Agenda cultural
Una novedad inesperada y muy interesante  fue conocer el   trabajo de  investigación realizado en una zona importante  de nuestro departamento de Oberá, como es Campo Ramón, un lugar al que en pocos minutos podemos  visitar, el primer  municipio declarado Ecológico por las autoridades oficiales hace algunos años. La presente investigación estuvo a cargo nada menos que de la Junta de Estudios Históricos de Campo Ramón  lo que nos da seguridad de  trabajo riguroso y lo más completo dentro  de l o posible,   “que busca preservar la memoria local”… Su título  “Campo Ramón. La epopeya colonizadora. 1920-1945”  nos adelanta  “la intención  inicial reconstruir esa primera parte de la historia local: el período pre institucional, el de la llegada de esos primeros contingentes de pobladores de la ocupación del espacio”. Así lo aclara la Presidenta de la Junta Histórica de Campo Ramón, Lic. Mirtha Monge. Campo Ramón no fue menos acogedora de la población inmigrante que cualquier otra región de Misiones. A pesar de los años que abarca  este estudio  – un cuarto de siglo- el aluvión inmigratorio llegado a  lo que llamarían “Campo Ramón” comienza en 1920, es decir hace poco  más de 100 años, por lo que  todavía hay descendientes de los pioneros que pudieron  dar vida a este trabajo. En el capítulo “Un mosaico de nacionalidades” encontramos los nombres y apellidos que le han dado solidez a nuestra sociedad y con los cuales nos encontramos en algún momento. Las entrevistas a los descendientes fueron el modo de conocer cómo se fue forjando este pueblo. Portugueses, ucranianos, italianos, alemanes, polacos, suizos, nórdicos, españoles, rusos, criollos y nuestros vecinos paraguayos y brasileños, todos encontraron su lugar y se asentaron en las chacras de 25 hectáreas que el gobierno otorgaba. El capítulo III pone en contexto esta singularidad de Misiones, desde el punto de vista mundial, en un periodo de guerras y entre guerras que expulsaba a poblaciones enteras. En nuestro país, expresa la autora, este proceso inmigratorio se inició a mediados del siglo XIX, pero se intensificó en el siglo XX a raíz de nuestras generosas leyes de recibirlos. Otros capítulos del libro a través de los entrevistados van mostrando lo que significó establecerse en lugares casi selváticos y dominar el  monte para poder hacer agricultura. Luego  el nacimiento necesario  de  instituciones administrativas que dieron cuenta del progreso de la zona. Las escuelas fueron las introductoras de la nueva educación que tanta población diversa debía recibir y adaptarse. Los  docentes maestros fueron los educadores por excelencia, como lo son hasta ahora.  La religión, tanto católica como protestante, se visualizó en capillas y templos, en sacerdotes y pastores, que devolvieron el calor de hogar de sus países de origen. Cada colectividad trajo su representante espiritual. Finalmente el libro hace referencia a personalidades que fueron pioneras en darle fuerza y en organizar  la economía,  la cultura, las relaciones sociales. Un capítulo especial es dedicado a uno de esos hombres, a don Eulalio González, muy querido y aceptado por todos.

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Categorías: Columnas de Opinión
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