Paz dijo que tenía una relación de amistad con Alegre pero que a Godoy sólo lo conocía de vista.

El ex prefecturiano Pablo Julio Paz (54), uno de los tres imputados por el cuádruple homicidio de la familia Knack, relató que el 27 de mayo del 2014 se dirigió hasta el taller de Marcial Benicio Alegre (54), también implicado, sabiendo que la Policía estaba allanando la propiedad, porque “no tenía nada que esconder y hasta hoy desconozco el motivo de mi detención”.
Ayer, en la quinta jornada del debate oral por la masacre de Panambí, Paz declaró por 45 minutos ante el Tribunal Penal Uno y negó su participación en el hecho; aseguró que el 25 de mayo del 2014 permaneció todo el día en San Javier con su familia, afirmó que ni siquiera conocía a las víctimas y que nunca les compró madera y se solidarizó con el pedido de justicia de los Knack
“Fue un hecho aberrante y están buscando justicia. Quiero decirles que mi finalidad no es contrapuesta a la de ellos, yo también estoy buscando justicia, porque de la noche a la mañana me involucraron con este hecho. Lo de la familia Knack fue una tragedia, pero mi familia y la familia de los demás imputados también están viviendo una tragedia”, manifestó.
Confirmó que mantenía una relación de amistad con Alegre, pero que en cambio, al imputado Juan Ramón Godoy (47) lo conocía sólo de vista de cruzarse en el pueblo, y recién supo su nombre cuando ambos estuvieron detenidos.
El ex prefecturiano mencionó que el 25 de mayo fue un domingo más en familia. “Ese domingo mí señora hizo tortas fritas, yo le robaba algunas y ella me retaba porque decía que estaba muy gordo. Me salió caro el robo de las tortas fritas, porque otra cosa no hice para estar acá”, graficó.
Dijo que almorzaron y alrededor de las 14.30 llevó a uno de sus hijos hasta la terminal para viajar a Posadas. De tardecita le dio de comer a las perras de su cuñado, que vive al lado y estaba de viaje, y alrededor de las 21.30 fue hasta el casino para ocupar el wifi y volvió a su casa.

La detención 

El cerrajero Rogelio De Miranda avaló la coartada del chapista Marcial Alegre.

Tras un fin de semana tranquilo, señaló que el martes 27 Alegre lo llamó para pedirle que fuera hasta su taller porque la Policía estaba allanando la propiedad y su mamá se encontraba sola.
“Llegué y había un cerco como de 30, 40 policías; pedí para entrar y vi que justo se abrió una de las puertas del tinglado y salió un oficial que después me enteré que era el comisario (general José) Mazur (actual subjefe de la Policía de Misiones). Me preguntó si era el dueño y le dije que no. Ahí le dijo al personal abran ese Gol y le dije que era mío, porque había volcado y estaba para reparar. Mazur me dijo que lo abra, pero no tenía las llaves y le pedí para buscarlas en mi casa; me dijo andá y tráelas urgente, salí caminando y me fui con el auto de mi señora, hice media cuadra y de frente venía un Chevrolet Corsa que se me atravesó. Descendieron tres personas y me di cuenta que eran policías, porque tenían chalecos de la Brigada de Investigaciones. Me dijeron que descienda y que estaba detenido”, precisó.
Y agregó: “Yo fui a un lugar donde estaba la Policía, no tenía nada que esconder y de golpe quedé detenido”.
En este punto, señaló que durante le instrucción solicitó conocer la identidad de los policías que lo detuvieron en San Javier, lo que nunca fue posible. Hasta que en una de las primeras audiencias del juicio declaró el oficial Enrique Oscar Arenhardt (35), a quien Paz reconoció como a uno de los funcionarios que lo apresaron el 27 de mayo.
Se trata del mismo policía que luego le tomó la declaración a Cristian Knack (25) en el hospital Madariaga antes de su deceso y quien en el segundo juicio cambió su declaración respecto a las características del coche con el que los delincuentes habrían huido de la escena del crimen.

“Una falsa denuncia”
Posteriormente allanaron su domicilio y dieron con cuatro armas, todas con la correspondiente documentación del Registro Nacional de Armas (Renar) y sin relación con el hecho que se investiga. “Son armas que compré hace más de 20 años, cuando estaba en Prefectura”, precisó.
Agregó que hasta entonces, ni siquiera sabía lo que había pasado en Panambí. Recién cuando lo pasaron a la Seccional Segunda se enteró por la radio, aseguró. Calificó como “una falsa denuncia” el llamado anónimo que apuntó las sospechas hacia San Javier y avanzó sobre un posible complot motorizado por un ex administrador del ingenio azucarero que tenía una deuda y era competidor político de Alegre.
“Por eso pensamos que esta falsa denuncia podría venir de ahí”, indicó.
En tanto, desde la querella le preguntaron por la huella en una caja de zapatos hallada en la casa de los Knack: “No entiendo cómo puede estar ahí si yo no estuve. En su momento mi defensa va a explicar las cuestiones técnicas”.
Subrayó que la familia Knack “era totalmente desconocida para mí, hasta que el 27 de mayo del 2014 me implicaron en el hecho”.
“Nadie me decía ex prefecturiano. Nunca alquilé un camión para transportar machimbre. Nunca compré madera, ni siquiera para arreglar mi casa. Nunca se me ocurrió trabajar con madera y no conozco el rubro”, respondió. Contó que estuvo 24 años en Prefectura y cuando llegó destinado a San Javier, un compañero le presentó a su cuñado, Alegre. Así surgió la amistad entre ambos. “Siempre tuve buen trato con él, después empezamos a trabajar en política y se afianzó la relación. Incluso pensábamos poner una radio”, agregó.

Un aval para Alegre 
En la quinta jornada se descartaron nueve de once testigos citados, ya que la mayoría eran testigos de concepto.
Rogelio De Miranda (52), empleado municipal y cerrajero en San Javier, avaló la coartada del chapista Alegre, quien además poseía una panadería. “Me acuerdo que ese domingo comí un asado y a las 19 fui a prender la luz de la cerrajería, a unas diez cuadras de mi casa. Cuando crucé frente a la panadería del señor Alegre, él estaba en la vereda. Eso habrá sido las 19.20; bajé del coche, charlamos por unos quince minutos y regresé a mi casa. Lloviznaba y estaban dos mujeres con él”.
Por su parte, Mirta Raquel Escobar (41) explicó que quince años atrás fue vecina de Paz, pero igualmente la Policía le tomó una declaración aprovechando que se hallaba en el barrio visitando a su madre. “Era muy respetuoso con los vecinos, no se metía con nadie, pero cerrado y poco sociable”, citó.
El presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, confirmó que los celulares que fueron requisados a los imputados en sus lugares de detención serán remitidos a la Saic para los respectivos peritajes. El debate continuará hoy, desde las 8.30, con la sexta y última jornada semanal.

Visited 13 times, 1 visit(s) today

Territoriodigital


Categorías: Noticias Policiales
Back To Top
Copy link