Carolina Vitorio tiene 18 años y un hijo de dos con serios problemas de salud, presuntamente relacionados a las precarias condiciones habitacionales en la que sobreviven en el barrio Copisa de esta localidad.
La pobreza y las carencias saltan a la vista, al punto de que la mujer, su concubino y el pequeño residen en una precaria vivienda cuyas paredes son de lonas y plástico, con piso de tierra y un techo improvisado con algunas chapas y cartón.
“Los días de lluvia entra mucha agua y cuando hace frío nos ponemos toda la ropa que tenemos para aguantar de noche. Mi nene tiene dos años y sufre problemas de pulmón por el frío y la humedad. Según los médicos le hace mal donde vivimos, pero no tenemos otro lugar donde ir”, lamentó Vitorio.
Contó que su concubino recicla materiales en el basurero municipal, ubicado a un kilómetro de su casa, lo que apenas les permite comer lo mínimo indispensable.
Al respecto, la joven aseguró que en varias oportunidades recurrió a la comuna en busca de asistencia para mejorar su vivienda, aunque una y otra vez logró sólo promesas que se diluyeron en el tiempo.
“Mi marido gana poco y nada juntando cartones, latas y algo de aluminio, por eso no nos sobra como para arreglar la casa. Fui a la Municipalidad y primero me prometieron que iban a venir, pero no pasó nada. Después volví y ahí me dijeron que no podían ayudarme porque yo tengo marido y ellos ayudan sólo a mujeres solas”, aseguró.
Pero las carencias no se agotan en la cuestión habitacional, ya que tampoco disponen de acceso al agua potable, situación que afecta a decenas de familias de la zona.
En sentido, Vitorio explicó que “hace cinco meses que el camión aguatero no aparece y buscamos agua de un pozo. El agua es bastante turbia y tenemos que hervir, porque ya hubo gente que se enfermó de la panza, sobre todo chicos”.
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