Agenda cultural
Estar en la piel de un ganador es una magia que sin darnos cuenta es nuestro privilegio gracias a esta columna.  Con el libro en mis manos, quiero saber qué dice de él, otro grande, Rolo Capaccio, porque si lo “dice él” debe ser así, de perfecto. Entonces sigo leyendo -ahora sí- las palabras del autor, su presentación, para no perderme nada. Me va llevando de sorpresa en sorpresa, de un premio al otro, federales, provinciales, locales. La ciudad de Leandro N. Alem se da el lujo de contar con un artista, un creador, un escritor, como es Marcelo Horacio Dacher, con apenas medio siglo de vida, colmados de premios, galardones, principalmente en lo que ha sido su vocación especial, la producción televisiva, y sus 25 premios nacionales Martín Fierro, dos de ellos de Oro.
Su profesión de Contador Público no fue óbice para su espíritu creador y para poder incursionar en la literatura y en especial en crear su libro “El Contador” Cuentos de aquí y de allá”… Qué otro título más apropiado para un amante de los números, cuya magia conoce. Para él narrar con la imagen, ha sido un acto creador que había que enfrentar, tanto como ahora enfrenta la hoja en blanco. Son cinco, los “cuentos de aquí” y son cinco, los “cuentos de allá”, con el agregado de un Glosario. Por supuesto en los “cuentos de aquí” Horacio Quiroga le da pie como para que Dacher no tenga problemas en rearmar nuevas historias con personajes quiroguianos, y con el mismo Quiroga “… avisaron al patrón que Quiroga estiró la pata en Buenos Aires”.!! Irse a morir tan lejos y seguramente tan solo, es cosa propia de este hombre solitario. Los animales prepararon su velorio, en la selva, o en el río, hay que pensarlo bien. Ya ni se acuerdan de la fiesta anual que planificaron. De paso Dacher en sus restantes cuentos “de aquí” aprovecha a poner en evidencia que se promete cuidar la selva y el río, pero no se cumple.. Claro que para eso hay que saber elegir a los mejores y por ello un cuento alude a la “votación” y a los dos únicos “partidos “, Las leyendas y el Curupí, que se presentaban. De los “cuentos de allá” nada más divertido que la historia de los dos pueblos separados por una calle y por el odio de sus habitantes. Sin embargo y como algo impensado, una plaga mundial como el covid mas nueve meses, de internación hicieron el milagro de la unión entre los pueblos. Una grieta menos! . En el próximo cuento, el covid fue la vara vengadora en manos del comisario (nada menos). El cuento “El arte en las venas”, fue diversamente interpretado, también por mí, que como soy una apurada, hubiese contestado otra cosa, más evidente… Es que yo vi por años a El David en una esquina de Montevideo, a pocas cuadras de la Facultad de derecho… Siempre me costó mirarlo…

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Categorías: Columnas de Opinión
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