Uno de los imputados confesó el hecho en perjuicio de una mujer de Oberá. Para este nuevo juicio se formó un Tribunal con camaristas subrogantes.
En el primer juicio, Yonathan Ezequiel Taborda (30) confesó que planearon el asalto con Rosalino De Melo (53) y Jacobo Saúl Bareiro (36). Contó cómo llegaron y por dónde entraron a la casa de M. L., aquella la noche del 6 de octubre del 2016.
También mencionó que la víctima, a pesar de sus limitaciones, los alumbró con una linterna y se defendió con un machete, lo que no hizo más de encender la furia de los delincuentes.
Al momento del hecho la mujer tenía 67 años, padeció una brutal golpiza y fue abusa sexualmente por los tres acusados.
En su alegato, la fiscal Estela Salguero mencionó que los depravados accedieron a la víctima de a uno.
Tras analizar las pruebas, escuchar a las partes y testigos, el 30 de agosto del 2018 el Tribunal Penal Uno de Oberá condenó al trio por ser “coautores penalmente responsables de los delitos de abuso sexual con acceso carnal y abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante para la víctima, ambos agravados por haber sido cometidos por dos o más personas y con arma, en concurso real, con el delito de robo doblemente calificado”.
De Melo y Bareiro fueron sentenciados a 22 años de cárcel; mientras que Taborda reconoció la autoría del hecho, aunque negó haber violado a la víctima, por lo que recibió una pena de 18 años.
Pero dos años después, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) anuló la sentencia y ordenó volver a juzgar a los imputados, quienes continúan tras las rejas a la espera del nuevo debate que comenzará hoy, desde las 8.30, en sede del Tribunal local.
Nuevo Tribunal
La anulación de la sentencia se basó en una falla en la redacción del acta de debate, más precisamente relacionada a la incorporación por lectura del testimonio de la víctima.
Ocurre que la mujer, que padece un grado de discapacidad en el habla, contó con la asistencia de una cuñada que hizo las veces de intérprete, tanto en sede policial como durante la instrucción, lo que oportunamente fue cuestionado por las defensas.
En el debate oral se trató de no revictimizar a la denunciante, por lo que se decidió incorporar su declaración por lectura, aspecto que no habría quedado correctamente asentado en el acta. Un tecnicismo que derivó en el reclamo de la defensa y la posterior anulación.
En consecuencia, tres años después del primer juicio, un nuevo Tribunal -conformado por camaristas en reemplazo de los jueces naturales- será el encargado de juzgar a Taborda, De Melo y Bareiro.
En principio se fijaron dos audiencias, por lo que para mañana están previstos los alegatos y la sentencia.
Primer juicio
El hecho que volverá a ser juzgado sucedió en la noche del 6 de octubre del 2016, cuando tres hombres ingresaron a la propiedad de la víctima, ubicada sobre la ex ruta nacional 14, en Oberá.
“Vi varias cosas raras”, declaró Taborda en el primer juicio. Ante la repregunta agregó: “En un momento entré a la pieza y vi que (Rosalino) De Melo tenía la bragueta abierta y que la señora estaba con la pollera levantada”.
Por su parte, De Melo y Bareiro se desligaron de los hechos, aseguraron que ni siquiera conocían a Tobarda e insistieron con su inocencia.
El testigo Fernando Trondle, vecino de la víctima, declaró que esa noche regresaba a su casa y vio a tres sujetos caminando en actitud sospechosa. Reconoció a De Melo como a uno de ellos, mientras que observó que otro llevaba un horno eléctrico.
Fue el propio Trondle quien llamó a la Policía, alrededor de las 23.30, lo que posibilitó que esa misma noche detuvieran a Taborda deambulando por la zona. También hallaron el horno eléctrico robado.
Las pruebas
Según se probó en el primer juicio, los delincuentes sabían que la víctima vivía sola, estaban al tanto de sus problemas de salud y creían que tenía una fuerte suma de dinero guardada en la casa.
Taborda declaró que esa misma tarde se reunieron en la casa de su cuñado Bareiro y planearon asaltar a la mujer porque pensaban que tenía 180 mil pesos en efectivo. Contó cómo llegaron y dónde dejaron las motos.
Mencionó que practicaba arte marciales, tenía las manos vendadas y usó dichas vendas para atar a la dueña de casa.
La víctima reconoció a dos de las personas, a De Melo y a Bareiro, quienes habían trabajado en el aserradero de su hermano. Incluso, en varias ocasiones los sujetos le cortaron leña y ella les convidó agua fría y hielo.
Dijo que los reconoció cuando se sentaron en la cama para atarla, y que el otro -por Taborda- tenía un cuchillo de cocina y agarró su librito del nuevo testamento que estaba sobre la mesa de su luz. Precisamente, al ser detenido Taborda tenía una remera con rastros de sangre, portaba un cuchillo de cocina y llevaba un nuevo testamento de bolsillo.
La víctima también mencionó que De Melo tiene un dedo cortado, lo que es cierto. Y a Taborda lo reconoció en rueda de detenidos.
“Esa noche fueron estas tres personas quienes ingresaron a la casa de la víctima y no tuvieron piedad alguna”, subrayó la fiscal Salguero.
Tortura y abuso
En su alegato, la titular del ministerio fiscal detalló que los delincuentes rompieron una ventana para ingresar a la casa, ya que sabían que la víctima padece problemas auditivos y no escuchó el ruido que hicieron. Fue así que la sorprendieron acostada y apenas alcanzó a tomar su linterna para ver quiénes eran, instancia en la que reconoció a De Melo y a Bareiro.
Los sujetos no tuvieron piedad. La redujeron a golpes y la amarraron en la cama, donde fue sometida sexualmente. También le tomaron fotos.
Le exigían dinero que no tenía y la torturaron, primero con agua helada y después con alcohol, relató la víctima.
Antes de escapar, los delincuentes tomaron una sidra que había en la heladera y derramaron la leche y el yogur que había.
La mujer quedó sola en la casa y logró zafar de sus ataduras, pero tuvo miedo de salir. Estaba en shock, bañada en sangre y dolorida.
Alrededor de las 23.30, el vecino observó a los sospechosos y llamó a la Policía.
Los uniformados arribaron al domicilio de la víctima y por la ventana observaron que estaba ensangrentada y temerosa, se identificaron y accedieron al interior de la casa.
Luego la trasladaron al hospital Samic, donde permaneció cinco días internada por lesiones en el cráneo, tórax, abdomen, muslos, entrepiernas, brazos, muñecas y manos. Además presentaba evidentes signos de abuso sexual.
Ataque al Tribunal y fiscal
Durante el primer juicio, el abogado Roberto Bondar, defensor de Bareiro, atacó al Tribunal y a la fiscal, como ya hizo en otros juicios, lo que derivó en una sanción.
“Para muchos la Constitución Nacional es un simple librito”, dijo apuntando al Tribunal. Además criticó la instrucción de la causa y abundó en agravios hacia la figura de la fiscal y los magistrados.
“Por el grado de enemistad que tengo con ustedes no dispongo del beneficio de la duda”, remarcó, tras lo cual agregó: “Ustedes justifican siempre lo injustificable (…) Espero que tengan cargo de conciencia”.
En tanto, la lectura de la sentencia incluyó una sanción disciplinaria a Bondar por “falta cometida contra la dignidad y decoro de los señores jueces integrantes de este Tribunal y de la señora fiscal de este Tribunal, como también de los señores jueces y fiscales de esta circunscripción judicial en la audiencia de debate de la presenta causa y en escritos presentadas en la misma, afectando la autoridad e investidura de los mismos y por el desempeño profesional moralmente reprochable mantenido en la audiencia de debate de mención”.