Querido lector, nos acercamos al día del periodista y muchas ideas y recuerdos me vienen a la mente.  Desde mis comienzos como  corresponsal del Corriere della Sera, en la Argentina y luego, cuando junto a mi esposo Iondo Passalacqua, corresponsal de La Nación, y otros obereños constituimos en el 1959 el Círculo de Periodistas «Ignacio Ezcurra», no puedo dejar de pensar en cuánto camino hemos recorrido en esta noble y exigente tarea de informar a la opinión pública.
   Me vienen  a la mente un gran número de periodistas, pero hoy les comparto un poco de la obra y pensamiento de un Nobel en literatura, que tenía una visión particular y digna de reflexión y análisis, oportuno para estas fechas. «El problema del periodista es que vive en un mundo de apariencia», dijo alguna vez José Saramago, haciendo alusión a que  lo que debe reinventarse no es el periodismo, sino el periodista y acercarse aún más a los hechos.
   Pero, el escritor portugués,  también señalaba que ningún periodista duda de los problemas que amenazan a la humanidad, pero regañó a los periódicos por no profundizar en las cuestiones que realmente interesan a la gente y por dedicar demasiado espacio a «la superficie, a la pequeña espuma que fluctúa en la superficie».
   Pero no es el objeto, por lo menos en este espacio instalar polémicas, sino compartir experiencias, vivencias y pensamientos, para que el lector tome de ellos lo necesario para reflexionar.
   José de Sousa Saramago, nació  en Azinhaga, Santrem, Portugal, el 16 de noviembre de 1922  y murió  en Tías, de Lanzarote (prov. de Las Palma, España, el 18 de junio de 2010
   Fue escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo. Miembro del partido Comunista Portugués desde 1969.
   En 1998 le fue otorgado el Premio Nóbel  de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para «volver comprensible  una realidad huidiza, con parábolas  sostenida por la imaginación,  la compasión  y la ironía»
   Su primer gran novela fue «Levantado o Chao» (1969) que marca el comienzo de un trabajo ininterrumpido de escritura de novelas.
   Citaremos aquí las más célebres:
   «Memorial do convento» (1982) cuadro de las duras condiciones de vida del pueblo en el mundo medieval, época de guerra, hambre y supersticiones. Este libro fue adoptado como ópera por Azro Corghi en el teatro de la Sacala de Milán, bajo el título de Bluminda.
   En 1980 publicó «Levantado do Chao» (Levantado del suelo), que es la historia de varias generaciones de campesinos portugueses, testigos de las penurias del campo y de un tiempo aciago, que culmina con el triunfo con la Revolución de los Claveles.
   Su sarcasmo sobre el cristianismo fue conocido en todo el mundo a través del best seller «El Evangelio según Jesucristo», publicado en Portugal en el año 1991 que provocó un gran escándalo, por el cual el escritor dejó su patria y se instaló en el archipiélago español de Las Canarias. A pesar de este escándalo Saramago continuó escribiendo obras de gran suceso como: «Memorial del Convento» en 1982, y «O ano da morte de Ricardo Reis» en 1984.
   Una de sus obras más originales fue sin duda «A jangada de pedras» (la balsa de piedra) que cuenta como la península Ibérica se desprende del resto de Europa y comienza a navegar en el Atlántico.
   El año 1998 ganó el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer y hasta ahora único escritor de lengua portuguesa que ganara esta distinción. Después de una larga enfermedad pulmonar, en el 2002 escribió dos novelas: «El viaje del elefante» y «Caín».
   En cuanto a producción poética hay que recordar: «Os poemas possiveis» (Poemas posibles) publicado en 1966 – «Provavelmente alegría» en 1970; «O ano de 1993» (El año 1993) publicada en el 1975 y «Poesía completa», una Antología publicada en 2005.
   Además de estas obras de fantasía, escribió obras biográficas: en 1997 «Cadernos de Lanzarote» (Cuadernos de Lanzarote, recopilación (1993/95); en 2001: «Cadernos de Lanzarote» (recopilación 1996/97); en 2006: «As pequenas memórias» (Las pequeñas memorias, memorias de su infancia).
   También son dignos de ser leídos dos de los muchos discursos que hizo: en 1998 «Discurso de aceptación del Premio Nobel ante la Academia Sueca» y en el 2005 pronunciado en la Casa de las Américas (La Habana, Cuba) el 17 de junio de 2005 titulado «Pensar, pensar y pensar».
   El famoso músico Azio Corghi se inspiró para sus composiciones en la obra de José Saramago tanto para la composición de ópera como de música sinfónica.
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Categorías: Columnas de Opinión
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