(Espíritu: sentido esencial o tendencia general de una cosa)
En este segundo suplemento dedicado a la Fiesta Nacional del Inmigrante, (decíamos en nota editorial fechada en 2005 y que hoy repetimos, antes que se cierre septiembre, mes del inmigrante) nos referiremos a uno de los motivos fundamentales que pueden haberla convertido en la primera de la provincia, el espíritu  con que fue creada y el impacto que provoca en la gente cuando la conoce y la vive.
En nuestro trabajo periodístico de hoy, rescatamos conceptos y opiniones que parten de los mismos organizadores de la primer Fiesta, esa ya histórica que se desarrolló en el Complejo Deportivo entre los días 4 y 7 de septiembre de 1980, así como de visitantes de ediciones posteriores
Apelamos para hacerlo a nuestra condición de primeros cronistas de la Fiesta y, por lo tanto poder acceder hoy a nuestro archivo periodístico que nació con la primera edición de Pregón Misionero el 9 de Julio de 1966 y, en este caso, recorrer las páginas del archivo del tomo correspondiente a 1980 y detenernos en la página 19 del suplemento especial que nació con la primer Fiesta y siguió repitiéndose año a año hasta el presente y en tren de presentar pergaminos, agreguemos el hecho de que hemos participado de la primera Comisión Organizadora, avales que nos permiten hablar de la misma con propiedad y reproducir documentos originales.
En la página citada el Comité Ejecutivo de la Fiesta señala el espíritu de la misma y lo hace en un documento que firman su presidente, Teófilo Ángel García y su secretario Manuel Carlos Domínguez.
*Oberá por ser cuna de tantas nacionalidades, ha creído un deber organizar una celebración de recordación y veneración y fiel a ese sentimiento el intendente Municipal, ingeniero Norguss Jacob convocó a la población toda y este comité ejecutivo representándola, puso manos a la obra y encontró buena voluntad y disposición para llevar a cabo estas jornadas que se están viviendo y que en tiempo más que breve fueron organizadas.
*Es por ello que el comité ejecutivo de la FIESTA DEL INMIGRANTE hace llegar a los inmigrantes un especial saludo en este 4 de setiembre de 1980 en que todo el país conmemora tan importante acontecimiento.
*Es que Oberá y el inmigrante tienen vínculos estrechos e indisolubles que hacen que esta región, de particular conformación poblacional, cuente con una destacada reserva moral y física que le permite vislumbrar un venturoso porvenir.
*Juntos todos, puestos de pie en el día de esta celebración, no podemos menos que agradecer a Dios en primer lugar por haber derramado tantas bendiciones sobre nosotros y a quienes tuvieron la feliz iniciativa de arraigarse en este suelo ubérrimo, rendirles un justiciero homenaje comprometiendo nuestra acción para que el sueño que ellos forjaron en sus inacabables jornadas junto al surco, siga siendo una hermosa y permanente realidad. Oberá, 4 de setiembre de 1980.”
Hemos resaltado uno de los párrafos porque encontramos en ese el sentido esencial que se le imprimió a la Fiesta y que será uno de los elementos que la espiritualizará.
En efecto, el homenaje de las nuevas generaciones a sus ancestros es ecuménico, por ello alcanza a todo ese abanico de nacionalidades de aquí y de allá que arribaron a Yerbal Viejo y a Oberá.
Homenaje que se concretó no por una fría disposición oficial, sino que surge como corolario de una espontánea pasión popular que fue creciendo a medida que se fue conociendo esta rica historia obereña, que tuvo su primera divulgación pública organizada en el folleto “Oberá lo que brilla”, que editamos en el año 1967 con el Dr. Aníbal César Montiel, siendo gobernador de la provincia el Cap. (R) Hugo Jorge Montiel, intendente municipal, Cte. (R) Eduardo León Mandar, contándose con la importante colaboración de don  Godofredo Alfredo Páez y Fernando Perini, aparecido 55 años después del primer asentamiento en Yerbal Viejo y 39 años después de la fundación de Oberá.
Es a partir de las década de los 60/70 cuando comienza la participación activa de algunas colectividades pioneras desfilando en oportunidad de las fiestas cívicas y  es también cuando el entonces intendente Dr. Montiel concreta documentalmente un homenaje oficial a los inmigrantes, hacemos ya la salvedad que  señalando solo algunas de las expresiones que iban surgiendo espontáneamente, todas ellas tendientes a evidenciar esa pasión que iba creciendo en nuestra gente
Llegamos a la idea fuerza, por parte de las autoridades y vecinos, para hacer la Fiesta, que se basó en que en el año 1979 se realizó en Oberá el acto celebratorio del Día Nacional del Inmigrante que contó con la presencia de las colectividades: ucraniana, española, polaca, alemana, finlandesa, suiza y sueca con trajes típicos y portando banderas.
Y así, mediante el esfuerzo de un pueblo y el fervor de un intendente, Norguss Jacob, que supo recoger y plasmar ese anhelo popular latente en el medio, comienza en 1980 la celebración-homenaje a los inmigrantes concretada en esta Fiesta que ya en su primera edición eligió Reina Provincial y que, prontamente, adquiría ese rango y más tarde el de nacional para orgullo de Oberá.
Retomando el tema de la identidad y del espíritu de la Fiesta, a lo ya expresado agregamos la parte de la entrevista concedida a Pregón Misionero por el embajador de Alemania, Herbert Limmer que nos visitara para la XII Fiesta Nacional del Inmigrante en el año 1991, donde se refiere entre otros temas a las colectividades que conociera entonces y que ayuda a comprender el espíritu que tutela a la Fiesta y el porqué de su éxito.
“…es una gente muy simpática. Oberá es una ciudad relativamente pequeña, pero con un pueblo que sabe hacer esfuerzos, sabe trabajar ordenadamente. Es un pueblo de muchas colectividades, pero que al mismo tiempo cooperan. Todas saben que tienen el mismo objetivo, y a mi juicio, creo que ninguna colectividad es dominante, sino que todos saben que uno depende del otro y el bienestar de uno es el bienestar del otro”
Con relación a su opinión sobre la Fiesta Nacional del Inmigrante reproducimos las palabras del embajador que obtuvimos mediante los buenos oficios del dirigente de la colectividad alemana, Atalivio Mario Kurtz, que interrogó al respecto al embajador. Esto dijo Limmer:
“…de lo que estaba participando debería ser tomado como ejemplo por las naciones de mundo de participación e integración, quince colectividades que se integran y viven en total armonía, la cantidad de traje típicos, esencia de identificación de las naciones, su colorido, sus bailes, la utilización del idioma, personalidades de las colectividades de alto rango…”
“…una fiesta como esta, sus adornos, música, comida, trajes, alegría, los bancos largos es casi igual a la que se realiza en Alemania….”
Lo repetimos, el homenaje de las nuevas generaciones a sus ancestros es ecuménico, por ello alcanza a todo ese abanico de nacionalidades de aquí y de allá que arribaron a Yerbal Viejo y a Oberá y esa conjunción solo puede existir en un ambiente de paz, armonía y cooperación entre las distintas colectividades que alberga la Fiesta.
Así de sencillo, pero este logro obereño que pudo reunir en una cita anual a más de una decena de colectividades, es, en pequeño sí, pero tal cual,  el enorme sueño de los dirigentes del mundo, asolado por guerras y enfrentamientos armados, ante la imposibilidad de sus pueblos de hallar en la cooperación armónica entre las naciones, un clima de paz y concordia que en lugar de destruir, construya.
Por ello, qué decir cuando los visitantes –sobre todo aquellos que como el embajador que citamos- asisten aquí, perplejos a una convivencia entre nacionalidades que, quizás en el viejo mundo estén enfrentadas ¡y cómo!
La Fiesta Nacional del Inmigrante tiene que perdurar porque su espíritu de hermandad entre los pueblos está asentado sobre una fortaleza.
“Simplemente única en el mundo”.

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Categorías: Columnas de Opinión
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