El titular de la Diócesis de Oberá volvió a referirse al consumo de sustancias y consideró al exceso de alcohol como una “vieja pandemia que hemos naturalizado”. Lanzó un duro mensaje a las autoridades y a la sociedad.
El obispo de la diócesis de Oberá, Damián Santiago Bitar, escribió una dura carta abierta, a la que accedió PRIMERA EDICIÓN, donde expuso los “estragos” que está generando el alcoholismo en la sociedad. Incluso, consideró que existen leyes que “nadie controla y tampoco nadie las cumple”.
En la misiva, el prelado planteó que durante el “súper fin de semana largo, la tendencia en los medios de comunicación fue destacar la cifra récord de personas que se trasladaron por el país, y los millones de pesos que circularon por el movimiento turístico, los espectáculos deportivos, eventos sociales y culturales; también nos informaron sobre dos jóvenes mujeres de San Vicente que murieron en un triple choque producido por un conductor en estado de ebriedad”.
Atendiendo este panorama, Bitar consideró que “lamentablemente no fue un hecho aislado. Casi todos los días en la provincia muere una persona en accidentes de tránsito. Y nos estamos acostumbrando. Y es poco y nada lo que se hace. Y el número de víctimas y heridos por accidentes, asesinatos, riñas y violencia aumenta día a día. Tristemente, en casi todos los hechos está presente el consumo nocivo de alcohol”.
Para respaldar su postura, detalló que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que la Argentina se ubica en la tercera posición dentro de los países de América donde más se consume alcohol per cápita. Y en América Latina, es la segunda nación en el ranking”. Para Bitar se trata de “un puesto vergonzoso. Un síntoma más de una sociedad enferma, anestesiada, con una tendencia autodestructiva, en una creciente decadencia ética de la que no se avizora el final”.
Agregó, que “el alcoholismo es una ‘vieja’ pandemia que hemos naturalizado y con la que se ‘coquetea’ alegremente. Para muchos una diversión. Para otros, una evasión”.
Fue entonces que el Obispo aseveró: “El alcoholismo está haciendo estragos y lo seguirá haciendo. Poco se habla de este flagelo como una adicción, como una enfermedad que genera efectos nocivos en la salud personal, en la integridad familiar y la paz social”.
Sin controles
Asimismo, en cuanto al flagelo del alcohol y lo que está generando en la sociedad, el Obispo de Oberá consideró que quizás no se habla o plantea el tema “porque a una gran mayoría le convenga que sea así. Porque importa más lucrar que salvar vidas. El dinero manda. Por eso se vende y se toma a toda hora, y en todo lugar: en las casas, en las veredas y en la calle. Consumen los adultos, los jóvenes y hasta niños. Existen leyes y ordenanzas, que nadie cumple. Nadie controla. Las normas han caído en nuestra sociedad. Por tanto, todo vale… Pero el número de víctimas aumenta. Y el dolor se prolonga en las familias heridas o enlutadas a quienes les toca esta desgracia. Hoy ellos. Mañana podemos ser nosotros”, planteó con crudeza.
Al mismo tiempo que planteó a la sociedad en general, “¿qué estamos haciendo? ¿Qué vamos a hacer?”, insistió.
Drogas, la otra pandemia
Hay que recordar que en 2021 Bitar comparó a la drogadicción como “una mancha de aceite que se esparce por todas partes” y recordó que solamente las cifras recabadas en Oberá eran impactantes. Además, apuntó al narcotráfico y la falta de un combate duro y certero contra el mismo. “La droga no surge por generación espontánea. Alguien la provee. La provee el tenebroso mundo del narco, cuyas cabezas se esconden detrás de ‘perejiles’ y ‘soldaditos’ o se escabullen ofreciendo jugosos sobornos para seguir traficando con la muerte con total impunidad”, lamentó el titular de la diócesis obereña en aquella oportunidad.