Durante la jornada del 25 de abril del 2011, Hugo Miguel Wasyluk (38) fue detenido en dos oportunidades por personal policial. Al mediodía, lo apresaron en Campo Ramón, luego de que protagonizara un incidente en la sede municipal. Ya por la noche, su hermana Ana lo denunció en la Comisaría de Villa Bonita por disturbios y amenazas.
Minutos más tarde, tal cual declaró la misma mujer, observó cómo el personal policial golpeaba brutalmente a su hermano estando esposado y desvalido. Fue la última vez que lo vio con vida.
Entrada la noche del 26 de abril, poco más de 24 horas de su detención en Villa Bonita, Wasyluk fue encontrado muerto en una celda de la Seccional Primera de Oberá. Según la autopsia, la víctima sufrió una hemorragia masiva que impidió que su corazón siga bombeando sangre.
Por el hecho están procesados trece policías, entre ellos un médico de la fuerza. Luego de varias idas y vueltas, la semana pasada el presidente del Tribunal Penal Uno, Francisco Aguirre, aseguró que el juicio oral y público comenzará el 2 de agosto.
El jueves, las partes fueron notificadas del rechazo de las últimas apelaciones de las defensas y sólo resta aguardar el inicio del debate, al tiempo que varios actores alertaron sobre la posibilidad de fuga de algunos de los acusados más comprometidos.
En tanto, El Territorio accedió en exclusiva a un material que consta en el expediente judicial y que podría involucrar a dos policías más.
Se trata del actual jefe de la Seccional Primera de Oberá, el comisario Marcelo Chimiski, quien el 25 de abril del 2011 estaba a cargo de la Comisaría de Villa Bonita; y de la oficial Rosa Berley, esposa del imputado Pedro De Mattos, uno de los tres principales sospechosos del homicidio.
La situación de Chimiski y Berley podría complicarse seriamente si se comprueba la falsificación de la firma de Wasyluk en la notificación del motivo de detención del 25 de abril a la noche, puesto que a simple vista la rúbrica es muy diferente a la original.

Wasyluk con “B”
Como se señala en el inicio de esta crónica, la víctima fue detenida dos veces el mismo día, por lo que existe un primer sumario para cotejar una y otra firma. Y las diferencias son abismales.
Por sus problemas de adicción y temperamento, Wasyluk contaba con varias entradas en las comisarías de la zona, por lo que sobra material oficial para cotejar su firma.
Ahora, con el hecho consumado, surge el interrogante de por qué alguien podría haber falsificado su rúbrica, sobre todo en una dependencia policial.
“Para deslindar responsabilidades, como certificando que en Villa Bonita el detenido estaba bien, sano y salvo y que pudo notificarse correctamente del motivo de su detención. Para colmo, la firma de la notificación de Villa Bonita es una especie de B mayúscula, cuando Wasyluk se escribe con W. Todo muy burdo, como a las apuradas”, argumentó una alta fuente del caso.
Casualmente o no, la citada notificación de detención lleva las firmas de la esposa de uno de los principales acusados y de quien fuera el jefe de la dependencia que detuvo a la víctima.
Pero la aparición de los escritos con firmas disímiles sólo corrobora lo que ya declaró la oficial Roxana Andrea Harasimezuk, también imputada.
“Las dudas en torno a la firma de la notificación por el motivo de detención surgen cuando le llamaron a Harasimezuk desde Villa Bonita para que notifique a Wasyluk en la Primera, pero la oficial no lo hizo porque el detenido estaba irritable. Después la notificación apareció en la comisaría de Villa Bonita. Entonces, si la tenían ellos, ¿por qué solicitaron que lo notifiquen en la Primera, comprometiendo al personal?”, se preguntó una de las partes.
La solicitud de notificación a la Seccional Primera se produjo sobre la medianoche del 25, siendo que en el escrito oficial de Villa Bonita se cita las 21.25 como horario del trámite.
En ese contexto, agregaron que “la oficial Berley notificó del motivo de detención y el comisario Chimiski firmó como instructor, por eso en el juicio deberán dar explicaciones”.

Crimen atroz
Hace dos semanas, se realizó la pericia sobre la autopsia del cuerpo de Wasyluk y las partes que asistieron pudieron corroborar la enorme cantidad de lesiones que derivaron en el deceso de la víctima.
En la secuencia de fotos, se observaron hematomas con forma de suela de borceguíes sobre el dorso, laceraciones de bastones en el abdomen y marcas de un enrejado en el pecho producto de una enorme presión.
Dichos datos no sólo alumbrarían las responsabilidades de los agresores directos, es decir, los uniformados que intervinieron en las golpizas, sino también los diferentes roles en la cadena de encubrimiento y la presunta negligencia.
En ese contexto, mencionaron que los más complicados son los tres efectivos que trasladaron del detenido desde Villa Bonita a Oberá, la noche del 25 de abril del 2011.
Por ello, Pedro De Mattos, Carlos Antonio Gómez y Ricardo Javier Rodríguez llegarán a juicio acusados de “tortura seguida de muerte”.
En tanto, otros dos uniformados que cumplían funciones en Villa Bonita habrían tenido una participación secundaria porque observaron los apremios y no actuaron para impedirlos ni tampoco denunciaron los hechos, como es su obligación.
Se trata de Jorge Antonio Heijo y Wilson Ricardo González, acusados de “omisión de denuncia e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
En un tercer nivel de responsabilidades, se ubican Miguel Ángel Espíndola, Hugo Ariel Basaraba, Carlos Ariel Lentini, Andrea Rosana Harasimezuk, Alejandro Fabián Núñez, Luis Alberto Silva, Gustavo Javier Fontana y el médico policial, José Orlando Morales, imputados por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
13 Policías procesados.
Son involucrados en el asesinato de Wasyluk. Tres de ellos imputados por “tortura seguida de muerte” y los restantes por “incumplimiento de sus deberes de funcionario”.
Misteriosa desaparición de un arma

Los tres imputados por “tortura seguida de muerte” cumplían funciones en la comisaría de Villa Bonita y fueron quienes redujeron y detuvieron a la víctima.
Para la Justicia, fueron los responsables de propinarle el mayor castigo a Wasyluk. Los tres fueron liberados en mayo del 2014, luego de abonar una caución de 50 mil pesos cada uno, puesto que estuvieron detenidos tres años. Por ello esperarán el juicio en libertad, como los demás implicados.
En tanto, desde la Policía confirmaron que semanas atrás el imputado De Mattos fue pasado a situación de retiro por orden de la Jefatura.
Por otra parte, fuentes del caso recordaron que en julio del 2014, dos meses después de que el sujeto recuperara la libertad, su esposa -la oficial Berley- denunció el hurto de su pistola reglamentaria dentro de la Comisaría de la Mujer, donde prestaba servicio. El caso derivó en una causa administrativa y judicial que incluyó el allanamiento de las viviendas de varias policías.
Berley argumentó que se quitó el arma para ir al baño y la dejó en un estante de su oficina. Descartada la participación de algún civil que haya ingresado a la dependencia, las autoridades de la Unidad Regional II apuntaron la investigación a las cuatro policías que se encontraban en dicha guardia. Transcurridos dos años, la pistola 9 milímetros no fue recuperada.

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