Todas las medidas drásticas, traumáticas y de ajustes que se apliquen en este primer año, el costo político lo seguirá pagando el gobierno saliente de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, que han fracasado en su gestión de gobierno tal cual lo han expresado en forma contundente el resultado de las urnas.
Javier Milei sabe que el costo de las medidas que tome durante sus primeros meses de gestión se lo imputará a la gestión anterior. Se  proponen dos caminos: el ajuste o la hiperinflación con un 95 por ciento de pobreza; y es sabido que la gente prefiere sufrir el ajuste que a una corrida inflacionaria con la esperanza y promesa que luego de sufrir vendrá lo mejor.
Es una réplica de lo que  sucedió durante el mandato del ex presidente Carlos Saúl Menem en 1989, en donde se decía que estábamos al borde del precipicio y que si no se tomaban medidas drásticas, denominadas cirugía mayor sin anestesia; caíamos al abismo. El presidente electo Javier Milei reiteró y sigue reiterando que el gobierno menemista y la gestión del ex ministro de economía Domingo Cavallo fueron el mejor gobierno de la historia Argentina, pero omite contar las consecuencias y de cómo terminó ese plan económico y, en particular, la gente golpeando ollas en la calle y pidiendo de que se vayan todos.
Ya están preparando el terreno comunicacional con los medios y periodistas que hacen de voceros presidenciales, adelantando que el ajuste será drástico y durará seis meses de sufrimiento y sacrificio pero que valdrá la pena. Es muy probable que llegados los seis meses se argumente que las medidas no fueron suficientes, y habrá que profundizar las mismas a consecuencia de los desajustes económicos del gobierno anterior, que aplicó medidas populistas y que el sacrificio es para salvar al pueblo argentino de la hiperinflación, y la gente creerá que es así, porque tiene la esperanza de que la situación económica y política cambien para bien. Esperemos que esto suceda y no sea una nueva mentira.
Es mentira que el ajuste lo va a pagar la casta política, que tiene una incidencia del 0,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) cuando el presidente electo asegura que el recorte del PBI será de 15 puntos. El ajuste lo va a pagar el sector de la clase media, los trabajadores y los jubilados y pensionados; para ello seguramente se tocarán los subsidios a los medicamentos de los jubilados, los subsidios al transporte, energía y gas. Además de lo ya anunciado de suspender todas las obras públicas, las existentes y a futuro, lo que ya está produciendo despidos en el sector de la construcción.  Otro de los anuncios es que se eliminarán las transferencias especiales a las provincias; ingresos que permitían equilibrar y compensar algunas desigualdades, como lo son por ejemplo, el pago del adicional conocido como incentivo docente, entre otros adicionales y financiamientos de programas especiales.
Hay mucha similitud entre el programa de convertibilidad de Menem y Cavallo con lo que propone  el presidente electo Milei, solamente se cambian los títulos. La dolarización es comparable con la convertibilidad, los argumentos de las privatizaciones de empresas públicas como YPF, Aerolíneas Argentinas y ahora también el Banco Nación; son las mismas. En el período menemista se sentenciaba de qué empresa que deba estar en manos de los privados se privatizará y que el estado es ineficiente y un estorbo. Se repiten las mismas consignas y es la misma película en un contexto inflacionario casi similar, y usando los mismos argumentos. Esperemos que la historia no termine tan trágicamente como en el 2001.

Incertidumbre provincial y local
Las definiciones y ratificaciones de recortes de fondos del presidente Javier Milei hacia las provincias y municipios es una voz de alarma que suena muy fuerte, y de la cual los gobernantes han comenzado a tomar nota y recaudos para no desbarrancar económicamente, y ver cómo  hacen  frente ante este panorama de ajuste que se propone desde el estado nacional y que afectará a las provincias y a los municipios.
Se sabe que las medidas económicas generarán despidos y más pobreza e indigencia, lo que llevará a que aumente la demanda de soluciones a los municipios y a las provincias por la cercanía de la gente que recurre en principio, con el pedido de auxilio a los intendentes, y estos al gobernador.
Si bien el régimen de coparticipación federal está establecido por ley, se anunció que las transferencias especiales de fondos se eliminarán. Además, se suspenderán las obras públicas de las cuales  se deberán hacer cargo los intendentes de culminarlas, o ver como la financian a través de un empresario, y si no hay interés empresario significa que la obra no era necesaria. En Oberá hay cuatro barrios de viviendas en construcción, que hoy quedan en la incertidumbre de que es lo que ocurrirán con las mismas.
El gobernador electo  Hugo Passalacqua nuevamente tendrá que gobernar con un presidente no afín, con la ventaja y experiencia, seguramente buscará la manera de arreglárselas sabiendo que la idea no es confrontar con el gobierno nacional, sino la de acompañar y ver como se puede pilotear las diferentes situaciones y acomodarse al futuro de un desconocido contexto, para obtener el mayor beneficio posible a favor de los misioneros. Teniendo en cuenta que el oficialismo misionero cuenta con dos senadores y cuatro diputados nacionales y la coalición del libertario con el macrismo necesitaran votos, tanto en diputados como en el senado para llevar adelante algunas de las reformas que se proponen, y que la mayoría del electorado las avaló con su voto en las elecciones presidenciales.
En el armado del gabinete  del gobierno provincial se comenta que se estaría analizando la posibilidad de achicar la cantidad de ministerios, como ser el Ministerio de Deportes para convertirlo en una secretaria, el de Cambio Climático llevarlo como secretaria a la órbita del Ministerio de Ecología, el de agricultura familiar a la órbita del Ministerio de Asuntos Agrarios y el de cultura al ámbito del ministerio de Educación. Entre otras dependencias gubernamentales que podrían ser absorbidas por otros ministerios, transformados en secretarías y, en algunos otros casos, en direcciones. Si bien no redundaría en un ahorro significativo, serviría como para dar señales al gobierno nacional que de alguna manera se está acompañando la política del ajuste del costo de la política.
En el ámbito municipal no hay mucho por ajustar. El intendente Pablo Hassan tiene tres secretarias: la de Finanzas, Secretaría de Desarrollo Humano y la Secretaria de Coordinación General; incluso al asumir dejó vacante el cargo de la secretaria privada.
Todos los gobernadores e intendentes -al igual que la población en general- están en una incertidumbre angustiante, incluso aquellos que votaron al libertario pensando que no cumpliría con sus promesas de campaña, y hoy ven que las sigue ratificando y anunciando de que el ajuste será drástico y sin gradualismo.

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Categorías: Columnas de Opinión
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