Agenda cultural
El presente libro es una quinta edición corregida y aumentada de un texto que impresiona por su solidez y envergadura., que se reeditó el 2011, en el 2012 y en el 2014 Un texto escrito por tres profesoras que enorgullecen a las Ediciones del Instituto Montoya, María Angélica Amable, Karina Dohmann y Liliana Mirta Rojas, Contienen cuatro capítulos donde en el primero se abordan las culturas guaraníes. En el segundo las Misiones jesuíticas guaraníes. En el tercero la etapa de disgregación de la provincia misionera y por último el reportamiento y nueva organización de Misiones. Monseñor Kemerer creó la primer institución de educación superior en Misiones en 1960 y luego la regionalizó y fue creando diversas áreas y así fue creando cátedras de Misiones en el Profesorado de Historia. En el Departamento de geografía incorporó esa cátedra y la designé al profesor Antonio Margalot en 1974, Al año siguiente, en 1975, creó el Centro de investigaciones históricas “Guillermo Furlong con el objetivo de colaborar con la tarea educativa con el fin de acercar a alumnos y docentes el resultado de su tarea investigativa, para un mejor aprendizaje de la historia de la región . Por lo que en 1981 lanzó una historia de Misiones en fascículos semanales en el diario El Territorio que se e dictaron en dos tomos La Historia Misionera. Una Perspectiva Integradora tuvo su primera edición en 1996 y su amplitud y su especialización a la vez, lo hizo un libro muy requerido. El análisis de las primeras culturas y los guaraníes y luego las misiones jesuíticas, y la expulsión de los jesuitas a mediados del siglo XIX, disgregan a la provincia hasta que en el siglo siguiente vuelve a organizarse.
Todos los textos son interesante, especialmente cuando nos referimos el trato de los guaraníes con los conquistadores, porque suponemos que no fueron sencillas y seguramente que hasta conflictivas. Cuenta uno de los jesuitas en una de sus cartas “que en los primeros años los españoles lograron imponerse ejerciendo la autoridad que obtenían del las uniones con mujeres guaraníes” Si bien respetaban los parentescos, las relaciones eran poligámicas y contrarias al cristianismo. Al no encontrar riquezas, los españoles debieron conformarse con el trabajo de la tierra, el sistema de encomiendas para obtener mano de obra barata, lo que acarreaba problemas para los guaraníes que rechazaban ese sistema que desconocía su organización. Entre ellos solo se sentían obligados a prestar un servicio cuando había lazos de parentesco. En las cartas a España se da cuenta de que los guaraníes son altivos y soberbios y que solo reconocen a Dios como su señor. Sin embargos dicen que “los indios aceptaron someterse a los frailes menores, que asimilaron a ellos a los Jefes Chamanes. El poder de los misioneros pareció legítimo a ellos… La caridad de los franciscanos se parecía a lo que se esperaba de los jefes…”