Cuando éramos chicos y empezábamos a leer «libros» y no sólo revistitas infantiles, Salgari y Verne eran nuestros autores favoritos. Nuestras mentes se agilizaban imaginando lugares fantásticos y acciones sorprendentes para vivir con nuestros héroes. Aprendimos a leer sin aburrirnos las más detalladas descripciones y empezamos a apreciar los frutos de una fantasía privilegiada, no sólo por su poder creativo en sí, sino también por la capacidad de presentar como realizables cosas, absurdas por aquella época, pero que años después vimos realizadas en el campo técnico y en el científico.
Julio Verne nació en Nantes (Francia) el 8 de febrero de 1828 y murió en Amiens (Francia) el 24 de mayo de 1905. Durante su juventud vivió pobremente en París. Pero su innata curiosidad lo empujó a viajar llegando hasta Escocia y Noruega.
Su actividad literaria empezó con obras de teatro de poco éxito. Recurrió a Shakespeare, a Poe, a la literatura científica y a las ideas contemporáneas de progreso. Su primera obra, que llamó la atención del público fue «Cinco semanas en globo» publicada en 1863. El año después publicó «Viaje al centro de la tierra»; al que siguieron «De la tierra a la luna» (1865), «Los hijos del Capitán Grant» (1867), «Veinte mil leguas de viaje submarino» (1870), y «La vuelta al mundo en 80 días» (1873), que suscitó un inmenso entusiasmo entre grandes y chicos. Además, dado el suceso literario obtenido, esta novela fue en el mismo año transformada en una comedia, que conquistó las plateas de todo el mundo y entusiasmó al autor a escribir más para el teatro, ya sea reduciendo a comedias algunos de sus cuentos, ya sea creando nuevas intrigas para las tablas.
Si hemos de dar ejemplos, debemos dar una mirada a dos de sus más famosas obras, sin duda magistrales, que han ayudado a hacer conocer el genio del autor y han divertido a grandes y chicos por años y años: «La vuelta al mundo en 80 días» y «Veinte mil leguas de viaje submarino».
La primera, quizás la más famosa de sus novelas, tiene como tema la apuesta de un noble inglés, Fileo Foggm hecha en su club londinense, de dar la vuelta al mundo en 80 días, acompañado por su sirviente Juan, llamado Passpartout, mientras un policía le sigue los pasos, porque lo cree el autor de un fabuloso robo en una Banca. Al respecto A. Ferretti escribe: «Lo heroico y lo cómico se alternan en este libro: son cómicas las aventuras y las hazañas para superar los obstáculos que se interponen en su propósito final. El mayor interés de la obra consiste precisamente en esta carrera prodigiosa alrededor de la tierra, en esta victoriosa conquista del espacio y del tiempo efectuada por un caballero inglés flemático y acompasado como el que más».
En cuanto a Las veinte mil leguas de viaje submarino, allí se narran las aventuras de la fragata Abraham Lincoln para liberar los océanos de un monstruo marino de grandísimas proporciones. De la expedición participan también el naturalista francés Aronnax y su sirviente Conseil. Improvisamente aparece el submarino Nautilio, obra del cruel capitán Nemo, que hunde un barco sin socorrer a los náufragos.
A. Ferretti así lo describe: «La figura del capitán Nemo que llora delante de la foto de una mujer con dos niños, tras asistir indiferente al naufragio del barco que él mismo hundió, vengador despiadado, odiador del género humano, que entrega plata a los griegos insurrectos y planta su bandera negra en el Polo Sur conquistado, es muy viva, bosquejada con todos los matices del héroe romántico, sin carecer de algún que otro rasgo de ese superhombrismo, que tanto gustaba a la literatura del tiempo».
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