Colapsaron los sistemas de desagüe. Carlos Fernández, intendente electo, reconoció que fue “uno de los desastres más grandes que hemos visto en los últimos tiempos”.
Las inclemencias del tiempo de la última semana pusieron en evidencia la urgente necesidad de realizar obras de infraestructura para prevenir el anegamiento de diversos barrios de esta localidad, como sucedió cuando las intensas precipitaciones desbordaron arroyos y colapsaron los sistemas de desagüe.
Los inconvenientes se suceden cada vez con mayor asiduidad, al punto que tras la crecida del martes, que afectó a unas 450 familias, las lluvias del viernes volvieron a anegar terrenos y casas.
Si bien el régimen de precipitaciones fue intenso, en algunos sectores el problema se potenció por deficiencias en las obras de canalización. Tal el caso del barrio Tuichá, donde los vecinos ubicados sobre el arroyo del mismo nombre fueron golpeados por dos frentes: de un lado la crecida del cauce y, del otro, el agua que escurrió desde la autovía.
En todos los barrios los vecinos afectados aseguraron que desde hace años vienen reclamando mejoras en la infraestructura para evitar anegamientos o minimizar el impacto.
En tanto, reconocieron que mucha gente desecha basura en los arroyos, lo que genera un efecto nefasto y dificulta el desagote. Por ejemplo, en los tubos de los puentes se hallaron desde lavarropas y heladeras hasta gomas de camión y chasis de autos, lo que habla de una necesaria concientización sobre el cuidado del medio ambiente.
El intendente electo, Carlos Fernández, recorrió las zonas afectadas y calificó la situación como “uno de los desastres más grandes que hemos visto en los últimos tiempos”.
“Creo que es sumamente importante empezar a trabajar en obras hídricas, pero al mismo tiempo necesitamos la colaboración de los vecinos que están sobre los arroyos, quienes deben repensar la ubicación de sus casas y aceptar la reubicación en sectores más altos. Así como están, muchas familias corren peligro y tenemos un panorama muy difícil”, agregó.
“Una muerte no alcanzó”
La catástrofe de esta semana trajo a la memoria la crecida del 1 de enero pasado, que se cobró la vida de Raúl Parra (47), un vecino que se lanzó al arroyo Mbotaby para salvar a un menor que era arrastrado por la corriente en Villa Kindgreen.
En ese sentido, Carlos Acuña, presidente de la comisión vecinal, lamentó “la falta de previsión del municipio, que en once meses no hizo una sola obra para canalizar el agua y volvemos sufrir con la crecida. Parece que una muerte no alcanzó. Nuestro barrio es una zona de desastre, con 80 familias afectadas, varias que perdieron todo”.
Por su parte, Raúl Zabala, secretario de Desarrollo Humano, reconoció que “se puede minimizar el impacto. Pero tampoco hay que ser necios, porque seguro cometimos errores y hay cosas que no se hicieron o no se habrá hecho lo suficiente”.
A raíz de la crecida, el puente de avenida José Ingenieros y Guayaba se vio afectado por el desmoronamiento de tierra y desprendimiento de los tubos metálicos que soportan la estructura. Por ello, actualmente está habilitada sólo media calzada.
En otra punta de la ciudad, en el denominado barrio Club de Cazadores, sobre la ruta nacional 14, los afectados mencionaron que el agua ascendió de manera muy rápida desde dos frentes, el desagote de la zona alta y la crecida del arroyo que cruza el lugar.
Drama en primera persona
“Nosotros quedamos encerrados por el agua que venía subiendo del arroyo y la enchorrada que bajada de la autovía. Por eso, cuando quisimos salir para el lado de la calle, nos encontramos que no había salida”, explicó Silvana Ramírez (32), madre de cinco chicos.
La vecina del barrio Tuichá recordó que después de la crecida del 1 de enero los vecinos reclamaron al municipio obras de canalización para evitar el desborde del arroyo, aunque pasaron los meses y no hubo soluciones.
Al respecto, Ramírez mencionó que “el puente de la calle Río Colorado no da abasto para desagotar el arroyo cuando viene crecido, por eso tendrían que ensanchar y colocar tubos más grandes. Aparte tienen que canalizar mejor el desagote de la autovía”.
La fuerza del agua fue tal que derribó la pared del fondo de la casa de la mujer.
Otro punto muy castigado fue la intersección de las calles Polonia y Tabay, en Villa Stemberg, donde los vecinos insistieron con falta de previsión de la comuna para evitar el anegamiento de decenas de casas.
El principal reclamo radica en la necesidad de mejorar la canalización del arroyo Mbotaby. “Hace años que venimos pidiendo que arreglen el puente porque cuando baja la enchorrada desborda, y el problema aumentó porque la Municipalidad hace cordones y empedrado en el centro, más arriba, y el agua desagota más rápido y viene todo para el bajo”, explicó Jorge Pereyra.
La fuerza del agua fue tal que derribó el muro del frente de su propiedad y subió 1,50 metros de alto dentro de la casa, generando enormes pérdidas materiales.
A un par de cuadras del lugar, sobre el puente de la calle Alemania, la corriente arrastró un Renault 19 conducido por un hombre de 63 años. Los Bomberos Voluntarios que trabajaban en el lugar asistieron al conductor, que resultó ileso.
El vehículo fue arrastrado dos cuadras por cauce del arroyo Mbotaby y atravesó el puente de avenida José Ingenieros y Guayaba.
Territoriodigital