armasLa seguidilla de hechos delictivos que en los últimos meses golpeó chacras de la zona Centro, motorizó una exhaustiva investigación policial que arrojó datos y pruebas que podrían relacionar a un comisario mayor y al menos a dos subalternos con una banda criminal sospechada de perpetrar varios robos a colonos.
El allanamiento del taller de un armero en Villa Torneus fue el desenlace de una serie de pesquisas que resultaron exitosas para dar con varios acusados de integrar una red delictiva, algunos de los cuales ya fueron apresados.
Pero los alcances de la investigación no se agotan ahí, puesto que existirían elementos suficientes para conectar a los sospechosos con varios uniformados obereños, entre ellos un oficial superior que integra la cúpula de la Unidad Regional II.
En principio, se estableció que el citado armero, identificado como Antonio B. (63), mantenía una estrecha relación con el comisario mayor y dos de sus subalternos, uno de los cuales cumple funciones en la División Seguridad Vial y el segundo en la Comisaría de Campo Viera.
Según fuentes de la propia fuerza, estos tres policías llevaban armas al taller de Villa Torneus para repararlas o dejarlas en depósito, como declaró el armero ahora detenido y corroboraron sus familiares en diálogo con El Territorio.
Incluso, uno de los uniformados ofreció recientemente una escopeta que fue denunciada como robada en un hecho perpetrado en Campo Ramón, la misma que luego fue secuestrada en el allanamiento del taller. El dato fue confirmado por personal de la Brigada de Investigaciones de la URII.
La semana pasada, en tanto, el comisario general Manuel Mártires Céspedes, jefe de la Policía de Misiones, recibió un informe reservado respecto a la delicada situación del comisario en cuestión y sus subalternos.

Seguimiento y pruebas

Una alta fuente de la fuerza precisó que “las actuaciones preliminares administrativas ya están en manos del jefe de Policía. Hay elementos suficientes para iniciar sumario administrativo y la decisión sería inminente”.
Sin ahondar en demasiados detalles para no entorpecer la marcha de la investigación interna, reconocieron que el oficial superior involucrado “fue a presionar al personal que intervino en las pericias. En un caso amenazó con un traslado, pero las actuaciones ya fueron elevadas y la intención es avanzar hasta las últimas consecuencias”.
La investigación interna incluye testimonios, grabaciones y entrecruzamiento de llamadas. El ovillo de la presunta conexión de los uniformados con el mundo del hampa comenzó a desatarse a partir del seguimiento de un efectivo que cumple tareas en Seguridad Vial, quien está sospechado de vender chalecos de la Policía.
Las pesquisas se extendieron por varios meses y habrían ubicado al suboficial en medio de una transacción en una localidad del Alto Uruguay. Se presume que proveía de chalecos a una banda que perpetró varios hechos en la zona.
Fue así que se trazó un vínculo con el propietario del taller allanado, al punto que el policía de cinto blanco (como se conoce en la jerga al personal de Tránsito) vivió un tiempo en la casa del armero ahora detenido.
El mismo uniformado estaría relacionado con la organización de riñas de gallo, confiaron fuentes del caso.
En tanto, antes de integrar la cúpula de la URII, el comisario mayor implicado fue jefe de Seguridad Vial y mantenía una relación de estrecha confianza con el citado subalterno. También tenía una manifiesta amistad con el armero, como lo reconoció éste último al momento del allanamiento.
Las actuaciones preliminares elevadas al jefe de Policía incluyen todo lo expuesto. También trascendió que el día del allanamiento los policías implicados habrían retirado armas del lugar. Ahora deberán explicar la relación que mantenían con el armero, quien carecía de permiso para trabajar formalmente.
El allanamiento se realizó el 12 de julio pasado. En el lugar, la Policía secuestró catorce armas de fuego de distintos calibres y 124 cartuchos, elementos que fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción Uno que entiende en la causa.
Entre los elementos secuestrados en el taller de Antonio B. se hallaron casquillos percutidos de pistola 9 milímetros, el arma reglamentaria de la Policía. Dicho material está siendo analizado por personal de la División Criminalística para el cotejo con casquillos encontrados en diferentes escenas.
“El resultado de las pericias podría ser determinante el futuro de los policías implicados”, anticiparon.

“Los policías traían armas”
El viernes, este diario entrevistó a familiares de Antonio B., el armero detenido desde el 12 de julio. Las hijas y la esposa del hombre insistieron en su inocencia y especularon que “lo están haciendo cargo de causas con las que no tiene nada que ver”.
Reconocieron que lo venían alertando sobre las posibles consecuencias de almacenar armas sin permiso, al tiempo que aseguraron que “él se confiaba porque los mismos policías le traían armas y pedazos para arreglar y probar”.
“Yo le decía: papá tenga cuidado, pero él nunca pensó que iba a tener problemas. Los policías le traían las armas y eran compinches. Los vecinos siempre veían que venía la Policía”, comentó la hija mayor.
Sobre el día del allanamiento y la detención, mencionó que su papá se mostró tranquilo. “No pasa nada, voy y declaro, me dijo. Aparte, muchas de las cosas que llevaron es de los policías que le traían. Mi papá es analfabeto, vemos que lo están usando y que cada vez se le juntan más causas”, agregó.
Otra de las hijas afirmó que al momento del allanamiento el hombre “llamó por teléfono a sus compinches policías para que vengan a buscar las armas. En todo momento la Policía nos dijo que iba a declarar y volvía a la casa. Después hicieron un show y le exhibieron como si fuera el delincuente número uno”.
Al respecto, mencionaron que en principio su padre podría ser acusado de tenencia ilegal, pero luego lo habrían imputado por dos robos calificados. Ocurre que en su taller encontraron armas que fueron robadas en diferentes asaltos a colonos.
“Pero los policías le traían las armas y el que era jefe de la caminera (por Seguridad Vial) era uno que venía acá. Otro de la caminera que traía armas, un día peleó con la mujer y mi papá le dio un lugar para que viva acá. Así de amigos eran y ahora le quieren responsabilizar de todo”, subrayó.
Y agregó: “Si la propia Policía le está trayendo armas, uno piensa que está todo bien. Hace un mes que está preso y, para colmo, uno de los policías le dijo que diga que arreglaba armas nomas, que no dé nombres de nadie”.

Antecedente grave

En octubre del año pasado, El Territorio publicó una denuncia por presuntas irregularidades cometidas por el entonces jefe de la División Seguridad Vial de esta localidad.
Personal subalterno de la citada dependencia aportó documentación al respecto, como ser actas de infracción de varios meses que no fueron remitidas a la Dirección de Tránsito Municipal ni elevadas al Tribunal de Faltas, único órgano de juzgamiento.
Publicado el informe periodístico, la Jefatura de la Policía de Misiones ordenó la instrucción de un sumario administrativo interno para deslindar las responsabilidades del caso.
Transcurridos varios meses no transcendió el resultado de la investigación interna y el oficial cuestionado fue ascendido a un lugar de privilegio en la cúpula de la URII. Se trata del mismo uniformado que ahora está siendo investigado por el tema de las armas secuestradas.
“El jefe dio la orden de anular las actas labradas por el personal, siendo que el único que puede determinar es el juez del Tribunal de Faltas, que es la única autoridad de juzgamiento. El propio jefe arregla con los infractores”, denunció un subalterno en aquel entonces.
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Categorías: Noticias Policiales
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