En menos de 24 horas, el semblante de doña Otilia “Lita” Viera Amaral, de 89 años, cambió para mejor y su calidad de vida podría dar un giro absoluto si se concretan todas las promesas que recibió desde que su caso salió a la luz.
El martes, El Territorio publicó la historia de una de las habitantes más antiguas de Pueblo Salto, en Oberá, quien reside sola en una precaria vivienda de madera y afronta varios problemas de salud.
Al mismo tiempo, generó gran indignación confirmar que doña Lita percibe una jubilación, aunque por su avanzada edad y enfermedades cuenta con un apoderado que cobra el sueldo por ella y no le entrega un solo peso, tal como reconoció la anciana.
Tras la publicación del caso, fueron innumerables las personas que se contactaron con esta corresponsalía para conocer pormenores y colaborar con alimentos, ropa y abrigos. Las muestras de solidaridad llegaron desde varios puntos de Misiones y otras provincias, como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
Amas de casa, profesionales, estudiantes, jubilados y comerciantes, todos deseosos de aportar un granito de arena. Además, el propio gobernador Hugo Passalacqua se interiorizó del caso y ordenó la inmediata asistencia.
Enrique Parra, subsecretario de Protección Civil, se acercó hasta la vivienda de doña Lita con mercadería y abrigo, al tiempo que anticipó la construcción de una nueva vivienda.
También la Provincia se haría cargo de la atención integral de su salud, ya que padece artrosis, le duele la cadera y las extremidades. Oye poco y nada, por lo que necesitaría audífonos; sus lentes quedaron obsoletos y carece de dentadura.
Una segunda etapa, que depende de los organismos del Estado, requerirá el necesario cambio de apoderado, puesto que el actual no cumplió con su compromiso y se habría dedicado a estafar a la octogenaria.
“Nunca me dio plata, sólo me compraba unas mercaderías. Él tiene mi documento, no me da”, insistió en la víspera.
Doña Lita es dos veces viuda y no tuvo hijos, por lo que sus únicos familiares políticos son parientes de su último concubino, tal como sucede con su apoderado. Por ello, más allá de la asistencia del momento, para llegar a una solución óptima se deberá trabajar en varios frentes, reconocieron.
“Estoy muy agradecida por tanta ayuda. Voy a rezar por todos los que me ayudaron con tantas cosas lindas. Ahora le pido a Dios que me ayuden con mi casa y el techo, porque llueve mucho adentro”, rogó.
Territoriodigital – Foto: Luciano Ferreyra