Hace tres años amaneció gris y frío, con un manto de densa niebla que ascendió desde el río Uruguay y cubrió cada rincón de Panambí. Pero la pequeña Bianca Knack (12) se levantó entusiasmada porque portaría la bandera de Misiones en el acto del pueblo por el 25 de Mayo, representando a la Escuela 402 del kilómetro ocho.
Doce horas después, cinco encapuchados irrumpieron en la vivienda de la familia y desataron el infierno que costó las vidas de la pequeña, sus padres y su hermano mayor.
“Yo llegué a preguntarles a mis padres qué pasó. Me contaron que los delincuentes entraron por la puerta de atrás y los sorprendieron. Eran cinco y automáticamente separaron a los hombres. A Cristian le golpearon con una barreta que trajeron ellos. A mis padres los ataron y a mi hermanita la pusieron en una mesa y la torturaron con fuego, adelante de ellos”, recordó Carlos ‘Nano’ Knack (26), el único sobreviviente de la masacre de Panambí.
A tres años del horrendo hecho, Carlos reconoció que por las noches lo sobresaltan pesadillas que reviven aquellas imágenes de sus padres y hermanos quemados vivos, entre gritos de agonía.
“Es algo que nunca me voy a olvidar. Estaban sin ropa porque el fuego quemó todo, estaban carbonizados y se revolcaban del dolor”, alcanzó a decir abatido por la angustia, al tiempo que subrayó el pedido de justicia para su familia: “Sólo quiero que los culpables paguen”.
Por estos días, los integrantes del Tribunal Penal Uno se hallan ultimando los detalles para fijar la fecha del debate oral y público, que podría realizarse luego de la feria judicial, posiblemente a mediados de agosto.
Planteos rechazados
Ocurre que fueron denegados todos los planteos de nulidad presentados por las respectivas defensas de los tres imputados, como ser la declaración que realizó Cristian Knack días antes de morir y la llamada anónima a la comisaría de Panambí que derivó en las detenciones en San Javier.
Tampoco se puede soslayar que ya se cumplieron tres años del hecho, límite legal para la prisión sin sentencia. El expediente N° 31.593/2016 está caratulado “robo, homicidio calificado y otros delitos”.
La causa tiene como imputados al ex prefecto Pablo Julio Paz (52), a Juan Godoy (47) y al chapista Marcial Alegre (47), quienes al momento del hecho residían en la localidad de San Javier.
Actualmente, el primero está alojado en la Unidad Penal VII de Puerto Rico, mientras que los restantes acusados permanecen detenidos en la Unidad Penal II de Oberá.
La denominada masacre de Panambí costó las vidas del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca, quienes fueron torturados, amarrados y quemados vivos en su vivienda del kilómetro 7 de la ruta provincial 5.
Por la complejidad de una causa con cuatro muertos y circunstancias tan aberrantes, en casi tres años el expediente trajinó por los juzgados penales de Oberá y finalmente recaló en San Vicente, donde se concluyó con la instrucción.
La masacre
En la mañana del 25 de mayo del 2014, Cristian Knack viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para cobrar un lote de madera vendido a un corralón de Buenos Aires. El muchacho regresó con 300 mil pesos en efectivo, más cheques por alrededor de 160 mil pesos.
Alrededor de las 19.30 del mismo día, minutos después de haber regresado, se sentó a comer una porción de torta que su mamá había preparado por el cumpleaños de su hermano, el día anterior.
Mientras tanto, su papá, su mamá y su hermanita miraban televisión en el living. Fue entonces que los cinco encapuchados los sorprendieron, ingresando por el fondo de la casa.
“Yo me salvé porque justo estaba en la casa de mi novia, sino tampoco estaría acá”, reconoció Carlos Knack.
Esa noche llovía y hacía frío. A eso de las 20, el celular de Nano sonó y era una vecina que le dijo que habían asaltado a su familia.
“Cuando llegué a mi casa no entendía nada. Vi a toda mi familia quemada, mi mamá no tenía ropa en el cuerpo y mi hermanita se revolcaba de dolor. Es una imagen que nunca me voy a olvidar. Muchas veces tengo pesadillas con esas imágenes”, reconoció.
En tanto, Cristian habría declarado que su papá luchó con los delincuentes y logró quitarle el pasamontañas a uno. En este punto entra la figura del “prefecturiano o ex prefecturiano” a quien identificó en su declaración ante la Policía, días antes de su deceso en el hospital Madariaga de Posadas.
Pruebas y dudas
Según el expediente, las principales pruebas contra los tres imputados se circunscriben a una fracción de huella de Paz en una caja de zapatos donde Knack guardaba el dinero y al resultado de las pericias de ADN al que fue sometido un trozo de media fina que habría sido utilizado como pasamontaña por los homicidas. En el mismo género se halló en simultáneo ADN perteneciente a Paz y a Godoy.
“La llamada anónima dirigió el accionar de la Policía hacia San Javier, donde detuvieron a Paz y a Godoy sin que existiera denuncia ni investigación previa que hiciera posible incriminarlos en el hecho”, subrayaron desde su defensa.
Con relación al llamado anónimo, fue recepcionado en la comisaría local el 26 de mayo a las 18.30, cuando una voz masculina indicó: “Hola oficial, llamo para aportar datos, tome nota. En San Javier hay un tipo que se llama Marcial, tiene un taller de chapa y pintura, ahí en un tráiler están las armas y la plata que robaron ayer en Panambí”. El uniformado le solicitó que se identificase y el desconocido cortó la llamada.
El 27 de mayo la Policía allanó el taller de Alegre, pero este se mantuvo prófugo por una semana. En el lugar los efectivos encontraron algunas armas, pero no dinero.
Esa misma mañana, Paz fue detenido en el taller. Luego declaró que sabía del procedimiento y fue al lugar para ver qué pasaba, ya que había dejado un auto para reparar. Minutos más tarde, en el semáforo de Roque González, también en San Javier, fue detenido Godoy circulando con su automóvil Volkswagen Bora.
Tres de los cinco sospechosos
Según el propio Cristian Knack, fueron cinco los delincuentes que irrumpieron en su casa, aunque hasta el momento son tres los implicados.
En tanto, fuentes del caso relacionar la masacre de Panambí con otro hecho registrado el 16 julio de 2015, cuando Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29) fueron asesinados a balazos en su chacra de Paraje Samambaya, localidad de Los Helechos.
Días después fueron detenidos Jorge Miguel C. y Sergio Elías M., quienes hasta entonces no habían sido implicados en el cuádruple homicidio de los Knack.
Pero en agosto del 2015, la jueza interviniente le tomó testimonio a un sujeto identificado como Samuel M., quien manifestó haber escuchado que su compañero de celda, Jorge Miguel C., reconoció en una conversación entre detenidos que participó de la masacre de Panambí junto a Sergio Elías M. e incluso dio detalles sobre la seguridad de la vivienda, pero finalmente la versión se fue diluyendo y no prosperó en el voluminoso expediente judicial.
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