Cristian A. está casado con una agente de Policía y aseguró que la mujer lo golpea. Ya hizo cuatro presentaciones legales por violencia, aunque la Justicia no tomó medidas para protegerlo

Desde hace meses la vida de Cristian A. de 33 años se convirtió en un infierno donde es presa de violencia física y psicológica por parte de su esposa, quien se desempeña como agente de la Policía de Misiones.
El hombre ya radicó cuatro denuncias y aseguró que hasta el momento la Justicia no tomó ninguna medida, como la exclusión de hogar y prohibición de acercamiento de la violenta, identificada, por el denunciante, como Tamara S.
La citada agente se desempeña en el destacamento del Parque de las Naciones, dependiente de la Seccional Segunda, donde cumple tareas como secretaria del supervisor de Tránsito.
El matrimonio tiene un hijo de un año y medio, mientras que la mujer tiene una nena de 4 años producto de una relación sentimental anterior.

Hace tres días
El último episodio de violencia se registró el lunes, cuando la mujer atacó a su marido a golpes y le lanzó objetos, ocasionándole un corte en la mano izquierda.
A consecuencia del hecho, Cristian A. se dirigió a la Seccional Primera con la intención de radicar una denuncia, aunque en la guardia habrían subestimado la gravedad del caso.
“Nos casamos en diciembre del año 2013 y ese primer año no existieron muchos problemas, aunque ella por ahí reaccionaba mal y empezaba con insultos fuertes. Pero este año empezó a agredirme físicamente, me tira con lo que tenga a mano y si puede me pega. También las golpeó a mi mamá y a una hermana mía”, señaló.
En diálogo con El Territorio, el muchacho comentó que “el lunes me tiró una silla, que si no me atajaba me rompía la cabeza. Fui a la Primera para denunciar y ahí me empezaron a decir que no conviene contar los problemas de pareja y que ellos iban a hablar con ella para que cambie su actitud. Pero actúan así porque ella es sobrina” de un alto jefe policial.

Denuncia penal
Ante la falta de respuestas en la Seccional Primera, ayer Cristian A. radicó una denuncia en el Juzgado de Instrucción Penal Uno de Oberá.
“En otras oportunidades me acerqué a la Comisaría de la Mujer y me atendieron muy bien. En mayo el juez nos citó y ella prometió que iba a cambiar y acepté darle una oportunidad, pero pasó un tiempo y empezó con la violencia. Es triste porque las criaturas ven todo. Yo prefiero salir de la casa y no contestar los golpes, porque nunca le pegué a una mujer ni pienso hacerlo”, subrayó la presunta víctima.
El lunes, el muchacho se mudó con su madre, quien reside en una casa lindera a la suya, en Villa Kindgreen.
Como son vecinos, la familia de Cristian A. está al tanto de los problemas, incluso en varias oportunidades trataron de interceder, aunque sólo despertaron más violencia.
“Yo trabajo en construcción y ella dice que gano poco, pero cuando consigo un buen trabajo me dice que renuncie para cuidar a los chicos. No le entiendo. Pienso que deberían hacerle pericias psicológicas porque así es un peligro no sólo para mí, más aún sabiendo que porta un arma de fuego. Yo ya no quiero volver con ella, sólo quiero recuperar a mi hijo”, agregó.
Si bien reconoció que no es común que un hombre denuncie a una mujer por violencia de género, expresó que “la Justicia tendría que analizar las pruebas y hacer algo rápido. Sólo porque ella sea la sobrina del jefe de Policía no puede hacer lo que quiere. Eso es injusto y habría que evitarlo”.

Estadísticas violentas
Las denuncias por violencia familiar constituyen el 75 por ciento de las causas que se tramitan en el Juzgado de Familia de esta localidad.
En el 98 por ciento de los casos, la violencia es ejercida por el hombre contra la mujer; mientras que el 89 por ciento de las denuncias implican agresiones físicas, según precisó el juez de Familia, José Gabriel Moreira.
Además, un 30 por ciento de los casos derivan en exclusión de hogar y prohibición de acercamiento para el violento.
Según estadísticas oficiales, a lo largo del 2014 se contabilizaron 1836 juicios por violencia doméstica en Oberá, cifra que alerta sobre una grave problemática que no distingue clases sociales.
El magistrado obereño alertó que la violencia se incrementa y apoyó sus dichos con cifras contundentes: el año pasado se registró un promedio de 153 denuncias mensuales por violencia familiar, cifra que en enero de 2015 se elevó a 206, lo que se traduce en siete casos por día.
“Hoy se ejerce mucha violencia psicológica con el tema económico. Es un juego perverso, donde la violencia física se complementa con la violencia económica y es algo sumamente dañino para quien padece la violencia en forma directa y para los hijos”, subrayó Moreira.
En este contexto, cada vez son más las exclusiones de hogar y prohibición de acercamiento. Sólo en diciembre pasado se ordenaron 77 exclusiones, lo que en 16 días hábiles que atendió el Juzgado, arrojaron un promedio de cinco exclusiones diarias.

(Territoriodigital)

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Categorías: Noticias Policiales
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