Como lo anticipábamos el viernes pasado, la llegada del solsticio de verano (21 ó 22 de diciembre), cuando los rayos solares inciden más verticalmente en nuestro hemisferio, y por consiguiente, se maximiza el índice de radiación solar, suelen determinar en el clima un período de escasez de precipitaciones (no podemos calificarlo de “sequía”, pues habrá lluvias, aunque escasas con eventos muy espaciados en el tiempo, y con el próximo significativo para fines de noviembre).
Este período abarca entre 20 y 30 días antes del solsticio y finaliza luego de éste con un cambio de tiempo a condiciones más lluviosas. Algún observador distraído podrá agitar nuevamente los fantasmas de “La Niña”, pero que no nos confunda, el océano Pacífico se encuentra actualmente en una fase neutral del fenómeno El Niño – Oscilación del Sur (ENOS) y el océano Atlántico continúa en una fase cálida que nos asegura abundante provisión de humedad atmosférica (aunque nos llegue muy alta y de poca incidencia, como lo demuestran los “halos” que la refracción de la luz forma alrededor del sol y de la luna).
Por otro lado, las intensas lluvias de fines del invierno y comienzos de la primavera, nos han dejado napas húmedas muy cerca de la superficie, lo que nos permitirá transitar estos días de lluvias más espaciadas sin problemas.

El solsticio como transición
Este “clima del solsticio” se sitúa como transición entre las torrenciales lluvias de primavera y dará origen a las típicas tormentas de verano, severas y muy localizadas, que serán la norma a partir de fines de diciembre.
Coincidiendo con la pobre oferta de lluvias, tendremos en este período temperaturas superiores a las habituales.
Incluso es probable que transitemos por un par de olas de calor intenso, que no se extenderían más de cinco a siete días cada una.
Recordar que para configurar una ola de calor es decididamente más necesario tener altas temperaturas mínimas (24º, 25º ó más), antes que elevadas temperaturas máximas. Estas temperaturas inhiben el descanso nocturno y la recuperación del organismo (tanto del ser humano como el de las plantas) que pasa a comportarse como un radiador ocluido.
No obstante, cinco a siete días es muy poco tiempo como para esperar consecuencias desfavorables. Otro aspecto no menor a tener en cuenta, es la posibilidad de incendios forestales y rurales, que irá en aumento a medida que el déficit de precipitaciones se acentúe.

Semana soleada sin lluvias
El comportamiento caluroso y seco del clima no será de inmediato, sino que durante toda la presente semana observaremos un comportamiento oscilante en la circulación del viento, con predominio del Sur y SE, que disminuirá la presencia de humedad en la atmósfera, haciendo más difícil el proceso de precipitación.
Este primer pulso seco en el clima, no debería extenderse más allá de la última semana de noviembre, momento en que las altas temperaturas, acompañadas por el ingreso de humedad tropical desde el Norte, debería traducirse en un retorno de las precipitaciones que, inicialmente, afectarían a toda la provincia con cantidades moderadas (20 a 40 mm), para luego, al comenzar diciembre, concentrarse en la mitad Norte de la provincia, donde serían abundantes, dividiendo el clima provincial en dos con el Norte lluvioso y Sur más seco.

Temperaturas primaverales
A partir de hoy lunes, la circulación del viento cambiará al sector Sur, y se mantendrá alternando con el SE y ocasionalmente con el Este, durante toda la semana.
Esto hará que las temperaturas se mantengan en un nivel primaveral con mañanas algo frescas y tardes cálidas a levemente calurosas, sin superar 32º de máxima.
La alta presión nos dominará desde el mar argentino manteniendo buen tiempo toda la semana, alternando días de sol con días nubosos al inicio de la presente semana y luego sol a pleno a partir del miércoles y hasta el sábado.
Recién el próximo fin de semana y ante el regreso de vientos del NE volverá el calor y la humedad con temperaturas de 35 a 37º de máxima, con nubosidad en aumento a partir del sábado a la tarde y desmejorando desde el domingo.

Por Alfredo Yaquinandi

Fuente:

Territoriodigital

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