En Oberá nunca le entregaron el supuesto cadáver ni el certificado de defunción. “Mi mamá fue cómplice de los que me sacaron mi bebé y se llevó el secreto a la tumba”
María Esther García (53) siempre dudó de que su hijo haya muerto a las pocas horas de nacer, en el Hospital Samic de esta localidad, pero recién ahora -30 años después- avizora un argumento que avale su teoría.
Tampoco nunca le entregaron el supuesto cadáver ni el certificado de defunción de César Roberto García, tal el nombre que figura en el acta de nacimiento suscripta el 9 de octubre de 1985 por la entonces responsable de la delegación local del Registro Provincial de las Personas.
“A mí me mintieron. Siempre pensé que mi hijo está vivo y lo voy a encontrar. En febrero o marzo voy a viajar a Misiones para buscarlo. Pienso ir hasta la casa de la obstetra que estuvo en el parto, porque hace poco hablé con ella por teléfono y me dijo que mi hijo quedó en el hospital, que ella ya se jubiló y que no la meta en líos, y me cortó. Por eso, para mí que ella sabe la verdad”, opinó García.
En diálogo telefónico con El Territorio, comentó que hace 28 años se mudó a Buenos Aires, donde se casó y formó una familia, pero nunca dejó de pensar en César y la posibilidad de que esté con vida. Actualmente la mujer reside en el barrio de Belgrano, en Capital Federal.
Del otro lado de la línea su voz suena firme, aunque por momentos se quiebra al detallar los pormenores de su historia. “Lo que me dijo la obstetra me confirma que mi hijo no murió, me lo robaron en el hospital de Oberá y mi mamá fue cómplice, lamentablemente”, afirmó.
Contó que en 1985 tenía 25 años y una hija de 3, era madre soltera y vivía en una chacra en Florentino Ameghino, a unos 20 kilómetros del centro de Oberá.
“El 8 de octubre me llevaron al hospital de urgencia con dolores y allá me dijeron que tenían que sacarme el bebé porque si no me moría. Me durmieron y me hicieron una cesárea. Al otro día, al mediodía, se acercó una gorda grandota, no me olvido más su cara, y me dijo ‘firmá este libro porque tu bebé se murió’, pero nunca me entregaron el cuerpito ni el certificado de defunción”, recordó.
Nació vivo
En tanto, señaló que su madre reconoció que vio con vida a la criatura, que nació con 3,400 kilos. Tenía un lunar o una mancha en el lado izquierdo de la cara, tez blanca y ojos claros, describió.
“Yo era madre soltera y ya tenía una hija. Vivíamos en la chacra, éramos una familia muy humilde y capaz que por eso mi mamá dio la criatura. Siempre tuve esa duda”, afirmó García.
Al otro día de dar a luz fue dada de alta y regresó a la chacra. Como si hubiera sucedido ayer, detalló con claridad que al salir del hospital subió a un colectivo urbano que la trasladó hasta la terminal de ómnibus, trayecto que compartió con una pareja que llevaba un bebé recién nacido. Un largo camino entre miradas y silencio.
Recordó de ese día que era una mujer rubia la que cargaba al recién nacido.
“Era rubia y de pelo largo la mujer y el marido gordito, los dos de tez blanca. Me miraron todo el camino desde el hospital hasta la terminal de Oberá. Ella llevaba un bebé, pero no tenía pinta de haber parido”, especuló.
Y cuando llegó a su casa en Ameghino, un tío le preguntó directo: “¿Vendiste o regalaste tu bebé?”
“Ahí mi mamá le dijo algo en ucraniano que no entendí, y nunca más hablamos del tema. Para mí que mi mamá fue cómplice de los que me sacaron mi bebé, pero se llevó el secreto a la tumba. Ella murió hace tres años”.
En el acta de nacimiento de César Roberto García, certificada por la obstetra Raquel G., figura con el DNI 31.501.601. Al respeto, este medio cotejó dicho número en el padrón electoral y figura como inexistente.
Según la mujer, tiene intenciones de seguir con el caso hasta las últimas consecuencias y está convencida de que habría existido supresión de identidad, un delito que no prescribe. Asimismo, instó a quienes puedan aportarle datos que se contacten al Facebook a su nombre.
Hospital en la mira de la Justicia
En los últimos años, personal que se desempeña en el Hospital Samic de Oberá fue objeto de denuncias penales por presunta intermediación en la venta de bebés y supresión de identidad.
La causa más reciente implicó a una técnica radióloga involucrada en un informe periodístico, hecho que derivó en una denuncia penal en su contra, aunque luego se vio beneficiada por un amparo judicial.
Por ello, las autoridades de Salud Pública elevaron la causa a la Fiscalía de Estado y, tras varias instancias de apelaciones y la cobertura gremial que ostentaba, trascendió que recientemente la profesional fue despedida del cargo.
La radióloga había quedado expuesta mediante un cámara oculta en un informe de Canal América de Buenos Aires. Si bien los baches legales hacen difícil punir a quienes propician este tipo de actividades, al momento de la denuncia se estableció la existencia “de una instigación al delito de supresión de identidad” cuando la implicada le planteó a la madre adoptiva la posibilidad de inscribir al niño a nombre del falso padre.
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