…Continuando con este camino de misericordia, lo que Jesús nos enseña con sus palabras lo rubrica con sus gestos. Dialoga con la mujer pecadora a la vez que lo hace con los acusadores de ella, a todos los confronta con la misericordia de Dios, los acusadores abandonan las piedras de la condenación, la mujer es invitada a vivir en conversión… Come con publicanos y pecadores (Lc 5, 29-30), come con los fariseos (Lc 7,36), a todos convoca para experimentar la misericordia de Dios. Toda su vida es una invitación a disfrutar y compartir este regalo de Dios: «Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia» (Mt. 5,7); «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso» (Lc 6,36).
Consideremos ahora, dos obras más de misericordia y las acciones sencillas que podemos intercalar en nuestra vida personal, cotidiana y comunitaria. Dar de beber al Sediento: propuesta para asumir: 1- preparar caldo para familias carecientes o en situación de calle. 2- Donar agua mineral en botellas o bidones para comunidades que carecen de ella. 3- Favorecer económicamente algún proyecto u organización que provee agua potable a comunidades necesitadas. 4- Difundir por las redes sociales el llamado a cuidar el agua potable y a proveerla según nuestras posibilidades: «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos» (Laudato Si 30). «Lleven agua al encuentro de los sedientos» (Is. 21, 14). Jesús prometió su recompensa a «cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo» (Mt. 1042).
Dar posada al necesitado: «El anciano alzó los ojos y vio al viajero que estaba en la plaza de la ciudad […] No pases la noche en la plaza. Entonces lo llevó a su casa y dio de comer a los asnos. Y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron» (Jue. 19, 17-21). Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento reconocen la bondad de la hospitalidad. Somos testigos a diario de la aflicción que provoca el obligatorio desarraigo por la guerra, la falta de trabajo, la falta de libertad… Personas y Familias esperan y necesitan de nuestra ayuda para poder vivir dignamente… Recordemos a José y María sin hospedaje en Belén y a punto de dar a luz al Salvador… Propuesta para asumir: 1- colaborar con algún hogar de tránsito o de ancianos. 2- Visitar como voluntario cualquier hogar de tránsito. 3- Colaborar con las organizaciones de servicio al migrante. 4- Ofrecer alojamiento gratuito para algún encuentro comunitario. 5- Difundir por las redes sociales el llamado a construir una «cultura del encuentro»: «Se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación -que, al final, corresponde a la «cultura del rechazo»- a una actitud que ponga como fundamento la «cultura del encuentro», la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor» (Mensaje Papa Francisco, Jornada Mundial del emigrante y refugiado 2014). (Conferencia Episcopal Argentina, Oficina del Libro, Misericordiosos como el Padre, 2015).
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