Regis Debray (escritor y filósofo francés) Clarín «Zona» 4/4/99
…Tener ideas sugeridas por otros y creerlas espontáneas es la ilusión propia del sonámbulo…»…»Cabe decir que una cabeza está americanizada cuando sustituyó el tiempo por el espacio y la historia por la técnica. Así es como aparecen «las poblaciones», como se llaman los pueblos achatados, desconectados de su pasado y por consiguiente de su identidad. Las poblaciones se descomponen a su vez en víctimas y refugiados, cuando están del lado bueno, del nuestro y en elementos fanatizados y cabecillas en caso contrario. De ello resulta una visión del mundo de sobrevuelo, de donde ha desaparecido todo contexto sociopolítico…
Y tras la cita Debray con esta medulosa opinión política de tiempos de fines del siglo XX, opinión que pareciera tener sustento aún en estos tiempos, hoy, que nos propusimos recordar a quien inquietó y asombró a conspicuos pro-hombres fuertes del virreinato español montado en el Río de la Plata que caía en precipicio junto con su rey en España, utilizando para ello intelecto, literatura, pasión y coraje en lugar de armas que mejor que retroceder al siglo XIX y como para evitar estar desconectados del pasado y cumplir con el recuerdo entendiendo que bien puede ser don Mariano Moreno el gran precursor político fanatizado en hacer de aquella colonia española en retirada un país, su país y el de la camada de criollos descendientes de aquellos “mancebos de la tierra” (Enrique de Gandía) que desde Asunción acompañaron a Juan de Garay fundando Buenos Aires, un pueblo libre e independiente y darle publicidad a los actos de gobierno de la Primera Junta a través de la Gaceta de Buenos Aires por él fundada, cuyo primer número fue editado el 7 de junio de 1810 . Su lema: «Tiempos de rara felicidad, son aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo» ( Cornelio Tácito) Historiador romano) . Y como para darle más énfasis a nuestra mención de precursor político, bien vale esta frase en ese primer número: ¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?… Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de la Gaceta de Buenos Aires». (Mariano Moreno, Gaceta de Buenos Aires del 07 de junio de 1810)
“Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego” fue la frase que graficó la tragedia tras la muerte de Mariano Moreno” pasemos a los datos puntuales de su biografía para esta recordación.
A la madrugada de ese 4 de marzo de 1811, en alta mar, dejó de existir el doctor don Mariano Moreno, durante la travesía emprendida en misión diplomática, hacia Inglaterra, tras de haber prodigado su salud en el desempeño de tareas agobiadoras en la Secretaría de la Junta de Gobierno que se creó el 25 de Mayo de 1810, en la dirección de La Gaceta y en tanta otra vasta labor gubernativa como la realizada por él en poco más de medio año de su actuación insuperada e insuperable. Moreno opuso al régimen de la Colonia, reaccionario y absolutista, la organización de la libertad, manteniendo los cauces abiertos para las reivindicaciones del pueblo. La República Argentina nació así, modelada por sus ideas, como algo profundamente distinto de lo que se dejaba atrás, al ascender a la jerarquía de nación libre y soberana.
Nació en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Cursó sus estudios en el Colegio de San Carlos y más tarde en la Universidad de Charcas. Se doctoró en teología y en derecho. En 1805 regresó a Buenos Aires, dedicándose al ejercicio de su profesión. Bien pronto su fama corrió por sus escritos en causas de derecho público y privado. Redactó una Memoria sobre las Invasiones Inglesas que “aunque breve es valiosa por las observaciones y consideraciones que formula”. En ese escrito demuestra, en defensa del pueblo”, que la rendición de Buenos Aires se debió a la culpa exclusiva de las autoridades. “Pocos pueblos han sufrido tantos ataques –explica el mismo- ni los han resistido con tanta gloria, y quizá es Buenos Aires el único que con sus propios (fondos del cabildo) ha mantenido regimientos que defendían siempre sus fronteras”. En un famoso escrito o alegato Representación de los hacendados, que dio en 1809, propiciaba la necesidad y demostraba la conveniencia de la libertad de comercio “con él replicaba a los argumentos del apoderado del Consulado de Cádiz, Miguel Fernández de Agüero que defendía la posición monopolista de aquella institución e impugnaba el dictamen del Consulado de Buenos Aires que había aceptado la proposición del virrey de admitir el comercio con los ingleses pero bajo grandes restricciones”. Su brillante autor quiso publicar su trabajo, pero el virrey no lo autorizó, aunque copias del original se difundieron en el Río de la Plata y en el extranjero. Ricardo Levene ha dicho al respecto: ”Su lectura se impone como un documento de alta doctrina en el, que campean los principios de la economía clásica.” Al crearse el 25 de Mayo de 1810 por voluntad del pueblo la Junta de Gobierno –que tomó el título de “Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata”-, fue designado secretario de la misma. “El pueblo de Buenos Aires, reunido en la Plaza de la Victoria, imponiendo su voluntad al Cabildo que había asumido momentáneamente la autoridad suprema, proclamó su libertad política creando la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata, compuesta de don Cornelio de Saavedra, presidente; don Juan José Castelli, don Manuel Belgrano; don Miguel de Azcuénaga, don Manuel Alberti (sacerdote), don Domingo Matheu, don Juan Larrea, vocales y don Juan José Paso y don Mariano Moreno, secretarios, para ello la Junta desconoció la autoridad del Consejo de Regencia español y anunció el envío al interior de una fuerza armada para mantener el orden. El historiador don Bartolomé Mitre se refirió a este acontecimiento que la historia considera como el fenómeno político más grande del siglo XIX, diciendo ”como todas las grandes revoluciones sociales, que a pesar de ser hijas de un propósito deliberado no reconocen autores, la revolución argentina, lejos de ser el resultado de una inspiración personal, de la influencia de un círculo, o de un momento de sorpresa, fue el producto espontáneo de gérmenes fecundos por largo tiempo elaborados, y la consecuencia inevitable de la fuerza de las cosas”..
Tiempo más tarde, por diversas controversias, Moreno renunció al honroso cargo. Su renuncia no fue ni aceptada ni rechazada. El 24 de diciembre la Junta lo nombró representante de las Provincias del Río de la Plata en Gran Bretaña. Se embarcó el 24 de enero de 1811. Un mes después se sintió enfermo y entonces el capitán del buque le dio un remedio que le causó convulsiones y terminó por producirle la muerte. Sus secretarios, don Manuel Moreno y don Tomás Guido, comunicaron a la Junta el fallecimiento, desde Londres, el 17 de mayo de 1811 con los siguientes términos: “Este terrible acontecimiento sucedió el día 4 de marzo último, cuando aún navegábamos fuera de los Trópicos. Ha llenado nuestro espíritu de la más desolante aflicción y nos ha sepultado en una amargura tan grande cuanto ha sido la pérdida que la Patria ha hecho de un hijo que vivió siempre devorado de los más ardientes deseos de su felicidad que la sirvió de un modo puro y ejemplar…”