En la esquina de la Ruta Provincial 5 y la calle Sierra Victoria de Oberá se erige, majestuosa, la nueva planta de Steckler Rodados, la fábrica de bicicletas más grande de Misiones y, posiblemente, de la región. El sol del viernes ya se ocultaba en el horizonte y las luces instaladas para el acto inaugural del salón se notaban a varios cientos de metros antes de llegar al predio.
Con un imponente despliegue se realizó el acto inaugural, donde un DJ y una decena de mozos y cocineros agasajaron a los invitados especiales. José Steckler, su esposa Yanina Villalba y sus hijos fueron los anfitriones de familiares, amigos, clientes y curiosos que se acercaron. La familia atrás de esta importante empresa quiso festejar a lo grande este evento tan importante y no descuidaron ningún detalle.
La celebración, además de inaugurar el nuevo predio, tiene como motivo agradecer y compartir la alegría de cumplir 20 exitosos años frente a un emprendimiento que surgió desde muy abajo, como bien cuenta José Steckler quien era chofer de colectivos al comprar los primeros repuestos de bicicleta para revender, un diciembre del año 2001.
“Compré los primeros repuestos con un dinero que tenía en aquellos años, unos 1.350 pesos (equivalentes a unos 70.000 en la actualidad) para arreglar bicicletas, eso me dio la idea de armar un taller de bicicletas, le dije a mi mujer que iba a funcionar, que le tenía mucha fe al emprendimiento y así arrancamos”, explicó José Steckler, gestor y padre de la empresa.
José transmite una tranquilidad y templanza digna de alguien que tuvo que empezar de cero y, a base de sudor y sacrificios que sólo él y su familia conocen, forjar un imperio de bicicletas en el corazón de la tierra colorada. Los inicios fueron difíciles, decidió viajar con regularidad a Buenos Aires a buscar precios, calidad, para que el negocio le sea rentable. Vivían en una piecita en la casa de sus suegros, con humildad, pero con el objetivo firme, generar algo que transcienda y se instale en el mercado local.
A los tres años de iniciado el emprendimiento, empezó a comprar kits de bicicletas para empezar a armarlas y venderlas en el mercado local. “Al principio sólo arreglábamos, a los tres años compré tres kit y empezamos armando tres bicicletas por semana y hoy fabricamos alrededor de 120 al día”, explicó José.
El primer gran paso
Durante esos viajes y recorridos por Capital Federal que realizaba buscando precios, conoció a la empresa Casa Rulito, que le ofreció vender sus productos en Misiones, como representante oficial. “Les dije que no podía, no teníamos transporte y el negocio era bastante pequeño todavía, le comenté a mi mujer y compramos una trafic. Cuando llegué a Misiones, le adaptamos una jaula al techo con mi hijo y volví para llenarlo de repuestos. Así fue como empezamos a vender en la calle”, recordó José.
Gracias a ese primer paso, en la actualidad, cuentan con seis camiones que distribuyen sus productos a cinco provincias. “Desde el primer día que abrimos la bicicletería, dijimos que iba a funcionar, yo estaba convencido. No teníamos casa, no teníamos auto, no teníamos nada, sólo el taller con los repuestos para vender”.
Veinte años de trabajo arduo, dieron sus frutos. El local actual cuenta con una amplia sala de recepción, un nivel en el subsuelo que funciona como depósito y taller de ensamblado y un primer piso de exhibición de los rodados. La ubicación, a las afueras del casco urbano, está pensado para facilitar la circulación de los camiones y de los clientes que compran sus productos al por mayor. “Seguiremos manteniendo el local céntrico, para atención al cliente, pero la idea de este lugar es facilitar la logística, sobre todo de la venta mayorista”, explicó.
Steckler Rodados distribuye sus bicicletas y elementos de gimnasio, como ser bicicletas fijas o cintas para caminar, a cinco provincias y en cada municipio de Misiones, siendo la tierra colorada su prioridad, el mercado que más cuidan. “Nuestro fuerte siempre será nuestra provincia y cuidaremos con mayor atención a los clientes locales, no obstante, queremos seguir expandiéndonos, llegar a más provincias”.
Otro desafío que tienen en carpeta es trasladar la fábrica de cuadros, que actualmente se encuentra en Rosario, a Oberá, ya que le permitirá abaratar costos, aunque tienen un inconveniente que sortear, que es la llegada de insumos. El acero, material con el que fabrican, es difícil de conseguir y más aún trasladarlo a la provincia. “Los únicos cuadros que sí traemos de afuera, son los de aluminio, que no se fabrican en Argentina, luego todo lo hacemos nosotros, sin contar los repuestos”, explicó José.
La fabricación de los rodados moviliza un sector importante de la economía local. Entre fabricantes propios, externos, proveedores, viajantes, empleados de ventas y hasta el técnico abocado a las tareas de mantenimiento de los camiones, son más de 70 familias que viven de la producción de las bicicletas. “Sólo de la empresa, tenemos alrededor de 30 trabajadores que dependen de manera directa de nosotros y, con esta ampliación, seguramente deberemos contratar a más personal, esperemos que así sea”, expresó José que se muestra con la misma humildad con la que habrá empezado ese diciembre del 2001, cuando caminaba por las calles porteñas, buscando los mejores precios para iniciar su empresa.
Ya la luz del día casi desaparece, pero quienes llegan son su mujer y luego sus hijos con sus respectivas parejas, para compartir el triunfo colectivo de la familia. Los invitados empiezan a asomarse y entre fotos, risas y abrazos inician la celebración de 20 años de trabajo que forjaron uno de los imperios (si no es el único) de bicicletas más importante de la región.
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