Un abuelo sentado en la tribuna le cuenta a su nieto que su papá jugó en esa cancha. El nene no dimensiona tanta historia y vuelve al picado con sus amigos, en un costadito del estadio. 
Imposible resumir tantas anécdotas, campeonatos, triunfos y derrotas. Ayer, el Club Atlético Oberá cumplió 85 años de vigencia institucional y deportiva, con vaivenes como tantas instituciones, pero siempre protagonista.  
El Decano del deporte obereño fue fundado el 1 de noviembre el 1931, apenas tres años después de la fundación de la ciudad.  En su larga historia, alternó buenas y malas, al punto que casi perdió su sede por una transacción fraguada por inescrupulosos. El hecho trascendió en los medios y, unidos por el amor a la camiseta, un grupo de socios y simpatizantes se reunió para resistir el atropello y lograron el amparo de la Justicia.
Recién en 2014 quedó firme la sentencia del Superior Tribunal de Justicia (STJ) a favor de Atlético Oberá y la institución recuperó oficialmente la cancha y todas sus instalaciones. 
En dicho lapso y a instancias de la Junta de Estudios Históricos de Oberá, el Concejo Deliberante de esta localidad lo declaró como Sitio Histórico.
Paralelamente a la cuestión judicial, en los últimos años el club se reposicionó tanto en lo deportivo como institucional, es protagonista de la Liga Obereña, disputó torneos provinciales y regionales, y cuenta con un semillero de 300 chicos. 
La renovada dirigencia realizó gestiones ante el Gobierno provincial y en agosto pasado el propio gobernador Hugo Passalacqua inauguró una nueva tribuna. 

La primera cancha
Cuenta la historia que el inicio el Club Atlético Oberá no contaba con un terreno propio para construir su cancha, por lo que en la primera reunión de la comisión directiva decidieron solicitarle al vecino Aurelio Bárbaro un predio ubicado en la actual avenida Libertad e Italia. 
El terreno no era el más apto porque estaba inclinado, pero sirvió para los primeros partidos. Luego la institución se trasladó un par de cuadras más arriba para asentarse definitivamente en su tradicional estadio, sobre avenida Andresito, que lleva el nombre Alfonzo Feversani. 
El Decano aglutinaba las actividades sociales del pueblo y realizó eventos solidarios. Cuentan que la primera acción fue colaborar con la Escuela 185 para concretar el alambrado del su predio, por lo que organizaron quermeses para comprar los materiales. 
Años más tarde, con la fundación del Club Ex Alumnos 185, se gestó una rivalidad deportiva que perdura y genera atracción cada vez que se enfrentan.

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