A pesar de que hace varios años cayó en desgracia y vive en absoluta indigencia, sus vecinos lo aprecian y tratan de asistirlo en lo que pueden, ya que siempre fue muy educado y solidario. En cambio, guiados por el racismo, otras personas lo molestan y amedrentan constantemente.
En esa dualidad social transcurren los días de Frederic “Fredy” Inocent, quien nació en Liberia, África, y a principios de los años 90 llegó a Argentina como refugiado de guerra.
Tras residir un tiempo en Buenos Aires, finalmente recaló en Oberá y durante varios años trabajó para un conocido empresario. Tras el fallecimiento de su patrón, el extranjero quedó en la calle, fue víctima de prejuicios y persecución.
Le fue imposible reinsertarse laboralmente y desde hace más de una década reside bajo una carpa plástica en la más absoluta miseria.
En ese contexto, diariamente se lo veía transitar por la zona del kilómetro 10, donde reside, con rumbo al centro para pedir comida en diferentes comercios.
Pero hace varios días que sus vecinos no lo ven y comentaron que temen que Fredy haya sido víctima de sujetos que solían amenazarlo y agredirlo.
“Hay una patota que siempre lo molesta, le tira piedras y un par de veces lo atacaron con palos y lo lastimaron mucho. Fredy los enfrenta porque es muy grandote y no tiene miedo. Le tienen bronca porque muchas veces él defendió a otra gente que molestaban los mismos. Se burlan de su color de piel, le insultan y le dicen que vuelva a su país”, comentó una vecina. En diálogo con El Territorio, la mujer mencionó que “hace unos días Fredy contó que lo habían amenazado de muerte. Le dijeron que le iban a machetear y ahora hace días que no lo vemos”.
Pesares
Varios testimonios coincidieron en que el inmigrante africano no acepta comida de ningún vecino, porque dice que años atrás alguien lo quiso envenenar y estuvo varias semanas internado, por eso sale a pedir comida al centro. También se quemó su vivienda y siempre sospechó que fue intencional.
A consecuencia del destrato de algunos, dejó de relacionarse con la gente y se limita a saludar a los conocidos, siempre con respeto. A los chicos les pregunta por sus estudios y muchos recuerdan que en tiempos mejores daba clases particulares de inglés.
Además habla fluidamente francés y portugués, y aseguran que en su país asistió varios años a la universidad.
“Lo conozco gracias a Jesús, porque compartimos muchas charlas. Hoy muchas veces lo echan de lugares por su apariencia exterior y su disminuido castellano, ya que no habla fluidamente con otros. Se burlan de él porque anda cantando alabanzas cristianas en francés y dicen que habla solo, pero es con Dios con quien habla”, comentó un viejo amigo.
Causa judicial
En septiembre del 2014, este matutino se contactó con el Consulado de Liberia en Buenos Aries, donde confirmaron su nacionalidad.
“Conocemos bien la historia de Fredy. Llegó a país hace unos 20 años, trabajó en Buenos Aires, después se fue al Brasil y de ahí llegó a Misiones. Lo conocimos como un hombre muy educado y trabajador. Es una lástima su situación actual”, confirmaron por teléfono desde la sede diplomática.
Por la misma época, el juez de Familia de Oberá, José Moreira, inició una causa tendiente a preservar la integridad de Fredy. Incluso se dio intervención a organismos de Derechos Humanos y se fijó un defensor oficial, quien propuso su internación, medida que consideraron inapropiada.
Luego, el expediente se fue diluyendo y la situación de indefensión persiste, agravada por el temor actual de los vecinos sobre su presunta desaparición.
En tanto, vecinos del kilómetro 10 mencionaron que el sujeto nunca denunció las amenazas y agresiones, puesto que en el pasado habría sido víctima de apremios policiales y eso resintió su relación con las autoridades.
Por Daniel Villamea
Corresponsalía Oberá
Territoriodigital.