unidadpenal2Personal de la Unidad Penal II logró desbaratar un improvisado ciber que funcionaba dentro del predio y era manejado por un peligroso delincuente condenado por abuso sexual con acceso carnal agrabado y amenazas. Los uniformados se sorprendieron al constatar que el sujeto tenía en su poder varios celulares, una tablet y bebidas alcohólicas. 
Según fuentes del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), Omar Antonio D. A. (50), alías “el Brasilero”, prestaba sus aparatos a cambio de elementos de valor y favores de otros internos que acudían a él para hacer llamadas, enviar mensajes o chatear con familiares y amigos.
En los últimos meses, el ciber del Brasilero fue ganando popularidad entre los presos que se encuentran en fase de confianza, al tiempo que las autoridades carcelarias no descartaron la complicidad de algunos guardias que permitieron tamaña irregularidad. 
El implicado fue detenido en noviembre del 2012 y aún le restan por lo menos cuatro años de condena. De todas formas, desde hace varios meses se hallaba en fase de confianza y logró que le permitan vivir en la denominada “pollería”, sector ubicado en la chacra del presidio, pero fuera de los módulos donde se ubica a la población común. 
“El criadero de pollos tiene al lado una casa donde vivían el Brasilero y un compañero. Aparentemente, contaba con ciertos privilegios y se fue cebando. Para colmo, se hizo evidente que consumía alcohol y surgió el dato del ciber, lo que fue corroborado en la requisa del lunes donde se le secuestraron celulares y hasta una tablet”, precisó una fuente interna. 
El diálogo con El Territorio, confirmó que existen fuertes indicios para sospechar que el Brasilero contó con la complicidad de algunos uniformados y sacó buenos réditos del alquiler de sus equipos. “El trueque que se hace por estas cosas es variado, desde mercadería y saldo telefónico, hasta droga y favores sexuales”, detalló. 
Ante la contundencia del hallazgo, al implicado y a su compañero les quitaron el beneficio de vivir en la pollería y fueron reinsertados al módulo B. En tanto, las autoridades del penal instruyen el sumario interno. 
El uso de celulares está expresamente prohibido en las cárceles, ya que posibilita el contacto con el exterior y maniobras delictuales, como los denominados secuestros exprés.  

Personaje peligroso 
El Brasilero fue capturado en noviembre de 2012, tras haber permanecido prófugo durante trece meses acusado de abuso sexual con acceso carnal, agravado por el uso de estupefacientes y amenazas, en perjuicio de una joven de 20 años. 
Su detención se produjo en la misma casa del barrio 80 Viviendas de Villa Svea donde el 19 de octubre del 2011 dos mujeres y un hombre habrían sido obligados a consumir bebidas alcohólicas, drogas y a mantener relaciones sexuales con dos sujetos, el acusado y otro cómplice.
En aquella oportunidad, radicada la denuncia, las autoridades llegaron hasta el domicilio pero el sospechoso ya había escapado. En el lugar hallaron marihuana, cocaína, proyectiles de arma de fuego y ropa interior de mujeres. 
El hecho denunciado por Valeria (20) y habría ocurrido en la madrugada del 19 de octubre del 2011, cuando ella y sus amigos, Susana y Ever, se dirigieron a la casa del Brasilero, a quien conocían. En el lugar estaba presente otro hombre, también conocido por ellos. 
Según denunciaron, al ingresar al domicilio los hombres trabaron las puertas y empuñando un arma de fuego las obligaron a consumir bebidas alcohólicas y drogas. Cuando estaban casi desvanecidos, los sujetos los habrían desvestido y obligado a mantener relaciones sexuales, incluso al muchacho. 
Horas después, tras saciar sus más bajos instintos, el propietario de la vivienda los echó bajo amenazas y apuntándolos con el arma, al punto que las víctimas salieron corriendo desnudas por las calles del barrio. Luego, por cuestiones particulares y cierto pudor, sólo la chica de 20 años ratificó la denuncia.
El Brasilero posee antecedentes penales y de violencia de género, entre otros delitos. Años atrás le dictaron restricción de acercamiento a una joven que lo denunció por acoso, golpes y amenazas reiteradas.
Incluso, el sujeto habría tratado de atropellarla con su coche, según consta en el expediente judicial de aquel caso.

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