Luego de idas y vueltas el Concejo Deliberante terminó por hacer lugar al veto del ejecutivo y aprobar los precios establecidos en el mismo, tal vez si los concejales hubieran hecho esto en forma inmediata al veto del intendente Carlos Fernández, el tema pasaría casi inadvertido y sería menos polémico y traumático, mas allá que se quedarían masticando la bronca.
   El veto de Fernández no solo sorprendió a los concejales, sino que además los irritó, incluso en un primer momento se hablaba de que rechazarían el veto y ratificarían el cuadro tarifario sancionado por el Concejo. Pero se encontraron que era difícil de explicarlo y mucho menos que puedan comprender y aceptar los usuarios la diferencia entre el precio establecido por los concejales y el precio menor determinado por el Ejecutivo municipal.
   Los concejales que habían terminado molestos con el Ejecutivo municipal, buscaron como salida un empate político por el conflictivo tema del aumento del boleto urbano de pasajeros; a sabiendas que el ejecutivo con el veto y la fijación de un cuadro tarifario menor al que habían sancionado se ganaba el aplauso de los usuarios, pero los concejales -que tuvieron el dictamen técnico de dos contadores- quedaron mal parados
   Al final de la semana pasada los concejales que responden al intendente Carlos Fernández, tenían la misión de reunirse con el alcalde para tratar de buscarle una salida a lo que se convirtió en una disputa política, puesto que tanto los concejales como el ejecutivo no querían salir perdiendo ante la opinión pública. La salida que se pretendía era la de aceptar el veto, con una cláusula en la cual en el mes de noviembre el boleto urbano se ajustaba automáticamente a 16 pesos. De tal manera que le daban la razón al Intendente Fernández, pero también se le daba la razón a los concejales. Pero esto no fue viable.
   Y así a los concejales no les quedó otro camino que aceptar el veto, pero reconocieron que las relaciones con el ejecutivo no quedaron bien y que quedan heridas abiertas que seguramente costarán cerrar.  Veremos cómo reaccionarán los concejales cuando tengan que tratar el presupuesto, y en particular la tarifaria, faltan algunos meses para ello y seguramente los ánimos se irán calmando con el correr del tiempo.
   Nuevamente se volvió a hablar sobre la falta de diálogo entre el ejecutivo y legislativo y la falta de reflejos políticos rápidos para no llegar a esta instancia; habilidades que serán más que necesarias para los tiempos económicos y sociales que se vienen, y serán la clave en las administraciones de los distintos gobiernos.
Volver a administrar miseria
   Los intendentes de los diferentes municipios han comenzado a tomar algunas medidas de contención del gasto en sus comunas, la demanda social comienza a pesar más sobre las arcas oficiales, y los ingresos cada vez son menores.
   Por ejemplo el intendente de la localidad de Cerro Azul, Gaspar Luis Dudek, envió al Concejo Deliberante un proyecto de Ordenanza para el tratamiento legislativo, en el cual se contempla la reducción de los sueldos que perciben tanto él como el personal jerárquico de la Municipalidad de Cerro Azul en un 25 por ciento. Según explicó, la decisión surge “del hecho real que la situación económica del país así lo requiere”. Agregó que la iniciativa corresponde a la imposibilidad de reducción de otros gastos que afectarían los servicios esenciales que se prestan a los vecinos del municipio, “en el ánimo de atenuar de alguna manera la crisis económica que nos afecta a todos”.
   Esta medida del intendente Dudek no solo pone de relieve la situación económica y social, sino que pone en la mira a los demás intendentes, sobre si imitarán o no la iniciativa de su par de Cerro Azul.
   Ya en materia de obras públicas, el intendente obereño Carlos Fernández admitió que algunas obras que estaban proyectadas  por el gobierno local, nacional y provincial no se realizarán, y otras continuarán a un menor ritmo que el programado inicialmente.
   Se sabe que cuando el gobierno nacional habla de ajustes y metas fiscales que deberá cumplir a partir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, lo primero que se ajustan son las obras de desarrollo de infraestructura, sumado a ello la demanda social en asistencia es cada vez mayor, y así como se sigue desfinanciando el estado nacional, este desfinanciamiento impacta en las arcas provinciales y de los municipios.
   A medida que transcurren los días el impacto de las medidas económicas tiene fuerte repercusión en el ánimo de la gente. Los últimos resultados dados a conocer por las consultoras que se encargan de la evaluación de la situación actual del país y perspectivas futuras, todas le dan mal al Gobierno. El 61% cree que la situación «empeoró respecto a un año atrás». El 55% califica como «negativa» la «situación económica actual». Y el 41% cree que «empeorará». Y la imagen del gobierno nacional es del 66 por ciento negativa y del  34 por ciento positiva. También empieza a crecer el descontento dentro de los votantes de Cambiemos.
   Los intendentes comienzan a sentir los impactos económicos y las consecuencias sociales de las mismas, algunos alcaldes comenzaron a planificar y a redefinir objetivos, saben que el próximo año es un año electoral, y así como van las cosas en materia económica, comienzan los preparativos  para volver a administrar la pobreza y ver de qué manera le hacen frente a ella.
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Categorías: Columnas de Opinión
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