Pido disculpas a mis lectores por no haberme referido al tema Coronavirus hasta hoy, esto se debe a trastornos  de salud y tiempos vividos y, por sobre todo tener en cuenta que una opinión en este tema tan ignoto y cruel no es fácil de ser emitida, una,  por ser un virus desconocido con un poder de ataque que puede llegar a mortal  para el ser humano habitante de este mundo -hoy convulsionado- y como tal, tras su irrupción y propagación solapada hace de las suyas sin contemplación de sexo o edad, color de piel, o territorio invadido, ante la ansiedad y temor de un mundo castigado así sin cuestión y con poderoso poder de contagio sin prurito alguno por, en primer lugar, estar teñido de desconocimiento, obligando a hacer frente a esta ola a todo el abanico de trabajadores de la salud de quienes hasta llega a cobrar vidas y exigiendo al máximo a los científicos que con urgencias están hurgando su identidad con el fin de crear los instrumentos necesarios  para hacerle frente y así tratar de lograr su retirada que, de todas maneras, tras ella, dejará una aterradora cifra mundial de muertos.
Y entre los tantos afanes que pretenden ser esclarecedores que provoca esta pandemia en cuanto hace a su retiro a la brevedad, nos detenemos en uno que apunta a que puede suceder que tengamos que convivir con ella, cierto que ya munidos de la vacuna pertinente por la que están trabajando con apuro los científicos del mundo.
Por cierto que la lucha contra este enemigo invisible requiere no solo la atención del día a día o sea la tutela pormenorizada del gobierno nacional, que si así fuera suena a ópera prima, sino también el acompañamiento de la gente cumpliendo las normas que se le dicten y  con más razón aquellas que pretenden evitar el contagio de persona a persona algo más que importante y en este sentido consideramos que usted y yo hemos comprobado que en nuestro país esto se viene logrando mediante la implementación de la cuarentena y sus normas rigurosas pero más que entendibles, sin embargo y a pesar de lo que se viene obteniendo que es todo un éxito si se tiene en cuenta la idiosincrasia argentina de asomarse con fervor a la  vidriera de enfrente y querer emular artes y partes de un primer mundo, no están faltando quienes han entrado a rivalizar con las autoridades de turno castigando la estricta cuarentena utilizando una acumulada impaciencia a través de comentarios y explicaciones mediáticas y en redes que incrustan gotas crueles por su prosecución en el sentido de opacarla tal vez pergeñando rédito político a futuro o la pandemia económica que ya nos está inundando.
Cierto es que tantos días de cuarentena rigurosa se van haciendo duros pero, como es de público conocimiento, el gobierno nacional por ello y en consonancia con los gobiernos provinciales está abriendo sin prisa pero sin pausa, puertas de liberación para ir apaciguando dos vertientes, una la  ansiedad lógica que produce la cuarentena rigurosa que puede afectar la salud de la gente y, por otra parte, el para nada sencillo y si acuciante y vital problema de ir restañando la profunda herida a la economía que la lucha contra el coronavirus, en la que se invirtió y sigue invirtiendo abultadas sumas de dinero para contar con la infraestructura imprescindible que mueve al sector sanitario en pro de salvar vidas.
Es de hacer notar que en todas sus decisiones el presidente de la nación, Alberto Fernández y su gabinete, está en permanente consulta con las provincias una decisión que habla a las claras del impulso democrático-federal del gobierno nacional y es así es como se ha empezado a flexibilizar la cuarentena, paso a paso, en los territorios geográficos que están sufriendo el menor castigo de la pandemia y, por lo tanto con
menores posibilidades de contagio, siempre, claro está, a pedido de esos territorios en donde  también se van  habilitando paso a paso pero con urgencia, las distintas fuentes de producción
En cuanto hace a nuestra provincia, Misiones, cabe señalar que con solvencia el gobernador Oscar Herrera Aguad personalmente y su elenco gubernativo están transitando en calma y unidad de criterio la pandemia que no habiendo castigado fuertemente a los misioneros ha permitido que se vaya flexibilizando la cuarentena.
Cerrando la nota, no se puede dejar de señalar la cobertura periodística nacional y provincial que ha ido acompañando y que ha permitido que casi todos los hogares, en especial por parte de la televisión y radios, se han visto más que informados, super informados y como la crítica que tiende a construir pasa a ser constructiva, desearíamos que en atención a la ansiedad que puede vivirse  por el encierro y para que no derive en angustia para los más sensibles, no se machaque tanto sobre las muertes en el mundo y, en especial, en nuestro país y si se de gran difusión a la cifra de enfermos que se están recuperando, que al estar por número que hoy jueves nos han dado, pasa los novecientos casos en nuestro país y que nos dan la noción de un trabajo de envergadura por parte de la gente que atiende la salud y que puede constituir un broche de orgullo de como se está llevando adelante y con éxito operativo.
Por otra parte con la cobertura periodística nacional, provincial de nivel que se ha recibido y se está recibiendo ¡que más se puede pedir! Ya que ha inundado casi todos los hogares que con la televisión se ven más que informados, super informados.
Que vivamos el tiempo de la pandemia cumpliendo con las normas que nos imponen que, por supuesto, son para bien de todo y no para mal de ninguno recordando aquello que decía. «Los hermanos sean unidos, esta es la ley primera porque si ellos se pelean los devoran los de afuera».

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Categorías: Columnas de Opinión
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