El Año Santo de la Misericordia es una oportunidad para animar y orientar la vida de cada comunidad eclesial, sabiendo que el Jubileo de la Misericordia nos ofrece la posibilidad de enriquecer y promover a las familias con actitudes misericordiosas: mirando y contemplando de manera agradecida, positiva y realista lo que allí acontece; cultivando los vínculos entre los esposos y de los padres con sus hijos en un clima de misericordia y perdón; incluyendo misericordiosamente a los abuelos en el ámbito vincular de la familia; acentuando una comunicación sencilla y más afectiva que descubra el lenguaje del corazón y preparando caminos para el encuentro familiar con Jesús.
Consideremos ahora, las Obras de Misericordia Espirituales y las acciones sencillas que podemos intercalar en nuestra vida personal, cotidiana y comunitaria: Dar Buen Consejo Al Que Lo Necesita. Nos dice la Palabra de Dios: «Hay engaño en el corazón de los que traman el mal, y alegría para los que dan consejos saludables […] Un hijo sabio recibe el consejo del padre, pero el insolente no escucha el reproche […] El necio desprecia el consejo de su padre, el que acepta reprensión se muestra prudente […] Escucha el consejo y acepta la corrección, y al fin llegarás a ser sabio» (Pr 12,20; 13,1; 15,5; 19,20).
Algunas acciones concretas: 1- Desde tu capacidad profesional (abogado, psicólogo, docente, etc.) ofrece tu servicio gratuitamente de asesoría, enseñanza. 2- Participa y colabora en los servicios de consultoría parroquial, instituciones, etc. 3- Ofrécele a tu hijo un tiempo generoso de escucha para dialogar cordialmente. 4- Busca un tiempo prudente para acercarte a tus vecinos, escucharlos, animando a los más débiles y sufrientes. 5- El que sea sacerdote u Obispo, ofrezca un tiempo para el diálogo prudente con el que quiera acercarse. Enseñar Al Que No Sabe: Leemos en la Palabra: «El que respeta al Señor aprenderá a actuar rectamente e iluminará a otros con sus enseñanzas» (Eclo 32, 16). Algunas acciones concretas para intercalar en nuestra vida: 1- Colaborar en algún servicio de ayuda escolar, en tu comunidad parroquial, o en alguna de las sociedades intermedias que la ofrezcan. 2- Ofrece tu tiempo y disponibilidad como catequista en tu comunidad. 3- Conforme tu capacidad e idoneidad, ofrece ayuda, un curso, etc. 4- Ayuda a algún compañero de curso de estudio para progresar en lo que no sepa o se le dificulte aprender. Corregir Al Que Está En El Error: Leemos en la Palabra de Dios: «Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano» (Mt. 18,15). Algunas acciones: 1- Visita al «director espiritual» para disponerme a la corrección de mis errores. 2- practica la corrección fraterna en clima de oración y discernimiento ante la Palabra de Dios. En la practica de las obras de misericordia vamos descubriendo en nuestras vidas que el Dios de la Misericordia nos da la oportunidad de compartir el amor que de Él recibimos y con el que nos cuida. (Conferencia Episcopal Argentina, Oficina del Libro, Misericordiosos como el Padre, 2015).vera

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Categorías: Columnas de Opinión
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