La asunción de nuevas autoridades siempre genera expectativas, es algo nuevo que comienza y con ello también las esperanzas, las incertidumbres de cómo será lo nuevo, si mejor, igual o peor. Nadie lo puede adivinar y solo con el paso del tiempo se sabrá.
A nivel país comienza un nuevo modelo político y económico sobre el cual hay algunos sectores de la economía con grandes expectativas y otros sectores con mucha incertidumbre, en particular la clase media, la clase trabajadora. Esto se da porque un tiempo antes de asumir el poder y con algunos anuncios económicos previos provocaron una reacción en el conjunto de la economía a sabiendas que las culpas recaerían en gobierno que se va, y en realidad fue como tirar la piedra y esconder la mano.
Se cierran 12 años de un gobierno que por más que se niegue trabajo en la inclusión social, en una distribución más justa de la riqueza cuestión que fue motivo de discordia y fue la que le dio el nombre y el titulo: “a la brecha”. El estado se volvió injusto con los sectores de mayores ingresos, otorgándole beneficios a los sectores más marginales, como reivindicación de años de exclusión, como ejemplo vale mencionar las moratorias jubilatorias, a partir de las cuales las personas mayores, y que trabajaron toda su vida y sin recibir aportes de la parte patronal, se habían quedado fuera del circuito económico, y si se quiere también del social.
En Oberá también termina un periodo de 12 años de gobierno, quedando Rindfleisch en la historia, como el único intendente que gobernó más tiempo el municipio. De ahora en más la nueva gestión que asumió Carlos Fernández, será comparada con la deja Rindfleisch. Será mejor o será peor, solo con el correr del tiempo se sabrá, pero nunca es bueno recurrir a los apresuramientos y es necesario darle tiempo a las cosas y a las gestiones de gobierno en particular.
La asunción de Hugo Passalacqua es distinta y tiene otra dinámica. Desde el inicio de su candidatura a gobernador había proyectado su gestión, siempre escuchando a las instituciones intermedias, escuchando las voces de la calle, sus necesidades, sus sueños y a partir de allí armó su idea de gobierno, con sencillez y con la humildad que muy pocos gobernantes asumen de que no lo saben todo y que siempre es mejor escuchar que dar recetas milagrosas.
Passalacqua, por lo que vino demostrando en toda su trayectoria política, se basará en las realizaciones más que en la exposición mediática. Es su impronta, es su característica; confiado que, desde la humildad de escuchar y estar cerca de la gente, es la mejor manera de gobernar. Y como es conocida su fe religiosa, seguramente en sus decisiones siempre estará presente, que la voz del pueblo, es la voz de Dios.
Un modelo opositor diferente
En estos años de democracia, se comienza a sentir la madurez en los dirigentes políticos. Saber que se debe gobernar para el pueblo y respetar el voto, el pronunciamiento popular, que opera con premios y castigos; más allá de que se pueda equivocar o no, porque en definitiva los beneficios o consecuencias siempre las asume y las termina pagando el pueblo.
Por ello, mas allá de las disidencias y preconceptos, es necesario siempre pensar en el bien común, en el mandante. Y en reconocer las cosa que se hicieron bien y en las cosas que son necesarias corregir. Las confrontaciones por intereses políticos y personales son estériles, y no conducen a nada. La dirigencia política debe madurar, para que la sociedad en su conjunto lo haga, sin mezquindades, sin personalismos ni eslogan de campaña.
Por ello es destacable lo señalado por el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, quien pidió ser leales al pueblo y «actuar con coherencia». Habló de tener un espíritu colaborativo con el pueblo que eligió un camino con la nitidez de los votos y expresó: “quiero decir como jefe político del proyecto renovador que he sugerido apoyar todas las iniciativas del nuevo presidente. Creo que no debe haber contradicción, sino coherencia”.
Rovira expresó que “renace una nueva esperanza en la provincia y en la Nación. Debemos cuidar de acompañar a todo el deseo de un pueblo, que es el deseo de lo mejor”. Refiriéndose al gobierno electo en la Nación, opinó que “si todavía no han dado los primeros pasos y los primeros alientos, no rompamos la iniciativa. Yo creo que es de buena gente facilitar el acceso para que las cuestiones pendientes formen parte de una nueva sociedad”.
Finalmente consideró “que el rencor y la incomprensión son cuestiones que merecen ser atendidas y subsanadas para el bien de nuestra provincia, de nuestra Nación y de nuestra República”.
Si bien es bueno que exista la oposición, que marca errores y límites, nunca es bueno oponerse y actuar para que al gobierno de turno le vaya mal. Porque detrás de todo ello está la gente; que no solo sirve para votar, tiene sueños, tiene esperanzas, y quiere fundamentalmente, un mejor futuro.