Agenda cultural
Misiones y sus duendes. Los escritores misioneros y sus duendes,  de los que  no parecen poder escapar. Elisabet Dolores Villavicencio  es una de ellas,  que los conoce muy bien según nos convence con la lectura de su primer libro “Sentires de mi Tierra Colorada”,   presentado en la Edición 39 de la Feria Provincial del Libro. Elisabet ejerció la docencia muchos años en zona de frontera, en la llamada “zona desfavorable” y tal vez las dificultades que vivió, propias  y ajenas le dieron esa fuerza imaginativa que surge en todo el libro. Pero  vivió también maravillada del entorno  natural, de una selva todavía presente aunque en estado constante de  extinción , y así es que puede describir paisajes  bellos y luminosos pero también  llenos de  peligros,  con la  tragedia pisando los talones, como le sucedió  a la desventurada “Teresa Do Mato”.
Elisabet aprovecha sus cuentos para  dar el grito de alerta a la devastación que las máquinas trajeron  para llevarse la riqueza maderera  de la zona  y que tanto  trastornan  la vida vegetal y animal. También para recordar las tragedias vividas por los  mensúes,   los obreros de la madera, que perdieron su vida  como si nada valiera.  La diversidad humana de Misiones,  pueblos originarios, criollos, negros,  inmigrantes;  la vida cotidiana en las “colonias” con sus plantaciones típicas, yerba, te, tabaco, y la agricultura familiar,  tienen en estos cuentos un lugar, a veces triste lugar, porque el  duro trabajo que describe  de  su gente rural  no logra terminar con la pobreza ni miseria que deben soportar.  Junto  a  estos  personajes de la vida  real se encuentran los que llevan un poco de misterio y de magia  a la vida,  los  “ duendes”, seres  que  tienen las mismas emociones y sentimientos  que los  humanos:  amores, rencores, venganzas, engaños, tragedias… y que pueden confrontar con otros que pertenecen a otras latitudes, como en el relato  “De los Trölls a las Pöras”  donde  “Las diferentes etnias se mezclaron.  Las leyendas nórdicas  con sus Trölls, se ensamblaron con la magia del Jasi Yateré, la Caa Yari… las Pöras, aparecidos”. Los abuelos suecos  de la autora, Federico y Astrid,  relataban sobre sus  duendes  propios:   los trölls   (protectores de la naturaleza)  que acompañaban  la dura tarea de los primeros pioneros. En nuestra Misiones, la autora convoca a los  duendes más conocidos.  La Ka á Jari, diosa de los yerbales,  vengadora  de las tiernas gacelas que mata el cazador -en su primer cuento-   y  en  “Tarefa Fatal”. Apasionada amante, no es menos vengativa  la “Yasy Yateré” que, celosa,  no comparte amores,  pero es, a la vez,   enigmática y se las arregla para  otra tarea, como evitar los desmontes.  También  se divierten, como el pombero y el lobizón, nada menos, jugando al capichúa con piedritas de colores del río cuando,  alertados por asustados  loros  de un voraz incendio en el bosque,  se vuelven  salvadores  de animales  así como  de un inocente niño, Joel… Son más de 20 cuentos para una tarde de lectura amena en un espacio fresco y vegetal.

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Categorías: Columnas de Opinión
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