Mi intención hoy, querido lector, es que recordemos juntos este artículo y reflexionemos sobre nosotros mismos. Fernando Savater, filósofo español, que en 2006 nos regaló un texto por demás interesante… En una conversación con satanás ahonda sobre el pecado, o la búsqueda de saciar deliberadamente un deseo incontrolado.
Según Savater, la humildad es fuerza. Y sostiene que al humilde lo apoya todo el mundo, mientras que el soberbio está completamente solo, desfondado por su nada. Puede ser inteligente, pero no sabio; puede ser astuto, diabólicamente astuto quizá, pero siempre dejará tras sus fechorías cabos sueltos por los que se le podrá identificar.
Estos pecados son presentados en un orden distinto del que los presentaba el Catequismo antiguo, que estudiábamos de chicos antes de recibir la Confirmación.
El orden seguido por el autor es este:
1º) la soberbia
2º) la gula
3º) la avaricia
4º) la ira
5º) la lujuria
6º) la pereza
7º) la envidia
Después de una clarificadora introducción y haber desarrollado el significado de cada pecado, el autor agrega tres capítulos, en los que da su propio parecer y el de conocidos escritores para ayudar a comprender las situaciones que se fueron formando alrededor de cada tema.
Cita, por ejemplo, a Dante Alighieri, Konrand Huxley, Enrique Pinti, Rivera Letelier, Aristóteles, Mahatma Gandi, César Lombroso, Denis Diderot, Napoleón Bonaparte, Madame de Maintenon, Jacobo Bossuet, C. Aneo Senaca, sólo para nombrar algunos.
Realmente desde un principio él toma como puntos básicos de su selección y de sus explicaciones las tres religiones monoteístas: el Islamismo, representado por Omar Abbaud; el Judaísmo, representado por el rabino Daniel Goldam y el Cristianismo, representado por él mismo, a pesar de su proclamado agnosticismo, o mejor dicho, él toma el papel de representante del pensamiento de filósofos, sabios, políticos, patriotas y religiosos, que, a través de los siglos, han tenido alguna relación positiva o negativa con el Cristianismo o con el quehacer social de cualquier especie: política, patriótica, literaria, artística o técnica.
En cuanto a los discursos introductorios a cada pecado, así como en los 10 mandamientos estaban formados por diálogos imaginarios del autor con Dios, aquí son diálogos reales del autor con Satanás, que lo visita personalmente y que discute con él sobre el tema a tratar. Y, a pesar de no estar siempre de acuerdo sobre las consecuencias de los pecados para la sociedad, hay entre ellos una cierta cordialidad en el lenguaje y en la manera de reconocer los límites humanos para comprender y actuar.
En el desarrollo filosófico de los temas trasunta un cierto optimismo en el tratamiento de los pecados, por ejemplo cuando hace notar que a cada pecado en la vida corresponde una virtud opuesta: soberbia – humildad; gula – abstinencia; ira – tolerancia; avaricia – generosidad; lujuria – pureza; pereza – laboriosidad; envidia – amor.
A pág. 152, interpretando en clave actual los pecados tradicionales, el autor los enuncia de esta forma:
1) fundamentalismo
2) corrupción
3) indiferencia
4) consumismo (avaricia – envidia – gula)
5) egoísmo
6) falsedad
7) relativización
En cuanto al Diablo en clave postmodernista lo define de esta manera: «Extraordinario gerente de marketing que ha logrado vender cada vicio como una virtud» y dice, como ejemplos de ello, que la soberbia se transforma en autoestima, la envidia en justicia democrática y la ira en intolerancia de los males del mundo.
En fin es un libro que merece ser leído dos veces para comprenderlo en toda su riqueza intelectual, espiritual y literaria.