencia. Pronto empezaron a escuchar las bondades de Yerbal Viejo y esa fue la consigna: conocerlo y tras una inspección fue en 1913 que se produjo el contacto que sería definitivo con la nueva tierra.
    “En cada pueblo los ciudadanos quieren saber algo de su nacimiento, le voy a  dar los datos más exactos posibles de la ciudad de Oberá” nos dijo el pionero sueco Alrik Källsten, hijo de don Herman Källsten, un 4 de septiembre de 1982 en una entrevista periodística que le hiciéramos. Y bien, qué mejor que reproducir hoy, a cien años de la gesta colonizadora, la versión dada alguien que fue partícipe de la “entrada del 13” a la selva de Yerbal Viejo e hijo de uno de los princípiales actores y al hacerlo no hacemos más que enterarnos de lo mucho del accionar de uno de los integrantes de ese grupo de avanzada e imaginarnos lo que habrán sumado en conjunto todas esas voluntades dispuestas a enfrentar el desafío de la Selva de Yerbal Viejo.
   Más que bien merecido este centenario homenaje.
   “… Cuando mi padre contaba con doce años de edad, junto con sus padres y hermanos resolvieron abandonar su patria para formar parte de una caravana numerosa de inmigrantes suecos, jamás registrada en la historia de ese país. Fueron embarcados en un gigantesco buque alemán, el Campina el día 24 de mayo de 1891. Partieron de un puerto de Estocolmo con rumbo a un  país de Sudamérica, Brasil, en busca de mejores horizontes. Llegados al mismo se organizaron… hasta llegar al lugar elegido que era la colonia Guaraní en tierras de Brasil… durante nueve largos años se dedicaron a la agricultura, lamentablemente sin  obtener beneficios económicos razonables… Ante tantas dificultades y no habiendo un porvenir seguro resolvieron emigrar a la Argentina y así pasaron el Uruguay hasta San Javier, población en la cual trabajaron durante un corto tiempo. En 1903 se trasladaron a  la colonia Bonpland  donde adquirieron tierras y se dedicaron nuevamente a la agricultura durante otro largo lapso de diez años en una sacrificada lucha. A pesar de ello no lograron alcanzar una posición económica que justificara su permanencia, debido a las tierras áridas y empobrecidas del lugar.
   En 1908, mi padre (Herman Källsten) ante una alentadora noticia que le trajera Augusto Dos Santos, informando de la riqueza y fertilidad de las tierras de Yerbal Viejo, coincidió con dos vecinos colonos, los hermanos Guillermo y Carlos Pettersson, en el sentido de viajar por la antigua Picada Finlandesa hasta las selvas de Yerbal Viejo. Viajaron y allí, previa exploración, pudieron constatar que era una zona prometedora por las tierras ricas y fértiles. Cinco años después, el 12 de febrero de 1913, papá en compañía de varios compatriotas y hermanos penetraron decididamente en el lugar anteriormente elegido. De inmediato cada uno formó su campamento en las chacras marcadas y se dedicó de lleno al desmonte y preparación de las tierras.
    La empresa fue terriblemente difícil, en muchas ocasiones hubieron de sobreponerse a inimaginables penurias, permanentemente acosados por insectos malignos propios de la selva. Mi padre fue un verdadero precursor de la Colonia”
   Aquí comienza la evaluación de realizaciones de su padre que Alrik enumera minuciosamente, permitiéndonos advertir la fuerza, el empuje y la garra de que debían disponer los hombres que se aventuraban a desbrozar la selva misionera de aquel entonces.
   “En el año 1914 conjuntamente con nueve compatriotas actuó de rumbero en la apertura de una picada de 31 Km. Entre las localidades de Yerbal Viejo y Mecking (hoy L. N. Alem) la misma más tarde fue bautizada con el nombre de picada Sueca.
   En el año 1915 efectuó el primer desmonte de 5 Has., preparó la tierra y realizó la primera plantación de yerba mate.
   Concretó numerosas realizaciones con su espíritu batallador, dando a la colonia muchas ventajas en distintas concreciones. Entre ellas puedo citar: la construcción del primer molino rotatorio de yerba mate, que realizó juntamente con su hermano Hilmer/ Cedió gratuitamente una pequeña casa de su propiedad para la fundación del primer destacamento policial/ En 1916 se creó en su casa de Villa Svea la primera estafeta de correos/
   Fue  principal colaborador material en la construcción del edificio de la Sociedad Svea, en Villa Svea/ En 1918 instaló, en sociedad con su hermano Allan el primer negocio de artículos comestibles de la Colonia/ Hacia 1924 actuó nuevamente como baqueano rumbero con los 17 voluntarios colonos que iniciaron la apertura de al Picada San Martín/ En 1926 construyó e instaló el primer aserradero accionado con caldera a vapor.      Quienes conocieron a  mi padre aseguraron que se trataba de una persona culta y dinámica, dotado de iniciativas prácticas sumamente necesarias en esa época y lugar.
   Asimismo se destacaba por su gran espíritu de trabajo, conocido por su paternal bondad para con su familia, fue un hombre dispuesto, buen vecino para asesorar y ayudar a los demás necesitados, digno padre de siete hijos.
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Categorías: Columnas de Opinión
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