Todavía conmovido por la situación extrema que padeció junto a su familia, el comerciante José Minim (54) recordó detalles del asalto que sufrieron el martes al mediodía, cuando dos delincuentes armados irrumpieron en su propiedad y los mantuvieron como rehenes durante varios minutos.
Ponderó la actitud de un vecino que observó movimientos extraños en el frente de la vivienda y avisó a la Policía, al tiempo que destacó la labor de los uniformados que acudieron enseguida y lograron apresar a los malvivientes.
Comentó que uno de los detenidos es de nacionalidad colombiana y arribó al país el viernes pasado, vía Asunción, por lo que no descartó que se haya tratado de un golpe previamente planificado.
“La que más sintió es mi señora. Ella está muy asustada, muy traumatizada. Cuando los tipos entraron, ella estaba en el baño y la sacaron a punta de pistola. Fue un susto grande para todos, algo que no le deseo a nadie. Pero hay que seguir viviendo y trabajando, aunque vamos a tener que tomar algunas medidas”, anticipó Minim.
Ayer, en diálogo con El Territorio, recordó que hace quince años fue víctima de un robo en Villa Stemberg, tras lo cual se mudó más hacia el centro, pero “ahora nos tocó otra vez y fue peor, porque los ladrones eran muy violentos y todo el tiempo nos apuntaron con las armas. En un momento pensé que se terminaba todo”.
La pesadilla comenzó el lunes al mediodía, cuando los malvivientes ingresaron al quiosco que está ubicado en el mismo terreno de la vivienda familiar, situada en la intersección de Santiago del Estero y Sargento Cabral. Los sujetos eran robustos y estaban muy exaltados.

Vecino de oro 
A esa hora llovía torrencialmente y en el comercio estaba solo uno de los hijos mellizos del dueño de casa, un menor de 16 años, quien fue reducido y trasladado hasta la casa por un pasillo del frente. En el interior estaba el matrimonio, su hija de 28 años y el otro mellizo.
“Llovía muchísimo, nadie iba a esperar eso que pasó. Entraron por el quiosco y a punta de pistola le tomaron a uno de mis hijos y le dijeron que les indique donde estaba yo. Nos hicieron sentar a todos en el living y que no hablemos fuerte. Mientras uno nos apuntaba, el otro llaveó todas las puertas y nos hizo bajar el portón levadizo del garaje”, revivió el comerciante.
En este punto, valoró la actuación de un vecino, de quien no quiso daró mayores detalles para evitar cualquier tipo de represalia, quien notó movimientos extraños en la propiedad.
Al respecto, comentó que “el vecino vio que entraron dos al quiosco, después fueron atrás de mi hijo para la casa con los cascos puestos y enseguida se bajó el portón. Todo eso le llamó la atención y avisó a la Policía. Fue fundamental la actitud del vecino. Imposible agradecerle lo que hizo por nosotros”.
Una vez dentro del domicilio, los malvivientes se habrían sorprendido por la cantidad de integrantes de la familia, ya que eran cinco contra dos y quedaron en inferioridad numérica.
Minim les entregó 21 mil pesos, pero no conformes con ello, le manifestaron que esperaban que llegara “el patrón”, quien decidiría qué hacer.
Para entonces, ni la familia ni los delincuentes sabían que ya se había activado la denuncia y una patrulla se acercaba al lugar. Incluso, uno de los sujetos se comunicaba por celular con un tercero.
“Decían que iba venir el patrón de ellos, que iba a dar las órdenes para negociar. Cerraron las puertas con llave. Se comunicaban por teléfono y en un momento parece que pensaron que llegaba el patrón y desllavearon la puerta del frente, pero gracias a Dios eran los policías. Si no hubieran desllaveado la puerta no sé qué hubiese pasado, capaz se resistían y era peor”, especuló.

El desenlace  
Los dos uniformados, pertenecientes al Comando Radioeléctrico, lograron reducir al colombiano, identificado como Andrés V. (33), mientras que su cómplice logró escapar por el fondo de la propiedad que da a la calle Sargento Cabral.
Según Minim, el delincuente que huyó se hallaba atrás buscando si había más gente en la casa, momento en que ingresaron los dos policías y dieron la voz de alto. “Menos mal que uno se escapó, porque si le encontraban a los dos en el living no sé lo que hubiera pasado”, reconoció.
En el momento en que estaban reduciendo al colombiano, el dueño de casa observó que “llegó un tipo en moto y se bajó como quien no quería la cosa, pero vio lo que estaba pasando y se fue”, precisó. Hasta el momento, el tercer sospechoso no habría sido identificado.
En tanto, el segundo malhechor fue apresado a pocas cuadras del lugar. Se trata de Juan Ramón V. (26), residente en Villa Martos, quien posee antecedentes penales.
Respecto al extranjero, el comerciante comentó que observó su pasaporte, donde consta que el jueves pasado salió de Colombia y el viernes llegó a Oberá, vía Asunción.
“Todavía tenía en el bolsillo el pasaje de Posadas a Oberá. Capaz si sacaba buena tajada en el robo se volvía el mismo día”, opinó, al tiempo que descartó algún problema previo que haya derivado en el hecho.
“Nunca voy a terminar de agradecer al vecino y la valentía de los policías, porque actuaron muy bien y gracias a ellos mi familia está sana y salva”, subrayó.

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