Agenda cultural
Una vida consagrada al servicio de Dios y a través de El, a la gente, en primer lugar a la familia, luego a todo aquel que lo necesitare. Y con el agregado de la alegría por servir. Un libro lleno de espiritualidad nos trae su autora María Del Rosario Loreiro y el título ya nos introduce en el tema, “Mis Vivencias con Jesús y María”. El viernes 18 de marzo se presentó este libro en la Biblioteca Popular “Domingo Faustino Sarmiento” y una lluvia torrencial nos impidió el conocimiento personal con la autora, pero lo hacemos a través de su libro. Según su propia biografía nació en la colonia Itacaruaré, Misiones. Su madre era docente y su padre estudió en la Escuela de Artes y Oficios, especializado carpintero con medalla de oro, oficio que nunca ejerció. La peripecia del nacimiento de la autora fue con pronóstico de la partera de que “no vivirá”. Es que ser prematura en aquellos tiempos (1943) era desafiar la falta de mínimos medios de salud, rutas de tierra que se volvían intransitables cuando llovía. Los transportes eran caballos, carros, carretas y sulquis. Y lo principal -que debía asegurar la vida al prematuro- no existía: era la incubadora. Entonces no quedaba otro medio, en la gente piadosa, que ofrecer a la bebé a la protección del Inmaculado Corazón de María.
Esto marcó a María del Rosario (Charito) para toda su vida, propia y familiar, su sentido de solidaridad, de amor al prójimo y de compartir con los más necesitados. Con el tiempo fue confirmada en el bautismo, ya que en esa colonia no había sacerdote al tiempo de nacer, y luego recibió la comunión. Desde ese momento sintió y vivió el “amor por el Eterno”. En una época de gran materialismo y de olvido de la espiritualidad religiosa, como algo de otro tiempo, leer a esta dama nos pone a repensar en los valores que si bien eternos, van quedando al costado del camino de una parte importante de la Humanidad.
En el Capítulo 3 aborda especialmente el origen de la devoción a María a raíz del encuentro con una imagen rescatada en un incendio y con la que se hizo un altar familiar que todos veneraban. En el Capítulo 4, la autora repasa un “paso a paso” desde su adolescencia, vida familiar y espiritual, y como catequista que aceptó serlo “porque en mis años no tiene cabida el otoño”. En este capítulo relata el encuentro con la advocación de María Rosa Mística a través de un acontecimiento milagroso que sucedió a una de sus hijas. De allí en adelante ella y la comunidad logran materializar y llevar adelante la concreción de una donación de terreno para construir una capilla dedicada a María Rosa Mística, centro de retiro espiritual y salón de usos múltiples.
Hecho realidad, puede señalarse como otro milagro “Donde está mi imagen presente, estoy yo y obro milagros”. ¡Quien lo duda!, agrego con admiración.