Agenda cultural
No hay dos sin tres, dicen… también en las lecturas. Y mientras va sucediendo la 46 Edición de la Feria Provincial Del Libro, su Biblioteca va recibiendo nuevos libros que amablemente nos dejan los escritores invitados luego de sus presentaciones,. Entretanto nosotros daremos la última lectura al libro “Antología De Teresa” como un homenaje a su autora: Teresa Morchio de Passalacqua. En estos repasos que hemos hecho de su libro, ha sido como tenerla de nuevo con nosotros. Sus historias de vida y sus relatos, ensayos, comentarios de libros y de sus autores, y tantas cosas más, nos dejan la sensación de que fue un “repasar la lectura” como nos aconsejaban antes para afianzar mejor lo aprendido. Y tuvimos otra oportunidad, ahora personal, cuando hicimos una ronda de recuerdos como parte del homenaje planificado para el primer día a través de anécdotas de sus amigos cuya consigna era presentar a Teresa en su cotidianeidad, tal como ella era, atractiva por muchos lados, alegre, amable, culta, atenta a todo lo que pasaba, consejera amigable, generosa en prodigar sus conocimientos, receptiva como para tratar siempre de solucionar los problemas que se le presentaban o intuía. La ronda de recuerdos fue una gran idea a la que se sumaron amigos, compañeros de trabajo, de cada una de las instituciones donde ella actuó, y fue una recordación muy amena, alegre pero también muy emotiva. Creo que mereció el aplauso que se brindó.
Antes de cerrar el libro, voy al Capítulo IV “Escenas de la vida cotidiana” para encontrarla sorprendida por algo con lo que no contaba; “Aparece la Escuela” “…Yo no pensaba ni lejanamente que al final yo también sería encuadrada en las aulas escolares. Para mí la vida era juego y aprendizaje jocoso, poesías, figuritas, cuentos; en el verano a todo esto se agregaban los baños de mar. No sabía nadar y como mis hermanos aprendí con mi papá, como maestro decidido y práctico…”
“Como ya tenía 5 años me llevaron a pre escolar en el Colegio de la Virgen del Carmen. La idea de jugar con chicos nuevos me encantaba. Mi hermana estaba en 6° grado y me llevó. La escuela me pareció muy lejos , pero pasamos la mañana jugando en el jardín. Fuimos a la Capilla. Los bancos eran brillosos y Sor Amable tocaba el armonium. Volví a casa feliz. ….No pude recordar cómo pasé la tarde, pero sí que me acosté feliz y me dormí sonriendo. La sonrisa se me borró cuando a la mañana siguiente, oí la voz de mi madre que decía “¡Arriba! Que hay que ir a la escuela”. Mi contestación fue entre lo desesperado y lo maravillado: “¿otra vez?” y me escondí bajo la frazada llorando. Mamá no era mujer que se asustara fácilmente: “¿que quieres hacer?” Jugar con mis amigos, quedar contigo …a la escuela que vaya Ana”…