Es sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Contagiarnos del coronavirus, morir, perder a nuestros seres queridos. En lo económico, perder el empleo, que le bajen el sueldo, que se cierre la actividad comercial por culpa de la cuarentena o falta de demanda. Y miedo al futuro y a las incertidumbres de los nuevos tiempos que vendrán. Son tantos los miedos que generan grandes y pequeñas angustias que entrarían todas las clasificaciones y tipos de miedos que se viven y expresan a diario. Muchas veces la transmisión de los miedos busca sus propósitos, hoy no se habla de aumento salarial por temor a perder los puestos de trabajo.
El miedo modificó algunos comportamientos sociales, mucha gente comenzó a estar al tanto de lo que hacen los vecinos, los denuncian si salen, si reciben visitas o si comen un asado con vecinos. Digamos que muchos están vigilantes de las conductas propias y ajenas para evitar la propagación del covid 19, que algunos inclusive lo utilizaron como nombre para inscripción de sus hijos en el registro civil.
El miedo, según los entendidos, paraliza a la sociedad, nos vuelve irracionales, primitivos y ha llevado a que muchos actúen en forma antisocial, discriminando a médicos, enfermeros y a todo trabajador de la salud que haya tenido contacto o no con un algún infectado por el temido virus. A nivel país, incluso en Oberá, trabajadores de la salud se encontraron con situaciones en las cuales no les permitían el ingreso a sus departamentos, incluso hasta rescindirles el contrato por ser personal de la salud. Y esta es otra versión de los miedos.
El miedo a tener que cerrar el negocio o perder el trabajo, es hoy día es el mayor de los temores, incluso más que el de contraer la enfermedad. Es el momento en donde el miedo cambia de escenario, su eje es otro y deja de ser una preocupación de la salud o de vida y muerte y se transforma en miedo a lo económico.
Según los entendidos, el miedo se supera o se pierde con el correr del tiempo y los buenos resultados de las acciones de prevención que hoy comienzan a jugar en contra de la pandemia. La gente comienza a ver que disminuyen o no son tantas las muertes ni contagios, algunos llegan a sospechar de la veracidad de la existencia de la pandemia y de la gravedad de la enfermedad. Incluso los más arriesgados y con cierta intencionalidad política maliciosa creen y manifiestan que es un invento del gobierno de turno para imponer el comunismo. Y en verdad se trata de personas con otro tipo de patología diferentes al covid 19.
En verdad, todos tenemos miedo, es un miedo colectivo, temen los gobernantes, los médicos, los comerciantes, los economistas, todos tienen diferentes miedos, unos por la vida y otros por la economía, que muchos los ubican en un enfrentamiento y que no es tal. Se habla del dinero que se perdió por la pandemia, de los millones de puestos de trabajos que se perdieron a nivel mundial, 33 millones de puestos solamente en los EEUU y se los compara con la cantidad de muertos, que afortunadamente son muy inferiores. Incluso algunos terminan coincidiendo con el presidente del Brasil Jair Bolsonaro, quien compara esta pandemia como una guerra en la cual necesariamente e irremediablemente hay muertes, pero se salva parcialmente la economía.
¿Deberíamos preguntarnos o preguntar cuántos millones se ahorra el Estado y muchas empresas por las medidas restrictivas y las cuarentenas para evitar el contagio y muertes? ¿Qué valor tienen las vidas que se salvaron y las que no?
El miedo nunca es inocente… el que lo transmite busca algún propósito, más que tener miedo deberíamos seguir siendo prudentes y no dejarnos llevar por el miedo.

El poder económico marca al poder político
La presión económica y social pone a prueba el manejo político de los gobernantes, no es casual que se publiquen encuestas de la caída de las imágenes públicas haciendo referencia que son a consecuencia de la cuarentena y de las restricciones a la actividad económica y las pérdidas en diferentes sectores, y esto se da en un contexto mundial en el que se ve afectada la economía en forma global.
La presión de los factores económicos comenzaron a tomar fuerza juntamente con el ánimo social, que tuvo una serie de componentes, más allá de la irritabilidad por el aislamiento social, a las preocupaciones económicas y todas las cuestiones psicológicas y los miedos a enfrentar se le agregaron en el medio algunos ingredientes políticos, como el caso de la publicitada gran suelta de  presos condenados o no, por delitos aberrantes como violaciones y asesinatos, que como es obvio y no es necesario hacer ningún tipo de encuesta, la inmensa mayoría de los argentinos está en contra de este tipo de liberaciones compulsivas, y que ningún gobernante, por más torpe que sean sus dirigentes, podría aconsejar o sugerir alguna medida de este tipo, pero que provocó el efecto y la reacción que se buscaba en la población, más allá de que la realidad era otra cosa, y el miedo funciona de esta forma, que puede ser real o imaginario, y en esto jugó la habilidad de la oposición política juntamente con el poder mediático en instalar en la imaginación de la población que los asesinos y violadores andarían sueltos por las calles violando y matando personas. Incluso se llegó a decir que se liberaban presos para formar un ejército para imponer el comunismo en la Argentina, algo totalmente irracional y mal intencionado social y políticamente.
Si bien se espera la flexibilidad en las restricciones de la cuarentena a partir de la próxima semana en actividades que estaban restringidas como el caso del transporte público de personas y otras actividades económicas en las provincias y localidades en las que exista una menor incidencia y circulación virósica. Si bien se sabe que los contagios seguirán existiendo, con periodos de tiempo en los que no habrá contagios y otros que sí. Por ello se cree que se seguirá con la temática de las cuarentenas administradas, viendo cual es el comportamiento que tuvo la pandemia en los países en los cuales se fue saliendo paulatinamente de la cuarentena, y en particular en las experiencias locales.
El principal inconveniente que tienen los gobernantes son los comportamientos personales y empresariales, recordando que por decreto el Estado prohibió los despidos y se está haciendo cargo en su mayoría del 50 por ciento del sueldo de los empleados del sector privado. La gran incógnita es saber cuál será el comportamiento en general cuando la demanda se recupere en casi su totalidad, aunque seguramente seguirán algunas actividades económicas con dificultades como el transporte o el turismo, entre otras.
En el anuncio de los próximos días, luego del diálogo con intendentes y gobernadores, el gobierno nacional anunciará cual será el camino que se recorrerá. En algunos casos se carga de mucho optimismo para que los anuncios provoquen descontentos y reacciones adversas. En las decisiones del gobierno sabremos si el poder económico le marcó o no la cancha al poder político.

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Categorías: Columnas de Opinión
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