Este martes 1º de marzo el intendente Carlos Fernández dejó formalmente inaugurado el año parlamentario 2016 al dar su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante de la ciudad de Oberá. Sin abandonar su habitual medio tono contemporizador, Fernández detalló los números en rojo que heredó de su antecesor Ewaldo Rindfleisch (sin nombrarlo), se preocupó por dejar en claro que ahora hay un municipio reordenado y apostó a un promisorio futuro en base al trabajo en conjunto.
Pasadas las seis de la tarde del martes el alcalde brindó su alocución ante los nueve ediles asumidos el 10 de diciembre pasado (9 oficialistas y 1 opositor), periodistas, algunos dirigentes políticos y ante el escaso público que se acercó a la Casa de la Cultura de Oberá, devenida en nueva sede del parlamento obereño. A favor del aumento del número de sus integrantes-de 5 a 9-las sesiones del Deliberante se trasladaron a la Casa de la Cultura en la esquina de Jujuy y Gobernador Barreyro, a metros de las ruinas del viejo edificio municipal destruido por un sospechoso incendio en junio de 2009.
Fernández precisó que recibió un pasivo total de 53.714.344,36 pesos. Casi la totalidad de ese rojo-el 96%- pertenece a deudas con proveedores, sueldos y aportes previsionales de los empleados municipales. El resto corresponde a deudas “extrapresupuestarias” como descubierto bancario, deudas impositivas y cuentas de terceros.
“La totalidad de las deudas son exigibles, dijo, y a corto plazo”. Puso como ejemplo los 3 millones y medio que se le debe a la A.R.T (Aseguradora de Riesgo del Trabajo), producto de que la gestión anterior no pagó lo que correspondía entre abril y diciembre de 2015.
“En concepto de combustible heredamos una deuda cercana al millón de pesos”, continuó y eligió no avanzar en más ejemplos.
Fernández reveló que la municipalidad de Oberá cerró el ejercicio 2015 con un déficit fiscal de 29.428.724,30 pesos. Y completó el cuadro diciendo que se gastaron unos 30 millones de pesos más que lo que se recaudó. Y que al asumir la cuenta bancaria del municipio tenía un descubierto de 1.004.954,94 pesos.
Vale detenerse en esto: según lo descripto por Fernández el año 2015 fue un año de derroche y descontrol en las arcas municipales. Y 2015 fue un año electoral.
Luego, a favor de trasladar una idea de recupero del timón de mando, dijo que se logró hacer convenios con el 80% de los proveedores, que se reprogramó la deuda en cuotas sin intereses y que el goteo paró porque desde que asumió no se acumuló más débito.
Dio cuenta de trabajos realizados en sus primeros días de gestión poniendo el acento en la obra pública-en particular el arreglo de caminos urbanos y rurales-y en el trabajo de desinfección llevado a cabo en todas las escuelas en el marco de la lucha contra la propagación del dengue.
En el omega de su exposición y con un llamado a la convergencia de ciudadanos de todas las ideologías y espacios políticos, Fernández habló en conceptual sobre sus proyectos para el desarrollo de la ciudad.
Sin nombrar a Rindfleisch (alejado de Oberá y elevado a un cargo provincial por el gobernador Passalacqua), narrando las desventuras heredadas en un tono ameno y tratando de contagiar optimismo, Fernández tuvo que lidiar con un hueso duro de roer: luchar para dejar en claro que transita un campo minado pero sin olvidar que se trata de fuego amigo.
ÉI, cómo Rindfleisch, también es renovador.
(Por Walter Anestiades – Corresponsal de Misionescuatro)