Mientras Orlando Luis Benítez (25) se debate entre la vida y la muerte internado en terapia intensiva del Hospital Samic de esta localidad, su madre denunció que el muchacho fue víctima de apremios y abandono de persona por parte del personal y de las autoridades de la Unidad Penal I de Loreto, donde cumplía una condena de ocho años de prisión.
Marcelina Álvarez (59) aseguró que la propia familia tuvo que bañarlo y cambiar su ropa, tras una semana de abandono absoluto en una celda de aislamiento, donde lo encontraron desnudo, desnutrido y desvanecido sobre sus propias heces.
Ante tan horrendo cuadro, su madre se entrevistó con el juez Francisco Aguirre, integrante del Tribunal Penal I, quien solicitó el traslado del interno desde Loreto hasta la sede judicial, tras lo cual ordenó su alojamiento en la Unidad Penal II de Oberá.
Al otro día, el interno entró en shock y fue derivado al hospital Samic, donde desde hace seis días permanece internado en terapia intensiva con pronóstico reservado.
“Los médicos nos dicen que Orlando tiene riesgo de muerte porque llegó muy deteriorado. Bajó mucho de peso, está con neumonía y no reacciona. Es inhumano lo que le hicieron en Loreto. Ni un perro de la calle vive de la manera en que le encontramos en Loreto, tirado en un colchón desnudo y puro hueso”, comentó Álvarez con lágrimas en los ojos.
Ayer, en diálogo con El Territorio, la señora aseguró que las autoridades del penal ni siquiera le notificaron sobre el delicado estado de salud de su hijo. “Si yo no le hubiera ido a visitar, pasaban unos días y seguro me avisaban que murió”, opinó angustiada.
En tanto, mencionó que un penitenciario dejó entrever que el muchacho estaría afectado por el uso de drogas, ante lo cual se preguntó: “A los familiares nos dejan en ropa interior para revisarnos, entonces ¿quién mete la droga en la cárcel?”.

Total abandono
Benítez reside en la localidad de San Martín, desde donde cada dos semanas viajaba a Loreto para ver a su hijo, quien en noviembre pasado tenía previsto acceder a salidas transitorias por el tiempo cumplido de condena.
De todas formas, algo pasó en las últimas semanas y el beneficio se fue dilatando. Según la madre de Benítez, en octubre el muchacho estaba entusiasmado ante la posibilidad de visitarla, lo vio bien de salud y contento.
“No sé lo que habrá pasado para que le castiguen de esa forma. La mamá de otro preso me contó que el hijo comentó que a Orlando le pegaron mucho en la cárcel. Algo hay, porque le tenía en la celda de castigo, alejado del resto y no me avisaron nada”, subrayó.
A su lado, su hija Antonia Benítez indicó que, al verlo en el Tribunal Penal, observó que el muchacho “tenía unas marcas en la espalda”. Si bien le consultó al respecto, en ese momento su hermano sólo divagaba palabras sin sentido.
“Así como le tenían en la cárcel es un crimen. Nosotros con mi mamá le tuvimos que bañar y cambiarle. Su colchón y la celda estaban llenos de orín y materia fecal de días, una cosa que a cualquiera le deja mal”, aseguró la hermana.
En tanto, la señora Álvarez ponderó la intervención del juez Aguirre, quien al enterarse del estado del muchacho ordenó su inmediato traslado a Oberá, donde corroboró los dichos de la madre.
Tampoco el magistrado habría sido informado en tiempo y forma del deterioro que presenta el recluso condenado a ocho años por un hecho de abuso sexual en San Martín.
Su madre contó que el sujeto es padre de una criatura y al momento de su detención estaba en pareja. “Ahora rogamos a Dios que se recupere y cuente quién le hizo esto. Le arruinaron la vida, le estaban dejando morir y queremos que se haga Justicia”, remarcó la progenitora.

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Categorías: Noticias Policiales
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