Agenda cultural
En esta segunda parte, seguimos disfrutando de los Cuentos Misioneros II de Cruz Omar Pompilio, cordobés, afincado en Puerto Iguazú…  Todos sabemos del hechizo de la tierra colorada: los que vienen no se van más, o si se van, vuelven. Pompilio es un misionero más, que se inspira en esta bendita tierra. Del primer tomo de Cuentos Misioneros,  analizamos  en nuestra columna del Semanario anterior, algunos cuentos de los nueve que publica el autor. Abordamos ahora , del Tomo II,  cinco cuentos,  que se nos aparecen con la impronta del primero, con el tema del amor que da origen a todos los cuentos, el amor expresado o insinuado siempre,  en toda su amplitud, el cotidiano, el frustrado, el  apacible, el tumultuoso, todos  tiñen de alguna manera el cuento y determinan su final.  Porque  en estos cuentos está  también la sorpresa del final,  que obliga al lector a repensar el cuento y ver el otro lado que no  vio. Aquí  está la destreza del autor que sin engañar al lector, lo deja acompañarlo  durante  la trama, que puede tener más conflictos de los que uno ve. Por ejemplo, en el primer cuento «Abejas», ese título nos distrae de la historia que se va escribiendo, la que va tramando el autor que nos hace pensar en dos personajes que no se conocían y que entablan una relación profesional  por ser  apicultores. El autor desarrolla  una trama tranquila,  que la  vamos  aceptando, porque todo se desarrolla con  normalidad. Hasta que dos  líneas del final nos pone frente a  otra historia,  impensada,  futura,  y  posiblemente trágica.
El segundo cuento  «Mujeres» creemos imaginar el triángulo amoroso, aunque no se lo explicite, a  través  de todo  el conflicto que viven ambas mujeres. Una,  discapacitada. Pero el tercero en discordia es eso nada más,  un ausente del texto que se deja amar. El tercer cuento «Camaleón» da lugar a cualquier interpretación del lector y a una sonrisa también. El suceso que le da pie, fantasioso, increíble,  lo padece el «hechizado»,  que con ello ha conseguido  un poder superior,  que todos temen y que lo separa de la realidad común.  Para romper el hechizo,  el amigo periodista se  expone   a  dar publicidad  ese  hecho bochornoso , porque si no lo hace él también tendrá «algunos  problemas, pero bastará que mientas bien, para que te dejen tranquilo»… El cuarto cuento  «El Querido Tío Julián»  se va desarrollando según su muerte súbita, anunciada desde tiempo atrás por el mismo tío, que quiso despedirse de todos. El sobrino (que va contando esta historia)  también lo despide, lo hace con  dos hechos vejatorios, que una vez desarrollada la historia, comprendemos el por qué.  El amor también lo redime por un tiempo pero también lo abandona . El quinto cuento «La Chica Que Corría»  parece que corre para poder soñar,  ella dice que corre por correr. Detrás de todo está una familia,  un esposo  materialista  y una vida que apenas soporta.  Si no fuera  porque corre…

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Categorías: Columnas de Opinión
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