Este mes el Cine Club del Cine Teatro Oberá dedica sus películas a las Directoras. Hoy a partir de las 20.30hs., se proyectará la película «Mustang». La entrada es libre y gratuita.

El Mar Negro es testigo de la inocencia infantil, ese primer paso hacia la adolescencia que, en Turquía, es tan solo el desarrollo de las más ingratas dificultades que viven las mujeres tan solo por ser eso: mujeres.

Por ahí va la historia de cinco muchachitas de 12 a 16 años, recluidas en una casa donde la abuela y un tío les imponen condiciones según feroces reglas patriarcales y absurdos conceptos religiosos. Es lo que vemos con la película Mustang: Belleza salvaje (2015), de la directora turco-francesa Deniz Gamze Ergüven.

Lo que las jóvenes viven en ese gineceo represivo, con algunos escapes al exterior, le da cuerpo a este filme bien trazado y mejor desarrollado por la directora mencionada (también coguionista). Antes de que la “obscenidad” se apodere de las muchachitas, lo mejor es casarlas pronto.

Eso supone anularlas como personas, desde sus conductas hasta sus sentimientos. Allí, la mujer no es más que un grito reprimido o hacia adentro, donde no se le respeta y más bien se le viola de las más distintas maneras, incluso sexualmente en la propia casa familiar.

Así como las vidas de estas adolescentes cambia en un santiamén, también el filme nos mete pronto en los acontecimientos y no nos suelta ni un solo minuto. El registro de la trama, de muy bien logrado lenguaje fílmico, se toma el tiempo preciso para hacernos sentir ese desorden social mal llamado “familia”.

La cámara indaga y no solo muestra o describe. La cámara le da vida a la historia con los mejores planos de las cinco jóvenes en ebullición, llenas de vida, pero cosificadas por sus propios familiares y por la sociedad en general.

Cada muchachita es mostrada con habilidad desde sus diferencias y también desde ese mundo que les es común: ese mundo que se las roba como mujeres.

El drama pasa por algunos momentos alegres, pero estas secuencias –tipo comedia– no son concesiones a nada. El filme no padece cegueras y se atreve a decir que las cosas no serán iguales siempre: que hay un movimiento guiado por mujeres más jóvenes y, con ellas, permanece la esperanza.

Se trata de un drama político cuyo libreto cierra paso a posibles fisuras: excelente el guion con un buen diseño de personajes. A ese diseño, la dirección histriónica es punto fuerte: jóvenes actrices capaces de vivir la complejidad de sus personajes con absoluta convicción.

Si alguien siente que la película Mustang: Belleza salvaje es muy fuerte o muy cruda, ojo, así es la realidad. Dicho filme no es espejo falsamente maravilloso ni es cuento de hadas. La realidad es más injusta que el texto de esta buena película. El filme nos invita a hacer el cambio, pero sin caer en discursos vacuos o panfletarios.

Tras la poesía que hay en muchas imágenes de esta película, se siente el vigor propio del caballo que le da título al filme, cimarrón de las praderas norteamericanas, a lo que contribuyen música y fotografía con calidades propias. Cine obligatorio, para pensarlo y asumirlo. FUENTE DIARIO LA NACIÓN.

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