Se quemaron los 6 mil metros cuadrados del local. Ayer persistían pequeños focos. “Hay que levantar la cabeza y ver cómo salir adelante”, dijo el hijo del propietario.
Empecinado en destruir hasta el último resquicio y transcurridas más de 24 horas desde el inicio del foco ígneo, entrada la tarde de ayer persistía el incendio del supermercado y mayorista El Cóndor de esta localidad.
Tal como anticipó este diario en la víspera, las pérdidas fueron totales ya que las llamas destruyeron el ciento por ciento de los 6000 metros cuadrados que poseía el inmueble, ubicado a la atura del kilómetro 9 de la ruta nacional 14.
En consecuencia, según estimaciones el siniestro generó un perjuicio global que rondaría los 200 millones de pesos entre edificio, mercadería, equipamiento, valores y dinero en efectivo destruido por las llamas.
Las pericias oficiales están siendo supervisadas por el comisario mayor César Duarte, jefe de la Dirección Bomberos de la Policía, quien se mostró muy cauteloso a la hora de brindar una posible hipótesis sobre el inicio del incendio.
Por el momento las tareas son acotadas ya que existe riesgo de derrumbe y persisten focos ígneos, por lo que recién hoy comenzarían las pericias de rigor por parte del personal especializado.
Para la demolición controlada se utiliza una grúa de una empresa local. Precisamente, en la tarde de ayer el movimiento de escombros, chapas y hierros hizo reavivar las brazas y el fuego recobró fuerza. Ante este panorama, las dotaciones de bomberos apostadas en el lugar se dedicaron a custodiar el perímetro.
“Las pericias determinarán el motivo fehaciente del incendio. Por ahora hay varias versiones y estamos tomando declaración al personal y a los encargados. Las causas pueden ser eléctricas, ya que algunos empleados dicen que vieron humo y después el fuego, pero no tenemos precisiones”, explicó el comisario mayor Duarte.
De todas formas, no descartó “un error humano, alguien que haya cometido una negligencia que generó el foco”.
Desde un primer momento varias voces señalaron que el incendio se produjo cuando derretían cebo vacuno para la fabricación de grasa. También surgió la versión de que la quema de basura propició el siniestro.
En tanto, fueron dados de alta los dos empleados que el miércoles tuvieron que ser derivados al Hospital Samic por un cuadro de intoxicación por inhalación de humo y shock emocional.
Golpe emocional
El emprendimiento de la familia Márquez Da Silva contaba con un plantel superior a los 200 empleados, lo que marca el perjuicio el siniestro ocasionó tanto para los propietarios como por los trabajadores de la empresa. Y el compromiso de muchos quedó plasmado desde un primer momento, cuando algunas cajeras ingresaron al local para recuperar la recaudación de las cajas y otras buscaban agua con baldes para tratar de sofocar el incendio, lo que resultó imposible.
Incluso, ayer decenas de trabajadores se presentaron con la ropa de trabajo para interiorizarse de los pormenores y ayudar en lo posible.
En un breve diálogo , Lucas Márquez Da Silva, hijo del propietario, señaló que desconocen las causas del siniestro, al tiempo que remarcó que seguirán trabajando en el rubro. “Se sabe que comenzó en el sector mayorista, pero no cómo empezó. El viento alimentó el fuego, no nos dio tiempo a nada. Después fue ver impotentes lo que pasaba”, reconoció.
El joven empresario graficó la situación con una frase: “La verdad es que nos quedamos sin nada, pero hay que levantar la cabeza y ver cómo salir adelante. Queremos llevarles tranquilidad a las familias de los empleados y clientes que esto no va a terminar acá”.
En tanto, el gerente José Fritz hizo hincapié “en el golpe emocional que tenemos todos por la cantidad de empleados que había. Todos tienen familia y aspiraban a salir adelante con su trabajo acá. Lo importante es que estamos juntos y nadie bajó los brazos”.
Además, subrayó que “la familia Márquez Da Silva quiere volver a surgir, no sólo por ellos, sino por los empleados y por los clientes”.
Testigo de los peores momentos, Fritz comentó que “todos nos dimos cuenta cuando el fuego ya estaba adentro y lo primero que hicimos fue evacuar el lugar, para cuidar a todos nuestros compañeros de trabajo”.
“Lo material se recuperará con el tiempo, lo positivo es que todos estamos bien de salud y podemos salir adelante”, remarcó sin ocultar su dolor por las enormes pérdidas.
Por su parte, Marcelo Sedoff, jefe del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Oberá, detalló que las mayores complicaciones se dieron en el depósito porque la estructura estaba muy comprometida por las posibilidades de derrumbe, lo que impidió el acceso de los bomberos para sofocar el fuego desde adentro.
“El fuego está controlado, pero por el peligro de derrumbe no entramos al edificio y trabajamos desde afuera. Ya no hay más focos de llamas intensas, sí algunas brazas que siguen quemando bajo los escombros”, agregó.
“No nos quedó otra que salir por el fuego”
José Fritz, es uno de los encargados del local comercial; relató que “el fuego comenzó antes de la apertura del supermercado, a eso de las 15.40, justo cuando entra el primer grupo, cerca del 20% de los empleados”.
Según las presunciones de los propios empleados, el fuego había comenzado “en el límite entre el minorista y el mayorista, ahí justo estaban los papeles higiénicos, los pañales, los desodorantes, todo inflamable, encima el depósito estaba lleno”, relató Fritz, quien continuó el relato, con una mirada entre perdida y desoladora: “Cuando vimos el humo y el fuego, no nos quedó otra que salir afuera porque se prendía fuego todo”.
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