Agenda cultural
Esteban Abad nació en Santa Fe en 1942, completó allí sus estudios secundarios y al terminarlos decidió viajar por todo el país . Luego de semejante periplo, decidió también afincarse en Posadas, en el año 1977. Ya en el 2017 adquiere la ciudadanía misionera por «posesión treintañal», lo que nos ha dado a unos cuantos que estamos en esa condición jurídica un título adquisitivo de nacionalidad. No se cuando incursionó en la escritura, pero se hizo escritor y seguramente durante el viaje por el país, se hizo periodista. Escritor y periodista no se hacen, pero es un decir al no conocer más detalles. Esteban ha sido un promotor cultural en la Provincia y desde su función periodística ha dado un gran apoyo a escritores y grupos literarios. Muchas veces ha venido a nuestra Feria a presentar sus libros. Este año presentó «Cuentos galardonados» , merecidamente galardonados. Esteban Abad impresiona por su sensibilidad y destreza en el manejo de los cuentos, en el rescate de leyendas y creencias populares, en el reconocimiento a personajes cotidianos, como la chipera, el tarefero, el clown, la pícara adolescente que desde un tren lo conquista con una ¡coca cola! (algo prohibido por desconocerse la fórmula), el homenaje a Ramón Ayala recordando sus textos musicales. Además sutiles textos con contenidos en pos del cuidado del ambiente , como el reflexivo «feliz día de la primavera» que dedica a las nietas, una imprecación, o casi una oración, puesto que hasta termina con un Amén.
El increíble destino de «su árbol» de mandarina cuyo pedazo de tronco terminó en el Museo Provincial de Bellas Artes (¿de Santa Fe?) .El mito agorero del mes de agosto y por supuesto que entre las leyendas no podía faltar el lobizón haciendo estragos, discriminando entre casadas y solteras , hasta que la solución fue la muerte de un aguará-guazú para que sus despojos mortales se mostraran como los del lobizón y terminara así con el miedo de los vecinos. También el autor recuerda la misión sagrada del mainumbí , algo más que una hermosa avecilla, por la cual todos nos cuidamos de pisar las flores. Y de paso, como es que el pombero y el curupí se sienten invadidos por una costumbre extranjerizadora como es el «halloween» y se entabla una lucha de exterminio de sus manifestaciones (la calabaza luminosa, el dragón , la bruja, etc.) donde la «corrección» de hormigas tiene un papel preponderante . En la tapa del libro anuncia que incluye los 3 cuentos con los que participó en los Concursos navideños de Alem. Merecidos galardones , pero el cuento con el que inicia el libro, considero que vale el libro: «Un mate con media carga de yerba» (El viejo tarefero). Abad delata su espíritu observador, su empatía por este ser que empieza siendo pobre y termina más pobre después de haber dejado su vida para los dueños del oro verde. Este cuento inspira ternura y nos duele en el alma.