En noviembre de 2014 la Justicia falló a favor de cinco choferes de la empresa Capital del Monte y ordenó la inmediata reincorporación “en sus puestos de trabajo y en las mismas condiciones laborales en las que se encontraban con anterioridad a la notificación de sus despidos”, precisó la orden.
Al mismo tiempo, ordenó el cese de todo comportamiento discriminatorio y antisindical por parte de la empresa prestataria del servicio urbano de pasajeros de esta localidad.
El secretario general de la CTA Misiones, Jorge Duarte, comentó que días atrás los trabajadores se reunieron “con el doctor Roberto Rubén Uset, ministro del Superior Tribunal de Justicia, quien se comprometió a remitir el expediente lo más pronto posible para hacer cumplir la medida cautelar donde ordenaba la restitución de los puestos de trabajo hasta que se resuelva el tema de fondo”.
Recusación y apelación de por medio, la empresa Capital del Monte de Oberá logró demorar el cumplimiento de la orden de la jueza laboral de esa localidad, María de las Mercedes Barrientos. En tanto, los trabajadores debieron ser reincorporados en noviembre del 2014 tras una resolución que hizo lugar a su pedido.
La resolución judicial alcanza a los choferes Alejandro Sand, César Ramón Ojeda, Wilson Guzmán Olofsson, José Ángel Pedrozo y Cristian Fernando Vallejos.
La reincorporación debió cumplirse en un plazo no mayor a las 24 horas de notificada la empresa. La jueza también ordenó el cese de “todo comportamiento antisindical que viole o menoscabe los derechos fundamentales de libertad y asociación gremial de los trabajadores demandantes”.
Los choferes fueron despedidos luego de conformar la sección local de la Unión de Conductores de la República Argentina (UCRA), nucleada en la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
Además, denunciaron que fueron víctimas de golpes y amenazas por parte de una patota organizada. Los trabajadores del volante relacionaron el ataque con cuestiones gremiales y entre los agresores identificaron a referentes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
La violencia de la patota fue tal, que uno de los agredidos sufrió traumatismo de cráneo con fractura del tabique nasal.
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