El grupo Narcóticos Anónimos (NA) de Oberá cumplió un año de actividad con el apoyo de la Pastoral de Adicciones de Cáritas y profesionales de Salud Pública que brindan asistencia médica y psiquiátrica.
El grupo se reúne todos los lunes y jueves, desde las 20, en la sede de Cáritas ubicada en avenida Libertad 75 de esta localidad. 
Subrayaron que las actividades son confidenciales y gratuitas, modalidad que caracteriza a este tipo de organización y favorece la participación de quienes buscan ayuda.
En tanto, desde diversos sectores de la comunidad vienen reclamando la concreción de un centro para la rehabilitación de adictos, un proyecto varias veces anunciado y aún sin avances visibles (ver Necesario…).
Por ello, a nivel local NA es el único espacio concreto para abordar la problemática de las adicciones a través de un ámbito público y sin condicionamientos económicos.
Para participar, alcanza sólo con el reconocer el problema, destacan.
“Somos adictos en recuperación que compartimos los mismos padecimientos y, al sufrir lo mismo, sabemos perfectamente lo que siente la otra persona”, comentó uno de los impulsores del grupo.
Al tiempo que añadió: “Es muy difícil salir de la adicción, pero se trata de un programa en el que día a día nos proponemos no consumir, es un grupo de autoayuda”. 

Contención
Mediante la firma de un convenio, profesionales del Hospital Samic asisten de manera semanal a los integrantes de NA, un respaldo imprescindible en la recuperación. 
Al respecto, mencionaron que “era necesario tener un espacio exclusivo, fuera del hospital, para darles mayor privacidad y tranquilidad a los pacientes. La atención la necesita la persona que padece la enfermedad y también su entorno”.
Se trata de especialistas médicos, psicólogos y psiquiatras que se ocupan de la atención una vez a la semana.
Mientras, en el ámbito local, el obispo de la diócesis de Oberá, Damián Bitar, se destaca como la voz más firme contra el avance de las drogas y el combate de las adicciones, cubriendo una demanda social que las autoridades gubernamentales no logran atender con eficiencia. 
“Oberá es parte del mundo, la droga está presente en nuestros barrios y muchos sacerdotes me dicen que la droga ya llegó a nuestras colonias”, alertó monseñor Bitar a mediados de año.

Necesario pero paralizado

Desde hace varios años, diferentes autoridades locales y provinciales vienen anunciando la creación de un centro para rehabilitación en lo que fuera el predio de la Escuela 173 de Paraje Fontana. El citado edificio fue desocupado en 2010, pero la expectativa se fue diluyendo y todo quedó en promesas.
En ese contexto, los adictos que aceptan realizar un tratamiento son derivados a instituciones de Posadas, lo que muchas veces dificulta la recuperación por el desarraigo que implica mudarse de ciudad. 
Asimismo, las entidades de la capital provincial están saturadas y no siempre hay cupos ni en el momento que requiere el enfermo. 
“Tenemos información de que hay hasta paco en Oberá. El tema nos debe llamar la atención a todos y ocuparnos, porque se dejó de hablar del tema y cuando no se habla no se sensibiliza a la sociedad”, había dicho el médico José Fabio, integrante de Cáritas, a este medio.

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