Agenda cultural
Desde humildes y entrañables personajes, Theodosio Andrés Barrios reconstruye una época negra y dolorosa de Misiones en sus Cuentos De La Picada, pero también nos introduce en un mundo casi mágico de creencias y costumbres, que constituye un verdadero estudio sociológico y cultural de nuestra historia más profunda. A través de «Sucesos» que ocurren en cada capítulo, nos lleva al Pueblo donde viven los ahora habitantes con oficio, antes mensúes del Alto Paraná todos «…fugitivos de los obrajes… evadidos y sobrevivientes del infierno verde cuyos demonios humanos no vacilaban en azotar y matar». Entre ellos, Don Carumbé, o Don Caru, panadero del pueblo venido curandero ; doña Piririta, curandera, especialista en conjuros extraños; don Yaborai, o Don Yabo, ocurrente y genial ; don Inambu, o Don Ina, carismático, con oficio de sanador, un casi místico porque podía hacerse «invisible en fracciones de segundos». A estos personajes se agregan otros que van apareciendo mientras transcurre el velatorio de la curandera doña Piririta, en los recuerdos que desgrana Don Inambú (en realidad Macario Ortiz), nacido correntino, huérfano de niño, gran conocedor de hechos trágicos, elegido «Asistente» del macabro patrón que lo escogió por su juventud y su fuerza de trabajo. «En el Alto Paraná hay futuro…» se decía y este patrón, hombre de buena apariencia, ofrecía trabajo, buena paga y comida. Era el temido don Allica. Las tareas del «Asistente» fueron muy variadas, casi inocentes al principio , pero la cercanía con semejante patrón, lo transformó en «informante», especie de espía del obraje, que se hacía pasar por mensú para lograr información de quienes se atrevían a pretender » la paga» para irse de ese infierno. «Pagar» a los obreros significaba no salir con vida de la administración, por lo que entendió, además, el significado de otros de sus trabajos: cavador de fosas en el monte, contratos para cazar «fugitivos», etc.
Los «Cuentos de la Picada» se van sucediendo y forman una casi una novela donde se cuentan las tragedias humanas, los cruentos amotinamientos de los mensualeros, la existencia de malvados capangas, espalderos sin piedad del patrón que terminaban en cualquier momento con los osados que querían cobrar. También el patrón tenía una puerta trampa para estos osados, que se abría por medio de un engranaje y el mensú se desplomaba sobre palos de punta en lo profundo de un pozo. Era la explotación seguida de muerte. Theo Barrios, realiza un trabajo de campo minucioso , que le llevó años y vuelca sus experiencias en admirables descripciones, emocionantes, porque el autor se mimetiza con sus personajes a los que ama y respeta en su redención .Increíbles historias y evocaciones de rituales sanadores, creencias en la Semana Santa, preparación del año nuevo, las kermeses y torneos con los juegos sencillos y criollos, la noche de San Juan. Cada uno de sus personajes son una historia de por sí y el respeto por su lenguaje y su decir son algo que siempre distinguirá a Theo Barrios. Un libro que se debe leer.
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