Agenda cultural
Hay temas que han tomado indiscutible trascendencia, que dejaron de ser silenciados, enmascarados, tabúes, como el de la violencia en todos sus aspectos, como hecho y como conducta humana ejercida principalmente sobre la mujer. Violencia física, psicológica, económica, sexual, etc. que se ha vivido con naturalidad, sin culpa por parte del que la ejercía, aceptada por miedo por la víctima. Van cambiando las actitudes, el lenguaje, los procedimientos Por su parte la mujer ha tomado conciencia de sus derechos, de su fortaleza y ha sido capaz de vencer el miedo a defenderse y a denunciar.
Esta problemática ha sido encarada desde la literatura por la Antropóloga Social Lic. María Alejandra Larumbe, en su último libro titulado “Cuentos que no lo son”, con el fin de hacer visibles prácticas violentas que se ejercen como un derecho de una parte de la sociedad sobre la otra. La autora se vale de ficciones en modo “ cuentos”, que sin embargo se asientan en realidades que ha conocido directamente por parte de las víctimas. Claramente incursiona en la narrativa literaria con el fin de no exponer a quienes han logrado contar su experiencia violenta y vencer sus miedos. Lo prologa el escritor misionero Raúl Novau que enfatiza en el estilo con que la autora enfoca esta realidad, “fluido, sólido, sin aditamentos retóricos tratando de rescatar desde el fondo las estulticias cometidas en detrimento del género femenino”. María Alejandra Larumbe trabaja en el campo de los Derechos Humanos y ha publicado otros textos sobre el tema en Compilaciones de Cuentos en los años 2017 y 2018. Los 18 relatos de “Cuentos que no lo son” suceden con distintas modalidades, desde 1974 al año 2019. Dice el prologuista que los tiempos medidos en esas cronologías se resaltan con los períodos del Proceso Militar y el Advenimiento de la Democracia al país.
En todos los cuentos subyace una conducta que podemos calificar de delictiva por parte del agresor que sin embargo es disculpada o tolerada, y justificada finalmente por la sociedad. La víctima pasa por distintas situaciones de violencia, donde se la roba, se la viola, se la agrede, se la intimida de mil formas. En todos los casos son mujeres que la sufren, y por consecuencia dolorosa e injusta, también los hijos, especialmente, las niñas. La mentalidad machista formada como un derecho del género masculino, va desde el gesto aparentemente amoroso al último que provoca la muerte de la “amada”, totalmente cosificada. No se lamenta el hecho, se lo describe abundantemente -por ejemplo- desde los medios de comunicación hasta que se lo transforma en una noticia más y terminamos hastiados, sin querer discutirlo más. Las situaciones donde se dan pueden ser el hogar, el bar, la calle, la playa, el mar, el río. O sea que pueden darse en el trabajo, en el estudio en las vacaciones, etc. Todo sirve para que el agresor descargue su violencia íntima ante cualquier situación que no pueda controlar.